?De verdad hay esperanzas para los Lakers?
Un inicio maravilloso deja a los angelinos 3-0, con excelentes sensaciones y alabanzas constantes a Redick. La franquicia rezuma optimismo. ?Espejismo o realidad?
Los Lakers son lo que son, para la NBA y para el mundo, por la cantidad de p¨¢ginas que han protagonizado en los libros de historia. De superaci¨®n, de ¨¦xitos y fracasos, de peleas tit¨¢nicas y t¨ªtulos ag¨®nicos. De h¨¦roes, muchos, que han sido idolatrados por el mundo entero y se han convertido en algunos de los mejores de todos los tiempos. De r¨¦cords, balances imposibles, topes inhumanos y mucha capacidad de resiliencia. Por eso, incluso en los peores momentos los Lakers llenan siempre incontables p¨¢ginas de peri¨®dicos, mensajes constantes en unas redes sociales que manejan de forma cada vez m¨¢s insurrecta y tergiversada; opiniones diversas, debates constantes, morbo y sorna. Es lo que se han ganado con el paso del tiempo: una horda de seguidores inagotables que es directamente proporcional a la de sus detractores. Una ocasional polarizaci¨®n, seg¨²n lo bien o lo mal que vayan, en la que tienes que elegir si vas con ellos o contra ellos. La ep¨ªtome del ¨¦xito genera sentimientos contradictorios. Pero, pase lo que pase, est¨¦n eliminados o no, con opciones de anillo o en el pozo m¨¢s hondo, siempre se habla de los Lakers.
La sangre que rezuma p¨²rpura y oro es inagotable, incansable, con unas ganas de narrativa constante. La franquicia de Los ?ngeles ya vio c¨®mo despu¨¦s de la retirada de Phil Jackson y el inicio del declive de Kobe Bryant, los Clippers dejaban de ser el hermano malo y se situaban por delante. La eternamente postergada retirada de la Mamba Negra fue un ¨¦xito a nivel publicitario y comercial, el de una franquicia que apost¨® por un escolta a la que le quedaba m¨¢s tiempo, y por lo tanto m¨¢s telediarios que copar, cuando en 2004 el debate estaba entre su figura y Shaquille O¡¯Neal, un p¨ªvot que se retir¨® cinco a?os antes que su n¨¦mesis e inici¨® su declive casi inmediatamente despu¨¦s de poner rumbo a los Heat. E incluso en esa crisis, en la que los Spurs terminaban una dinast¨ªa y los Warriors iniciaban la siguiente, se habl¨® mucho de los Lakers. Primero, porque Kobe dec¨ªa adi¨®s a una historia asombrosa y cada partido que jugaba generaba una expectaci¨®n legendaria. Y despu¨¦s, porque la entidad se sumi¨® en una crisis deportiva sin precedentes que era in¨¦dita en la historia de un equipo tradicionalmente casado con el ¨¦xito y los anillos.
Los Lakers estuvieron seis a?os sin playoffs, de 2014 a 2019, ambos inclusive. Algo aterrador para una franquicia que acumul¨® cuatro ausencias totales en sus 65 a?os anteriores, con dos bajas seguidas como tope. Pero nadie se alert¨®: Jeannie Buss gan¨® su particular juego de tronos a sus hermanos y se hizo con el control total de un negocio que no ha sido desde entonces tan rentable como con su padre, pero que segu¨ªa generando un atractivo tremendo para la opini¨®n p¨²blica. La propietaria esper¨® s¨®lo dos temporadas desde la retirada de Kobe para fichar a LeBron James, el mayor logro de un Magic Johnson que se fue por la puerta de atr¨¢s y nunca logr¨® como directivo lo que consigui¨® como jugador, acusado entre medias a Rob Pelinka (que sigue donde estaba entonces) de pu?aladas traperas. El Rey, por su parte, abandon¨® el mercado m¨¢s peque?o y lleg¨® al m¨¢s grande para seguir escribiendo la ¨²ltima gran historia de la NBA, quiz¨¢ la mejor de todas ellas. El primer a?o sin playoffs se olvid¨® con el anillo del segundo. El n¨²mero 17. El cuarto de LeBron.
