Aroma a siglo XX en la NBA
Knicks y Pacers protagonizan las finales de la Conferencia Este de la NBA este 2025, una repetici¨®n de duelos antiguos y uno de la pasada temporada.


La NBA goza de dos finales de conferencia de puro nicho que al aficionado habitual del baloncesto debe paladear como un alimento gurm¨¦. En el Oeste han comenzado las hostilidades entre Thunder y Timberwolves, franquicias que mueven poco a nivel nacional pero que est¨¢n desarrollando un juego pele¨®n y vistoso al mismo tiempo. En el otro lado, la Conferencia Este, hay m¨¢s tomate. La serie m¨¢s vistosa del a?o pasado se repite pero en un pelda?o m¨¢s alto. Aquella ronda entre Knicks y Pacers que acab¨® en Nueva York con un repaso de Indiana, en un s¨¦ptimo encuentro marcado por lo exhaustos que llegaron a ¨¦l los locales, se replica. El que venza, a las Finales absolutas en oposici¨®n al otro lado del cuadro. Ganas de ver, sobre todo, c¨®mo se actualiza la situaci¨®n: viejos piques, qu¨¦ aporta Towns en el tablero como fichaje de relumbr¨®n, fuego y destrucci¨®n.
Evidentemente esto no es lo ¨²nico que hace especial un choque entre Knicks y Pacers en la mejor liga del mundo. La historia no es corta. Hablamos de uno de los miembros fundacionales de la NBA, en 1946, contra uno de los miembros fundacionales de la ABA, en 1967, que coincidieron en la victoria en los a?os 70 y 73 en las dos competiciones. Hasta en eso rivalizaban. Despu¨¦s del merger ninguno de los dos volvi¨® a vencer. En estos playoffs uno de ellos se acercar¨¢ de nuevo al objetivo. Antes del doblete en las finales de conferencia vivir¨ªamos uno de esos highlights que deja este deporte: 8 puntos en 9 segundos, dos triples y dos tiros libres de Reggie Miller el 7 de mayo de 1995 para silenciar el Madison, algo de pol¨¦mica, del ic¨®nico ¡°Boom, baby¡± en la retransmisi¨®n televisiva al ver desarrollarse la escena al ¡°Starks la ha cagado¡± que se le escap¨® al propio matador de Riverside en la entrevista pospartido. Tanto como para que se creara una marca alrededor de aquel hecho (c¨¢nticos, un medio de comunicaci¨®n, recuerdos) que identificara a los Pacers a lo largo del tiempo. Los Knicks eran, como en tantos otros momentos de su historia, unos pupas. Ahora le toca a Tyrese Haliburton, al ingl¨¦s O.G., a Pascal Siakam, a los chicos de Nova, ver las variantes de los suplentes y lo que aporta el juego interior en los dos bandos, una lucha de mentes correosas entre Thibodeau y Carlisle en la que el primero necesita un est¨ªmulo...
Los Knicks son los que cuentan con el factor de la pista a su favor. En ese Madison que promete exprimir las fuerzas de su rival hasta las ¨²ltimas consecuencias, donde se forjaron leyendas como las de este enfrentamiento, comenzar¨¢ la acci¨®n. Mucho tiempo desde que en La Gran Manzana no se ve baloncesto a estas alturas de un curso. Reminiscencias de Larry Johnson, Allan Houston, Latrell Sprewell o un Pat Ewing en los ¨²ltimos coletazos de su carrera. Aquella plantilla, dirigida por Jeff van Gundy, ten¨ªa calidad en sus dedos y cumpli¨® con el objetivo, un segundo extremo que no se concret¨® con otros como Stoudemire o Carmelo. En el plantel que repasamos tambi¨¦n se encontraba Rick Brunson, padre de Jalen, hoy t¨¦cnico asistente y figura crucial en el fichaje que ha cambiado el panorama en Nueva York. La casa de los Knickerbockers rezuma aroma a a?ejo; ahora tambi¨¦n a esperanza.
