Brunson y Randle ensanchan la sonrisa de los Knicks

Los Knicks suman y siguen. Parece que por fin han encontrado una identidad y que han dejado atr¨¢s ese paup¨¦rrimo inicio de temporada (10-13) y tienen un juego identificable, tangible. Y que, adem¨¢s, da resultados: 25-19, 15-6 desde ese calamitoso arranque del que ya nadie se quiere acordar. Tom Thibodeau ha asegurado el estilo y se ha hecho fuerte cuando su puesto parec¨ªa peligrar m¨¢s, ha dado toda la responsabilidad en ataque a Jalen Brusnon y Julius Randle e intenta ajustar lo necesario en defensa. Jam¨¢s partidario de jugar a muchos puntos ni de una ofensiva especialmente brillante en lo referente a lo est¨¦tico, parece que el t¨¦cnico se ha adaptado lo suficiente a sus jugadores como para que sus jugadores se adapten a ¨¦l, crean en su discurso, sigan su voz y formen un solo ser. En el sexto puesto de la Conferencia Este, evitar el play-in y disputar directamente los playoffs es ahora mismo una posibilidad real.

La victoria ante los Pistons en Detroit fue m¨¢s trabajada de lo que deber¨ªa haber sido, especialmente si tenemos en cuenta que el rival estaba hasta arriba de bajas: Cade Cunningham, Buddy Boeheim, Marvin Bagley III, Jared Rhoden y Bojan Bogdanovic est¨¢n fuera de circulaci¨®n en un equipo que no termina de dar con la tecla ni sale del tremendo pozo en el que se encuentra, con solo los Hornets peor que ellos en la Conferencia Este. Dwayne Casey y su rostro casi cincelado en ¨¦bano puso las cosas dif¨ªciles a los Knicks y Thibodeau no tuvo problema en hacer eso que gace siempre: poner una mansalva de minutos en pista a sus dos estrellas, rotar poco e insistir mucho: 40 minutos para Randle y 42 para Brunson. Ese fue el ant¨ªdoto ante unos Pistons que, al no rendirse en ning¨²n momento, obligaron a los Knicks a mantener a sus estrellas en pista.

Se recogieron los frutos de la t¨¢ctica: Randle se fue a 42 puntos, con 15 rebotes y 4 asistencias, alargando as¨ª su dulce momento de forma y logrando su d¨¦cimo doble-doble consecutivo. Brunson se fue a 27, con 5 y 4, para otro partido muy seguro en el que fue el jefe de las operaciones de los neoyorquinos. La resistencia de Saddiq Bey y Jaden Ivey, con 21 puntos por cabeza, fue insuficiente, mientras que el poder¨ªo en el rebote de los visitantes (59-44 en este aspecto) termin¨® por inclinar la balanza. Ni la recuperaci¨®n de los Pistons a un primer cuarto horroroso (22-39) ni el pundonor que intent¨® transmitir Casey fue suficiente y los Knicks sumaron su tercera victoria consecutiva y la s¨¦ptima en los ¨²ltimos ocho partidos, una cifra espectacular que les convierte en uno de los equipos m¨¢s en forma de la competici¨®n norteamericana.

Ahora, a seguir. Los Pistons no salen, ni parece que vayan a salir, de ese pozo en el que est¨¢n metidos y en el que continuar¨¢n sumidos durante una temporada m¨¢s. Y los Knicks tienen esperanzas: los rumores que situaban a Thibodeau fuera de juego han deca¨ªdo, las voces que ped¨ªan su marcha ya no son ni susurros y el calendario inmediato (Raptors y Wizards en el Madison, Hawks y de nuevo Raptors fuera de casa) es favorable y solo queda por saber si es sostenible y este juego ser¨¢ una constante que se convierta en regularidad o si volveremos a ver los vaivenes habituales en un equipo que cada vez muestra una mayor fiabilidad, pero que, parad¨®jicamente, no termina de ser fiable. De momento, este es el camino para los Knicks, que van en l¨ªnea recta por una carretera en la que no paran de adelantar coches. El resto, ya lo veremos.