Desde entonces y con la desmantelaci¨®n de los Warriors, el coronavirus y el auge del nuevo convenio colectivo ya instaurado, han pasado muchas cosas en la NBA. Entre ellas, que ya no hay un dominador claro: seis campeones distintos en seis a?os con muchos pron¨®sticos incumplidos de repetici¨®n, el crecimiento exponencial de la idea del superequipo totalmente obsoleta; y la ausencia de grandes plantillas reales en contraste con las del pasado. Mientras tanto, la historia de los Lakers la ha escrito LeBron porque en los Lakers siempre hay alguien que escribe la historia: en todo este tiempo, se ha convertido en el M¨¢ximo Anotador de la historia, ha seguido sumando r¨¦cords de longevidad y lider¨® la victoria del primer In-Season Tournament. Y m¨¢s cosas: muchas cr¨ªticas por la gesti¨®n en el fichaje de Russell Westbrook (en el que tuvo una participaci¨®n activa el propio jugador), que se carg¨® a la postre el competitivo proyecto de 2020, al que asolaron las lesiones en 2021. Y tambi¨¦n dos victorias en el play in y unas finales de Conferencia que se fraguaron con la quinta y ¨²ltima batalla entre los Warriors y LeBron en el contexto del fin de una era. Todo esto, con el recuerdo de Kobe en las memorias tras fallecer justo antes de la pandemia, una tragedia que golpe¨® muy fuerte en el mundo del deporte y que se tradujo en una extraordinaria gesti¨®n de imagen en la p¨¦rdida, tanto por parte de la franquicia angelina como de la NBA.
En otras palabras: no se ha dejado de hablar de los Lakers. Ni para bien ni para mal. Y la renovaci¨®n del contrato de la estrella confirm¨® que finiquitar¨ªa su carrera en Los ?ngeles. La previa del presente curso, el 22? del jugador en la NBA (a uno de superar a Vince Carter) se hizo entre cr¨ªticas que ya se han escuchado y que se han repetido con desgana. Su hijo Bronny llegaba a la entidad para sumar otro momento hist¨®rico a petici¨®n de su padre; y a la salida de Darvin Ham se sumaban el rechazo veraniego de Dan Hurley y la llegada de JJ Redick, sin experiencia previa como entrenador pero s¨ª en los podcasts, compartiendo proyecto ah¨ª con el propio LeBron. Las acusaciones de nepotismo (totalmente justificadas) hacia la eterna figura del jugador volvieron a aparecer mientras las apuestas y los expertos pronosticaban, en sus mejores opiniones, que los Lakers llegar¨ªan hasta donde han llegado estos a?os. A un equipo correcto que luchar¨ªa por el play in y competir¨ªa sin suerte en los playoffs. As¨ª estaba todo... Hasta ahora. Que la temporada ha empezado, el equipo va 3-0 y hay que volver a hablar de los Lakers. Otra vez. Pero en otros t¨¦rminos, claro.
Los cambios: Redick, Davis...
El inicio de los Lakers es, cuanto menos, inesperado. No empezaban ganando el primer partido de la regular season desde 2017, algo que jam¨¢s hab¨ªa ocurrido, hasta ahora, con LeBron James en el equipo. Para ver tres victorias consecutivas nada m¨¢s empezar tenemos que irnos a 2010, cuando el balance fue primero de 8-0 y luego de 13-2, un mero espejismo previo a una temporada en la que se acab¨® la etapa de Phil Jackson en los banquillos, con un 4-0 en las semifinales de Conferencia ante los Mavericks de Dirk Nowitzki, rumbo al anillo, incluido. Eso es lo que no quieren, obviamente, los angelinos, que han ganado a tres rivales de entidad (Timberwolves, Suns y Kings) en tres partidos que han dejado excelentes sensaciones m¨¢s all¨¢ del juego en s¨ª: conexi¨®n entre el cuerpo t¨¦cnico y los jugadores, sentido grupal, qu¨ªmica colectiva y mucha concentraci¨®n en cada instante, peleando cuando las cosas van bien y tambi¨¦n cuando van peor.
