Algo tiene que cambiar en L.A.
Desastrosa derrota contra los Nets que cierra de un bofet¨®n el amago de recuperaci¨®n de los ¨²ltimos partidos. Un rival un plena crisis deja en evidencia a los angelinos.

Resulta que aquello de que lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas tambi¨¦n se pod¨ªa aplicar al deporte. Lo estamos comprobando. Aquellos Lakers que (parece que ha pasado un siglo) ganaron el In-Season Tournament en lo que parecieron d¨ªas felices no aparecen por ninguna parte. All¨ª se quedaron, en Las Vegas. Se le quiera dar a aquello el valor que se le quiera dar, poco o mucho, parece obvio solo fue un espejismo, un chispazo de grandeza de un equipo que en realidad es mediocre, rampl¨®n, irregular por pura confecci¨®n. Que no es capaz de permitirse ni una semana de felicidad, que ve una trampa y corre hacia ella ansioso, incapaz de aprender de sus errores o de elevarse por encima de sus problemas. Hay derrotas especialmente feas (m¨¢s que duras: feas). Y en una temporada con un buen pu?ado de ellas en su zurr¨®n, es dif¨ªcil encontrarlas peores que esta para los Lakers: 112-130, rastrillado en su pista por Brooklyn Nets, un equipo que vive al borde del derribo pero que, no es el primero al que le pasa, aprovech¨® la visita a Los ?ngeles para, como m¨ªnimo, permitirse una noche de alegr¨ªa. Que a nadie le amarga. Estos Lakers son, muchas noches, el anfitri¨®n perfecto. Mano de santo para cualquier rival, por grandes que sean sus apuros.
El volumen del rid¨ªculo se explica en su totalidad por varios frentes: el partido tuvo cobertura nacional dentro de un lote importante de ESPN en el que ocup¨® el lugar del Warriors-Mavericks, aplazado por el fallecimiento de Dejan Milojevic. As¨ª que todo Estados Unidos pudo ver el desbarajuste sin alma y sin coraza que son estos Lakers que, adem¨¢s, jugaron cuando acab¨® el tremendo Celtics-Nuggets. Hay comparaciones tan odiosas que se convierten en c¨®micas. El rival, para colmo, llegaba en cuidados intensivos. Desde que se pusieron 13-10 en un buen inicio de curso, los Nets se han ido por el desag¨¹e. Llevaban nueve derrotas en diez partidos y 14 en 20, entre rumores de mercado y en una crisis de identidad absoluta. Pendientes de qui¨¦n saldr¨¢ y qui¨¦n no en las pr¨®ximas semanas (cierre de mercado: 8 de febrero) y con una masa social absolutamente alienada por lo que parece un futuro plomizo, de horizonte inalcanzable. Jugadores como Mikal Bridges est¨¢n siendo cuestionados por sus discretas prestaciones y a otros como Spencer Dinwiddie se les ha acusado, directamente, de esar boicoteando al equipo con el nivel de esfuerzo m¨¢s bajo posible. Pues, tach¨¢n, esos casi demolidos Nets le pegaron un meneo de manual a esta versi¨®n zombi y hueca de los Lakers.
Los Lakers ven¨ªan de dos muy buenos partidos contra dos muy buenos rivales, Thunder y Mavericks. Dos victorias que hab¨ªan coincidido con el en¨¦simo reajuste del quinteto titular y que hab¨ªan recuperado algo del equipo que brill¨® en el final de la temporada pasada (playoffs incluidos). As¨ª que solo hab¨ªa que alargar esas buenas sensaciones en un escenario ¨®ptimo, ganar un partido perfectamente ganable en casa, demostrar que son un equipo capaz de dar unas cuantas zancadas sin salirse del camino. Pero no lo son: son un desastre, una median¨ªa que vuelve a estar, porque ese es su lugar, por debajo del 50% de victorias: ahora 21-22 superado el ecuador de una temporada en la que, ay, LeBron James y Anthony Davis han estado mayoritariamente sanos y en la que, por agotador que resulte, todo vuelve a girar en torno al mercado y a golpes de efecto entre la chistera del mago y la ruleta rusa. Zach LaVine, Dejounte Murray, blablabl¨¢¡
Lo m¨¢s incre¨ªble es que la cosa se puso en bandeja para tener una noche feliz. Los Lakers jugaron de inicio con el ritmo de los anteriores partidos. Con una gran ejecuci¨®n en ataque, conexi¨®n en defensa, transiciones ¨¢giles e ideas claras. Cogieron ventajas de doce puntos, parecieron muy superiores¡ y no supieron vivir con la nevera llena. La entrada de un anotador de rachas calientes como Cam Thomas (33 puntos al final) sujet¨® en el partido a los Nets, que llegaron al descanso vivos (68-62) porque su rival empez¨® a sestear en defensa y permiti¨® el intercambio de canastas desde una posici¨®n de fuerza que en realidad no les corresponde. Cualquier momento de paz y alegr¨ªa se transforma en complacencia, nunca en hambre. Quiere estirar una jerarqu¨ªa que primero hay que ganarse. Acaba regresando a los vicios porque cree que no necesita aferrarse con desesperaci¨®n a sus virtudes. Y nadie hace nada por cambiar esa invitaci¨®n permanente al desastre, ni un Darvin Ham que se congela (o peor, lo toca todo sin parar) en cuanto la cosa se tuerce un poco ni un grupo de jugadores que son, como colectivo, mucho menos de lo que se creen.
