IK-2, la pesadilla de Brittney Griner
La jugadora estadounidense est¨¢ recluida en una de las c¨¢rceles m¨¢s terribles de Rusia: palizas, abusos, suicidios, trabajos forzados...
La situaci¨®n de Brittney Griner sigue siendo extremadamente preocupante. Las negociaciones del gobierno estadounidense para liberar a la p¨ªvot (2,06, 32 a?os), una de las mejores jugadoras de la historia, no fructifican y la jugadora texana (una de las ¨²nicas once con oro ol¨ªmpico, oro mundial, t¨ªtulo de la NCAA y anillo de la WNBA) sigue cumpliendo la condena de nueve a?os de c¨¢rcel que se le impuso el pasado 4 de agosto por cargos de posesi¨®n de drogas. Griner fue detenida el 17 de febrero en el aeropuerto Sheremetyevo, uno de los cuatro de Mosc¨². Encontraron en su equipaje cartuchos de vapear con aceite de cannabis, ilegal en Rusia y que la jugadora aleg¨® que usaba con fines medicinales.
Su condena, seg¨²n el c¨®digo penal ruso, tiene que cumplirse en una colonia penal, por mucho que el gobierno estadounidense la considere ¡°injusta¡± y ¡°desproporcionada¡± y haya hecho ofertas de intercambio de prisioneros de perfil estrat¨¦gico alto para lograr una libertad que no llega para Griner, por cuya salud se teme ya que adem¨¢s es afroamericana y homosexual, rasgos que se cree que pueden ponerle las cosas todav¨ªa m¨¢s dif¨ªciles en las duras instituciones penitenciarias rusas.
La preocupaci¨®n, mientras desde el baloncesto estadounidense se sigue pidiendo que no caiga en el olvido este caso, se ha multiplicado cuando se han conocido las condiciones en las que se encuentran las reclusas del centro IK-2, al que ha sido trasladada Griner, en la Rep¨²blica de Mordovia. Expertos en derechos humanos han alzado la voz, entre ellos (en palabras a The Guardian) Olga Zeveleva, soci¨®loga de la Universidad de Helsinki y especialista en las condiciones de vida en las c¨¢rceles rusas como parte del proyecto ¡°Ecos del gulag¡±: ¡°Las prisiones en Mordovia son reconocidamente terribles, incluso para los est¨¢ndares rusos. Se sabe que all¨ª hay reg¨ªmenes muy duros y violaciones graves de los derechos humanos. Es el lugar que cualquier preso quiere evitar¡±. Hay una frase habitual entre las mujeres encarceladas en Rusia que dice ¡°si no has pasado tiempo en Mordovia, ni has estado encarcelada¡±. Una prueba de la dura realidad de una jugada tras cuyo caso se alarga la sombra de la tensi¨®n entre EE UU y Rusia provocada por la invasi¨®n y la guerra en Ucrania.
En plena y deshabitada taiga, los bosques boreales de la regi¨®n, y a casi 500 kil¨®metros de Mosc¨², la colonia penal IK-2 fue construida en los a?os treinta como parte del sistema de gulags de Stalin y forma parte de uno de complejos penitenciarios m¨¢s grandes de Europa. Judith Pallot, profesora de geograf¨ªa humana en Oxford, visit¨® este centro en 2017: ¡°Cuando llegas, es como si entraras en una sociedad diferente. Parece que el tiempo lleva parado 50 a?os¡±. Seg¨²n Pallot, tambi¨¦n en declaraciones a The Guardian, Griner estar¨¢ compartiendo dormitorio con unas cien mujeres m¨¢s dentro de un espacio reducido y con literas para dormir: ¡°Las prisioneras no tienen ninguna privacidad. No puedes tener objetos personales, no puedes poner fotos de tus familiares o seres queridos. Es todo est¨¦ril, triste¡±.
Despu¨¦s del traslado, las prisioneras que llegan a esta colonia IK-2 pasan dos semanas en un ¡°m¨®dulo de cuarentena¡± en el que se controla si sufren enfermedades infecciosas. All¨ª entregan sus ropas y se les da un uniforme y un pa?uelo para la cabeza que tienen que llevar a todas horas. Todo est¨¢ en ruso, no hay nada traducido al ingl¨¦s ni a otro idioma y nadie habla en otra lengua. Mientras cumple la citada cuarentena, a la detenida se le adjudica una otryad, el m¨®dulo en el que cumplir¨¢ condena y un t¨¦rmino que hace referencia tanto al espacio f¨ªsico como a las ocupaciones que tendr¨¢ que desempe?ar.
