El cielo y el infierno de Derrick Rose
Fue el MVP m¨¢s joven de la historia y estaba llamado a dominar la NBA, pero se vio inmerso en una espiral de lesiones de la que jam¨¢s sali¨®. Ahora dice adi¨®s tras 16 temporadas a una Liga que pudo ser suya.
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Los condicionantes valen para lo que valen: para hablar de algo que nunca ha ocurrido, pero que genera una narrativa extraordinaria. De eso, en gran parte, vive la NBA. De la discusi¨®n constante, el debate eterno. De algo enormemente potenciado por las redes sociales en los ¨²ltimos tiempos, pero que siempre ha estado ah¨ª. Lo que podr¨ªa haber pasado muchas veces vale m¨¢s que lo que realmente ha ocurrido. Al menos, para generar una cantidad ingente de argumentos a favor y en contra de una idea concreta, sea cual sea. Por eso la subjetividad pesa tanto en la competici¨®n norteamericana, que ha comido y bebido de ello como si estuviera siempre tan hambrienta como sedienta. El ¡°y si...¡± pesa mucho. Y, al mismo tiempo, no vale nada. Al fin y al cabo, lo que cuenta son los hechos. Por mucho que la imaginaci¨®n sea libre de elucubrar sobre seg¨²n qu¨¦ cosas.
Una de esas historias que tanto ha dado que hablar ha sido la de Derrick Rose. Un ¡°y si...¡± tan grande que es imposible ignorarlo. Un hombre con un talento descomunal enterrado en esa otra cara del deporte, la de las lesiones eternas y el calvario de un f¨ªsico que nunca se recuper¨®. El base naci¨® en Chicago, un 4 de octubre de 1988. Con casi 36 a?os, se acaba de retirar. Pero hace m¨¢s de una d¨¦cada que desapareci¨® de las portadas, las revistas y los noticieros. Al menos, por su capacidad baloncest¨ªstica. Es lo que tiene caer preso de problemas eternos que se escaparon de su control y que le impidieron volver a ser el mismo que fue: un playmaker con un talento enorme, explosivo, con un tren inferior muy poderoso y un primer paso imbatible. Un base genial, capaz de hacerlo todo en una pista de baloncesto. Que se qued¨® en nada sin poder reaccionar al respecto. Hay cosas, claro, que no se pueden controlar.
Rose fue una estrella del instituto que llev¨® a la Simeon Career Academy a conquistar dos t¨ªtulos estatales consecutivos, algo que jam¨¢s hab¨ªa logrado una escuela de Illinois. En ese periodo de tiempo se fue a 120 victorias y 12 derrotas antes de dar el salto a los Tigers de la Universidad de Memphis. Estuvo all¨ª durante una temporada en la que promedi¨® casi 15 puntos, rozando tambi¨¦n los 5 rebotes y las 5 asistencias. Lider¨® a su equipo a la Final Four y lleg¨® a la final ante la Universidad de Kansas, pero no consigui¨® la victoria, logrando los Jayhawks su primer t¨ªtulo en 20 a?os. Tras ello, se declar¨® elegible para el draft de la NBA. Todos los pron¨®sticos le daban como n¨²mero 1 del draft. Fue escogido por los Bulls, de su Chicago natal. Empezaba una historia que promet¨ªa magia y un cuento de inagotables p¨¢ginas. O eso se pensaba entonces. No fue as¨ª, claro.
A?os de promesas
Rose no tard¨® en despuntar: se hizo con el Rookie del A?o en su primera temporada, en la que promedi¨® 16,8 puntos y m¨¢s de 6 asistencias. En su debut en playoffs, en el Garden, se fue a 36 tantos y 11 pases a canasta, aunque los Bulls perdieron en siete extenuantes partidos contra los Celtics. En su segunda temporada consigui¨® 20,8 puntos de promedio y accedi¨® por primera vez al All Star. Los Bulls, con las mismas 41 victorias del a?o anterior, volvieron a perder en primera ronda contra los Cavaliers, donde LeBron James apuraba los ¨²ltimos compases de su primera etapa en Ohio. En esa eliminatoria, Rose se fue a 26,8 puntos por noche. Se convirti¨® entonces en un jugador consolidado en la competici¨®n. El futuro era suyo. Y, tras ello, no hizo m¨¢s que confirmarlo.