El tercer cuarto fue uno de los colapsos m¨¢s sonados de estos Lakers 2023-24 que viven sobre una placa tect¨®nica en la que se empe?an en detonar cartuchos de dinamita. Si esos minutos de vac¨ªo moral y t¨¦cnico, de desastre en el esfuerzo y la ejecuci¨®n, no provocan cambios, es que la temporada se da por perdida. Y el proyecto, suponemos por la edad de LeBron James, por ventilado. Los Nets enlazaron un 13-31 en nueve minutos para llegar a los doce de ventaja (81-93). Dinwiddie, un rato antes un jugador desahuciado, sum¨® 13 de sus 19 puntos totales en ese trance en el que ni los propios Nets parec¨ªan creerse lo f¨¢cil que estaba resultando. Acabaron con un 19/47 en triples, el en¨¦simo rival al que la defensa de los Lakers concede una sesi¨®n suave de tiro, un d¨ªa para afinar la punter¨ªa sin defensores a la vista. Otro horrendo despliegue defensivo de un equipo que no se esfuerza en un lado de la pista si no fluye en el otro, el de un ataque que olvida c¨®mo lo hace mejor (y m¨¢s bonito) en cuanto tropieza un par de veces. Y se mete en acciones individuales y callejones sin salida hasta que, sumados la torpeza en ataque y el pasmo en defensa, deja de competir. Simplemente. Se va de los partidos.
Anthony Davis y D¡¯Angelo Russell fueron de m¨¢s a menos, LeBron James jug¨® bien solo en el segundo cuarto (su lenguaje corporal fue de abandono en la segunda parte) y la noche fue un manchurr¨®n tremendo para Austin Reaves y Rui Hachimura. Felices, Thomas, un exlaker como Lonnie Walker, Bridges y Dinwiddie acabaron anotando a placer con Nic Claxton dominando las zonas. Un rival perfecto para darse una alegr¨ªa acab¨® siendo la prueba del carbono 14, la en¨¦sima demostraci¨®n de que estos Lakers son lo que son y es rid¨ªculo enredarse en debates de qu¨¦ podr¨ªa pasar si y cu¨¢nto mejor ser¨ªa la cosa en caso de que. Despu¨¦s de un amago de optimismo y unos d¨ªas de saludable recuperaci¨®n, esta reca¨ªda suena a definitiva, a test de realidad, a amargo despertar de lo que finalmente solo fue una amable cabezadita. Y ahora, otra vez, a hablar del mercado y a echar unas cuentas que son en realidad un simple placebo, si se quiere un enga?abobos. Lo que habr¨ªa que hacer es, si este equipo tuviera dentro algo que est¨¢ por aparecer, ganar partidos como este. En la pista, donde se juega al baloncesto, no en la maquinita de traspasos de ESPN.
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrar¨¢s todo el deporte en un solo espacio: la actualidad del d¨ªa, la agenda con la ¨²ltima hora de los eventos deportivos m¨¢s importantes, las im¨¢genes m¨¢s destacadas, la opini¨®n de las mejores firmas de AS, reportajes, v¨ªdeos y, por qu¨¦ no, tambi¨¦n un poco de humor de vez en cuando.