T¨¢cticamente, las cosas tambi¨¦n han cambiado respecto a la temporada pasada. JJ Redick ha hecho su trabajo y demuestra, de momento, que no es una marioneta puesta ah¨ª por LeBron, un mantra muy repetido y una acusaci¨®n que siguen enarbolando los detractores que se niegan a aceptar la realidad de la estrella, haciendo suyo un argumento que se puede atribuir a cualquier gran jugador que lo ejerci¨® en alg¨²n momento de su dilatada carrera. El entrenador dej¨® claro en la previa que el epicentro de la defensa y del ataque iba a ser Anthony Davis y se est¨¢ cumpliendo. Los Lakers se han dejado de tonter¨ªas y ocupa la posici¨®n de p¨ªvot de inicio, sin medias tintas ni rumores, esta vez, de que prefiere jugar de ala-p¨ªvot. Incluso cuando los angelinos han tenido otros jugadores para esa posici¨®n (Dwight Howard, JaValee McGee, Marc Gasol), la mayor incidencia de Davis est¨¢ en la parte puntal de la zona, generando espacios para sus compa?eros, sin renunciar nunca a la media distancia y siendo intimidador en el otro lado de la pista.
Todo gira en torno a Davis, que promedia 34 puntos, 11 rebotes, 3,3 asistencias, 1,7 robos y 2,3 tapones en los tres primeros partidos. El center ha sido el primer jugador de los Lakers desde Jerry West (antes s¨®lo lo hab¨ªa hecho Elgin Baylor) en iniciar la regular season con dos partidos de 35 o m¨¢s puntos y el primero que supera la treintena en los tres iniciales junto a West, Baylor y Kobe Bryant. M¨¢s all¨¢ de eso, su poder es abrumador: se comi¨® a Rudy Gobert en el asalto inicial (36+16+4+3), dejando seco al franc¨¦s (13+14), al que le gan¨® todos los duelos directos. Sigui¨® a lo suyo frente a los Suns (35+8+4+2) y estuvo m¨¢s desdibujado ante los Kings, con problemas intermitentes ante Domantas Sabonis (32+12+10), pero produciendo en demas¨ªa (31+9+2+3+2), dejando claro que cuando no est¨¢ tan fino sigue siendo eficiente. Redick le ha dejado muy claro (eso parece, vaya) que tiene que ser agresivo y atacar el aro, no cebarse en el triple (2 de 5 de forma combinada) y recibir arriba o ir de fuera hacia dentro. Esto permite al jugador acudir mucho a la l¨ªnea de personal: 15, 17 y 13 tiros libres en los tres primeros choques, lanzando en el segundo los mismos que todos los Suns juntos.
Las instrucciones de Redick son claras: a partir de Davis se genera todo lo dem¨¢s. El movimiento de bal¨®n y el aprovechamiento de los espacios est¨¢ siendo fundamental. El entrenador sabe que no pueden jugar a la mansalva de triples y que la plantilla es rocosa, de barro y trincheras m¨¢s que de florituras exteriores. Con mucho talento para el pase y fuerte para la transici¨®n. Hachimura, t¨ªmido en buena parte del curso pasado, est¨¢ en 16,7 puntos, excelso al contraataque y lanzando de tres cuando est¨¢ liberado, yendo hacia dentro para aprovechar su ventaja f¨ªsica. Y Austin Reaves es directamente fundamental, dando un paso m¨¢s en la direcci¨®n de juego, con una lectura de los espacios que Davis da en los bloqueos que demuestra una sapiencia brutal: 18 puntos, 4,7 rebotes y 6 asistencias de promedio, perfecto en la basculaci¨®n del bal¨®n y en los movimientos constantes, adem¨¢s de ser esencial en el ¨²ltimo pase, una misi¨®n que comparte con LeBron, pero a la que no renuncia nadie.