Los Pacers han penado menos en la Conferencia Este. Si nos atenemos al duelo directo hay que irse a los tiempos de Miller, claro, a aquellas dos temporadas antes de acabar el siglo pasado. En la primera cayeron. En la segunda triunfaron. De cuando Larry Bird decidi¨® bajar al barro y entrenar a aquellos chicos. Un Jalen Rose en la absoluta madurez. Un Rik Smits tocado por la varita. Veteranazos como Sam Perkins o Chris Mullin al servicio de j¨®venes moldeables como Austin Croshere. Y el de menor edad, un Al Harrington con poca presencia que a?os despu¨¦s pasar¨ªa por el Madison como local. Han tenido otros escarceos, el m¨¢s sonado el de Vogel y los Pacers que rivalizaron con los Heat de LeBron y compa?¨ªa. All¨ª no lo ha pasado tan mal, la sequ¨ªa se ha notado bastante menos, pero el hambre es para todos cuando sabes que no has ganado ning¨²n campeonato desde la unificaci¨®n. O ellos o los otros, sin m¨¢s ambages.
Publicado en AS el 19/5/2024
Por Mike Maestre:
Reggie Miller es el recuerdo que la parroquia de los Knicks no quiere tener. Un quebradero de cabeza que forjó una rivalidad que ha sido revivida dos décadas más tarde por otros actores. Pero su espíritu traspasa edificios y distancias. Incluso las del tiempo: un cuarto de siglo después mencionamos de nuevo batallitas como éstas porque dos franquicias se vuelven a jugar el oro en siete días.
En Estados Unidos el Boogeyman, al que en la WWE se dio vida con un personaje más tétrico que el de la leyenda urbana y que era el que rezaba esas palabras que Miller reprodujo al volver al MSG, es el hombre del saco que conocemos en la cultura hispanoamericana. ‘Miller The Killer’ obtuvo un protagonismo significativo durante los 90 y el cambio de siglo por culpa, en parte, de la enemistad que se creó con los Knicks. La rivalidad entre ambos conjuntos, que vivieron a la sombra de los Bulls de Jordan hasta que llegó The Last Dance y se abrió una puerta a las Finales, duró años y tuvo varios puntos determinantes. Por ejemplo, que se enfrentaran seis veces en siete años y cada franquicia ganara tres de ellas. En 1994 se lo llevaron los Knicks no sin polémica: en los últimos segundos del game 7 los árbitros señalaron una falta flagrante al propio Reggie con el partido en un puño, sólo había un punto de diferencia. En 1995 los Pacers se tomaron la revancha: en el primer duelo Miller tuvo su momento de gloria por siempre jamás al firmar esos ocho puntos en nueve segundos que tanto se recuerdan; en ese escenario, el Madison, se jugó el séptimo, al que también llegaron, y el 95-97 puso fin a la era de Pat Riley al frente de los neoyorquinos. Reggie se había declarado enemigo de los Knicks. Todos se reencontraron en el 2000 y los Pacers volvieron a ser vencedores forzando otra salida, la retirada del mítico Pat Ewing: de aquella los de Indianápolis llegaron a sus únicas Finales de la NBA, las que perdieron contra los Lakers de Kobe y Shaq.
Reggie Miller generó una enorme animadversión entre los fanáticos de los Knicks en aquellos años. El juego, que te mataba con esos triples que eran puñales, era una cosa, pero el jugador además lo acompañaba con una actitud desafiante con esa franquicia en especial. Spike Lee, el director de cine que anima desde la primera fila y ya lo hacía en esos días, era uno de sus enemigos vitales.
Nuestra Newsletter y alerta informativa en canal de WhatsApp.
?Buscas licenciar contenido? Haz clic aqu¨ª para la informaci¨®n.
Rellene su nombre y apellidos para comentar
Tu opini¨®n se publicar¨¢ con nombres y apellidos