A partir de ah¨ª, el d¨ªa comienza a las 6 de la ma?ana con ejercicios en grupo. El resto de la jornada transcurre entre jornadas de trabajo de hasta 12 horas, b¨¢sicamente labores de costura con uniformes del servicio penitenciario o de las fuerzas a¨¦reas rusas que combaten en Ucrania. Lo peor no acaba aqu¨ª, m¨¢s bien es solo el principio: observadores de derechos humanos llevan a?os documentando los casos de torturas y abusos sexuales en las c¨¢rceles masculinas rusas. Y si bien en las femeninas el nivel de violencia no es tan alto, s¨ª son habituales el bullying entre las reclusas y la violencia por parte de los guardias: ¡°No es un sistema enfocado a la rehabilitaci¨®n sino que se basa en el castigo. Est¨¢ estructurado a partir de la violencia¡±, confirma Pallot, que explica que la organizaci¨®n tiene mucho de autogesti¨®n entre las prisioneras y que apenas hay ning¨²n otro tipo de supervisi¨®n, especialmente por las noches. ¡°Va contra cualquier norma que se aplica en las prisiones occidentales, es una puerta abierta al bullying y los abusos f¨ªsicos¡±.
Insultos, torturas, abusos...
La situaci¨®n en las colonias pelanes de Mordovia ya se hizo famosa en 2013, cuando una de las miembros del grupo Pussy Riot public¨® una carta desde el centro IK-14, donde pas¨® dos a?os y se lleg¨® a declarar en huelga de hambre por las condiciones en las que se encontraba. Nadezhda Tolokonnikova habl¨® de jornadas de trabajo de 17 horas y de ¡°una atm¨®sfera de ansiedad y amenaza que se filtra en todo. Privaci¨®n permanente del sue?o, presi¨®n para cumplir con cuotas de trabaja inhumanas, reclusas constantemente a punto de quebrarse por completo, grit¨¢ndose sin parar y pele¨¢ndose por las cosas m¨¢s nimias¡±.
Olga Shilayeva pas¨® cinco a?os en el centro IK-2: ¡°Las condiciones de una c¨¢rcel normal no se dan all¨ª¡±, dijo mientras recordaba que fue agredida f¨ªsicamente durante cinco a?os por una guarida que despu¨¦s fue ascendida a jefa en esa colonia. La ubicaci¨®n en un lugar as¨ª de Griner, seg¨²n los expertos, no tiene nada de casual: son centros cuyos directores tienen una fidelidad total al r¨¦gimen de Mosc¨², y su ubicaci¨®n los hace especialmente inaccesibles para controladores y prensa. Voces de antiguas reclusas de su mismo centro aseguran que Griner tendr¨¢n que escuchar ¡°insultos que nadie tendr¨ªa que o¨ªr¡± y ser¨¢ ¡°sometida a torturas¡±. Una, an¨®nima, asegur¨® al Daily Mail que hasta la vida de la jugadora corre peligro: ¡°Seguramente la atacar¨¢n en los ba?os, ser¨¢ asaltada¡ El gobierno ruso lleva mucho tiempo ense?ando a su gente que los americanos son el enemigo de la humanidad¡±.
Tolokonnikova sigui¨® explicando as¨ª su pesadilla, esta vez para la NBC estadounidense: ¡°Han mandado a Griner a la peor c¨¢rcel de toda Rusia. Se trabaja 16 horas al d¨ªa cosiendo y preparando uniformes. Hay lesiones porque el material y la maquinaria est¨¢n estropeados y avejentados. Son normales las palizas y las torturas, casi no hay asistencia m¨¦dica de ning¨²n tipo. Si no est¨¢n trabajando con los uniformes, las prisioneras hacen trabajos f¨ªsicos muy duros, como cavar zanjas, destruir capas de hielo¡ si una se niega a realizar las tareas que se le ordenan, se le manda a una celda de castigo, aislada en un espacio m¨ªnimo y g¨¦lido. Los barracones tienen entre tres y cinco ba?os para las m¨¢s de 100 ocupantes. No hay agua caliente¡ son lugares que est¨¢n igual que en los tiempos de los gulags, no se ha arreglado ni cambiado nada. Las condiciones son b¨¢sicamente de esclavitud. Algunas deciden suicidarse, lo que ni siquiera es f¨¢cil en un sitio como esos¡±.