Redick, cuya labor est¨¢ siendo muy comentada (para bien) en este inicio de temporada, deja espacio para la improvisaci¨®n, pero tiene un sistema basado en Davis y soluciones para los finales apretados, algo que contrasta con la temporada pasada, donde el bal¨®n apenas pasaba por la estrella en los ¨²ltimos cuartos. El organigrama t¨¢ctico tiene en cuenta las intermitencias de D¡¯Angelo Russell (10 puntos de promedio, por debajo del 40% en tiros de campo) y da paso a jugadores que pueden ser claves: Jaxson Hayes est¨¢ dando minutos de calidad en la zona (6,7+4), Max Christie tiene margen de mejora (especialmente en el pase y en el tiro) y Gabe Vincent no mete los tiros liberados, pero se faja en defensa. La buena noticia en la intendencia por encima de todas, eso s¨ª, es la de Dalton Knetch. El rookie disfruta de minutos moderados (16,3 de media), pero promedia 7,7 puntos, lanza bien de tres (41,7%) y ha tenido un +7, un +13 y un +16 en los tres partidos disputados, siendo siempre la estad¨ªstica +/- una a tener en cuenta con mucha cautela. Sus minutos aumentar¨¢n presumiblemente, con m¨¢s protagonismo cada vez. Y si demuestra que puede cumplir en defensa, su papel puede ser esencial para unos Lakers que son los ¨²nicos invictos de la Conferencia Oeste y uno de los tres que hay en la NBA junto a Celtics y Cavaliers. Y s¨ª, son tres partidos. Pero...
?Espejismo o realidad?
Los Lakers s¨®lo han jugado tres partidos y las sobrerreacciones son un error muy com¨²n a estas alturas de la temporada, en la que las conclusiones suelen ser precipitadas y m¨¢s basadas en juicios personales que en una realidad manifiesta. Eso s¨ª, parece claro que la salida de Darvin Ham ha dado una nueva cara a los angelinos, que en alg¨²n momento de la temporada pasada, en medio de rotaciones dif¨ªciles de entender por el ahora asistente de los Bucks (algo que ya fue en el anillo de 2021), perdieron la conexi¨®n con su entrenador. Uno que, independientemente de que sepamos si es bueno o no, llev¨® al equipo a unas finales de Conferencia y la victoria en el In-Season. La qu¨ªmica fluye con Redick, bien secundado por Nate McMillan y Scott Brooks (que dirigieron a equipos de importancia en su momento), cuya comunicaci¨®n con los jugadores parece impoluta, al igual que con la prensa. Y que entiende, o al menos lo parece, muy bien donde est¨¢, la magnitud que tiene su trabajo, el nivel de exposici¨®n y el todo o nada al que se enfrenta.
Nadie sabe d¨®nde acabar¨¢n estos Lakers. Todo depender¨¢, otra vez, de esas lesiones que les han perseguido todos estos a?os y la capacidad que tenga la plantilla para mantenerse sana. C¨®mo y cu¨¢ndo llegue Jared Vanderbilt, fuera de juego sin pron¨®sticos tempranos de retorno, ser¨¢ una de las cosas a tener en cuenta dentro del organigrama defensivo de un equipo en el que es una pieza fundamental. Tambi¨¦n evitar que otros fuercen o jueguen infiltrados (como LeBron en los playoffs de 2023) y que la plantilla llegue fresca a una hipot¨¦tica fase final, a ser posible sin acumular partidos previos de play in, con la exigencia y la preparaci¨®n que suponen unos d¨ªas que constituyen uno de los pocos descansos que da el extenuante calendario de la NBA. Y a ver qu¨¦ pasa con Davis, al que le ha acompa?ado siempre esa fama de hombre de cristal de la que quiere escapar con los 76 encuentros disputados el curso pasado, el dominio f¨ªsico de este inicio y su buen papel en los Juegos Ol¨ªmpicos de Par¨ªs. En las tres temporadas anteriores (de 2021 a 2023), Davis disput¨® 132 de 236 partidos posibles, un 56% del total. Que el epicentro de tu sistema sea un hombre que igual s¨®lo est¨¢ disponible algo m¨¢s de la mitad de la temporada es complicado, cuanto menos. Y es capital que su salud se mantenga en auge todo el tiempo posible. Por mucho que a veces sea algo que escapa del control.