La 2010-11 fue una temporada hist¨®rica para Rose. La salida del banquillo de un taca?o como Vinnie del Negro y la llegada de Tom Thibodeau dio una nueva perspectiva a los Bulls, que accedieron a sus primeras finales de Conferencia desde la ¨¦poca de Michael Jordan y parec¨ªan dejar atr¨¢s su alargada sombra. Cayeron 4-1 ante los Heat (de LeBron, claro), pero fue la confirmaci¨®n del genial base, que con 22 a?os y 191 d¨ªas se convirti¨® en el MVP m¨¢s joven de la historia de la NBA con promedios de 25 puntos, 4,1 rebotes y 7,7 asistencias. Los Bulls miraban al futuro con optimismo: ten¨ªan a una estrella llamada a ser generacional, un entrenador cada vez m¨¢s consolidado y una intendencia (Carlos Boozer, Joakim Noah, Luol Deng...) perfecta para mostrar oposici¨®n a los Heat y optar al anillo en los siguientes a?os. Por fin parec¨ªa que recuperar¨ªan la gloria que perdieron con la salida de Jordan. Pero las cosas no siempre ocurren como uno desea.
La ca¨ªda a los infiernos
Durante el primer partido de los playoffs de 2012, con los Bulls mandaron de 12 puntos en el marcador y con 1:22 para el final, Rose se lesion¨® el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda durante un salto. Fue el principio del fin: la franquicia de Chicago perder¨ªa a su referente para el resto de la fase final (cayeron 4-2 ante los Sixers al no recuperarse de tremendo golpe moral) y toda la temporada siguiente. Rose ya arrastraba problemas f¨ªsicos y s¨®lo disput¨® 37 partidos de 66 posibles ese curso (con lockout incluido). Jam¨¢s volvi¨® a ser el mismo. Perdi¨® su explosividad y su poder vertical en el regreso. Su sensibilidad en lo referente a las lesiones aument¨®. Y nunca volvi¨® a ser lo diferencial que era en una pista de baloncesto. Disput¨® 10 partidos en la 2013-14. Y aunque tuvo cierto resurgimiento los dos cursos anteriores (61 y 66 encuentros respectivamente), con Pau Gasol en la franquicia, los Bulls no volvieron a ser ni favoritos ni candidatos.
Rose sali¨® de sus amados Bulls y de su Chicago natal en junio de 2016. A partir de ah¨ª, se convirti¨® en carne de traspaso y pas¨® por Knicks, Cavaliers y Wolves antes de regresar a los Knicks, donde se reencontr¨® con un viejo conocido como Tom Thibodeau. Siempre mantuvo sus cualidades anotadoras, pero su continuidad fue escasa debido a su maltrecho f¨ªsico, castigado por a?os y a?os de lesiones. La gesti¨®n emocional que ha hecho de ello sali¨® a la luz en su etapa en Minnesota: el 31 de octubre de 2018 anot¨® 50 puntos en el Target Center, en la victoria de los Wolves contra los Jazz. Se fue a 19 de 31 en tiros de campo, 4 de 7 en triples y 9 de 11 en tiros libres. Al terminar el partido fue abrazado por sus compa?eros y no pudo contener las l¨¢grimas. Era el tope de su carrera. Y tambi¨¦n la demostraci¨®n de que quedaba talento escondido en el pozo de esa otra cara del deporte que el base ha sufrido mucho m¨¢s que cualquier otro.
Rose ha anunciado su retirada camino de los 36 a?os y tras ser cortado por los Grizzlies, con los que disput¨® 24 partidos la temporada pasada. Se ha enfrentado a un sinf¨ªn de operaciones y ha amagado un par de veces con la retirada, algo por lo que finalmente se ha decidido. Sus ¨²ltimas temporadas las ha pasado m¨¢s alejado de los focos que en sus buenos tiempos, pero con la convicci¨®n de que la lucha que ha mantenido es tan loable como cualquier otra. Y que el tortuoso camino recorrido tiene un m¨¦rito enorme si tenemos en cuenta que pas¨® de ser el mejor jugador de la NBA, a un hombre de rol que estuvo hasta el final con el esfuerzo por bandera. Su f¨ªsico ya era insostenible (no jug¨® m¨¢s de 27 partidos en ninguna de sus tres ¨²ltimas campa?as), aunque todav¨ªa demostraba ramalazos de esa calidad que sabemos que ten¨ªa. Pero su historia ya est¨¢ escrita. La del MVP m¨¢s joven de la historia. La de un base superdotado sumergido en una concatenaci¨®n insoportable de lesiones. La de una estrella que perdi¨® su luz. Pero un hombre que fue una estrella, al fin y al cabo. Y de eso nadie se olvida.
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