Canad¨¢: le mete 128 puntos al L¨ªbano y bate el r¨¦cord de asistencias en un Mundial (44)

El Mundial de 32 equipos, una idea de la FIBA a medio camino entre dar oportunidades a los pa¨ªses en desarrollo y estirar el chicle de los ingresos disminuyendo la competitividad, regala alg¨²n partido casi grotesco como el Canad¨¢-L¨ªbano de este domingo en el Indonesia Arena en el que colisionan, tal vez sin deberlo, dos mundos. El resultado fue el 73-128 final en un partido sin historia pero que, ojo, no deja de decir que Canad¨¢, pr¨®ximo rival de Espa?a en la segunda fase, est¨¢ muy bien. El partido, por cierto, dej¨® para los libros el r¨¦cord de asistencias de un Mundial (44) desde que empezaron a registrarse en el Mundial de 1994, precisamente jugado en Toronto.

Jordi Fern¨¢ndez ya demostr¨® el d¨ªa de Francia que la Canad¨¢ que est¨¢ construyendo a piecitas ha crecido con respecto a la que se vio hace diez d¨ªas en el torneo de Granada. Y aunque el partido no ten¨ªa ninguna validez t¨¢ctica contra L¨ªbano, se esmer¨® en que su quinteto inicial (Gilgeous-Alexander, RJ Barrett, Olynik, Brooks y Powell) se conozca m¨¢s y m¨¢s. Compartieron la pelota de maravilla y, sin humillar al rival, divirtieron al personal con los dribblings de SGA, que despierta pasiones en Yakarta (el Indonesia Arena casi se llen¨® para el partido pese a la poca entidad del rival), los triples y mates de Barrett; y el show de Brooks. Olynik es un jugador heterodoxo, pero que hace n¨²meros; y Powell, la referencia dentro. Pese a las bajas de Wiggins y Jamal Murray en el Mundial, Jordi Fern¨¢ndez tiene fondo de armario con los Alexander, el gigante Edey o Bell-Haynes, el base reci¨¦n fichado por Zaragoza. Hasta nueve canadienses de los once que jugaron (Dort no tuvo minutos) superaron la barrera de los diez puntos.

Canad¨¢ se fue hasta los 128 puntos ante la cara de sufrimiento de los libaneses, a los que espera otra paliza antes de cerrar la primera fase. Definitivamente, la selecci¨®n de Jordi Fern¨¢ndez se ha convertido en la favorita del p¨²blico de Yakarta. Espa?a sabe que le espera un rival temible.