Y luego est¨¢ LeBron, claro. Siempre LeBron. El ¨²nico e imperecedero, que viene de ganar su cuarta medalla ol¨ªmpica y su tercer oro despu¨¦s de que la ¨²ltima concatenaci¨®n de estrellas haya acudido a su llamada. Que seguir¨¢ batiendo r¨¦cords de longevidad, de puntos, de minutos. De todo. Y es demasiado el tiempo que se lleva hablando de su declive que no hay que contar necesariamente con eso esta temporada. El curso pasado promedi¨® 25,7 puntos, 7,3 rebotes y 8,3 asistencias. Y esta temporada estuvo m¨¢s discreto, dejando hacer, en los dos partidos iniciales... Antes de explotar en el tercero, donde los Lakers ahuyentaron fantasmas ante los Kings liderados por el Rey, que se fue a 32+14+10 (el 114? de su carrera, quinto en la clasificaci¨®n hist¨®rica, una posici¨®n que llega al segundo puesto en playoffs) y cuaj¨® un ¨²ltimo cuarto celestial: 16 tantos (6 de 6 en tiros de campo), 6 rebotes y 5 pases a canasta. En su temporada n¨²mero 22. A 63 d¨ªas de los 40 a?os. Y ya con los deberes hechos de la foto con Bronny, algo que los angelinos se quitaron de encima en el primer partido antes de anunciar que el hijo del mes¨ªas iba a poner rumbo a la G League. Lo l¨®gico.
Los Lakers est¨¢n como est¨¢n, mejor de lo que muchos se esperaban e invictos tras ganarlo todo en el Crypto Arena y antes de poner rumbo a vacas m¨¢s flacas, que pronto acabar¨¢n llegando. El equipo de JJ Redick afronta ahora una serie de cinco partidos fuera de casa, en la que visitar¨¢n Phoenix, Cleveland (la casa del Rey, ya veremos si con minutos para Bronny por motivos emocionales), Toronto, Detroit (dos salidas en principio m¨¢s factibles) y Memphis. Ah¨ª se ver¨¢n las costuras, alguna habr¨¢, de una plantilla que empieza con el ritmo fren¨¦tico de viajes inherente a la NBA. Hasta entonces, el inicio es esperanzador. De hecho, es maravilloso para ellos. Y todo son buenas noticias: Davis domina, Hachimura muestra su mejor versi¨®n, Reaves comanda hostilidades y el equipo gana a rivales de entidad, evitando sustos, sin caer en los ¨²ltimos cuartos y con remontadas incluidas, como la de 22 puntos ante los Suns. Mientras tanto, LeBron avisa con su en¨¦sima exhibici¨®n y se muestra at¨®nito cu¨¢ndo le preguntan cu¨¢nto va a jugar, asegurando que planea estar presentes en todos y cada uno de los 82 partidos de la fase regular, salvo lesi¨®n. Todo son, hasta ahora, sonrisas en Los ?ngeles. Hasta que lleguen (otra vez: llegar¨¢n) tiempos peores, toca disfrutar del momento. Es lo que hac¨ªa mucho que no ten¨ªan en un inicio de temporada y lo que les toca ahora. Carpe diem.
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