EUROLIGA | MADRID 98 - PARTIZ?N 94
El ¡®infierno¡¯ estuvo en el Palacio
La afici¨®n del Real Madrid respondi¨® para el quinto partido de cuartos de final ante el Partiz¨¢n de Belgrado en el WiZink Center.
Los aleda?os del WiZink Center y las horas antes del vital y definitivo partido de cuartos de la Euroliga tuvieron color negro, el de las camisetas de los aficionados de Partiz¨¢n, que convirtieron la terraza del bar Madariz en su hogar espa?ol, siempre escoltados por una quincena de antidisturbios. Pero dentro no. Ah¨ª las tornas cambiaron y el Madrid, que ven¨ªa del infierno del Stark Arena de Belgrado, cre¨® su propio infierno. Los aficionados blancos marcaron territorio, ense?aron sus garras, su pasi¨®n por un equipo que se jugaba el todo o nada en Europa. Ni ellos ni su equipo defraudaron.
Vibr¨® el Palacio en los proleg¨®menos, como en las grandes ocasiones, con el mar de banderas al cielo de la grada de animaci¨®n, la de los Bersekers y Ojos de Tigre, para recibir a sus chicos, a los de Chus Mateo, arropados durante toda la primera parte de manera constante. Los c¨¢nticos no cesaron. Tampoco las celebraciones cuando el Madrid perforaba el aro rival. Y hubo una gran ovaci¨®n a Ndiaye cuando se retir¨® al banquillo tras una primera aparici¨®n estelar en un encuentro lleno de caras famosas: los Hernang¨®mez, Juancho y Willy, Dontaye Draper, Vinicius...
Solo los latigazos de Punter enfriaron algo el ambiente. Era el turno de la hinchada partisana (poco menos de 50 en la grada superior del pabell¨®n m¨¢s los infiltrados)¡ y de las airadas y feroces pitadas a los ¨¢rbitros. La tercera de Tavares fue la que mayor enfado cre¨® en una afici¨®n blanca que sent¨ªa alejarse el sue?o de Kaunas con el -16 con el que se cerraba la primera mitad.
Y cuando peor se encontraban los merengues, con unos serbios en plena efervescencia y Tavares con pie y medio fuera del duelo con cuatro faltas, apareci¨® el Chacho con un triple y alentando a las masas antes del periodo final, que lleg¨® precedido de una falta de Exum sobre Rudy en pleno tiro de tres del balear. ¡®Yabusele, Yabusele, Yabusele¡¯, cantaba la grada blanca: el franc¨¦s fue el que le hizo la llave de judo al base australiano en el segundo partido.
Con chispazos de calidad para comandar la remontada. Pura magia canaria para llevar a los suyos a una orilla que parec¨ªa impensable. Un ¨¦xtasis en las gradas que se mezcl¨® con ¡®c¨®mo no te voy a querer¡¯ a pleno pulm¨®n de todo el Palacio para festejar la remontada, en el partido y en la serie (algo nunca hecho), para estar en Kaunas. El Madrid cre¨® un infierno del que el Partiz¨¢n no pudo escapar. Y los jugadores lo disfrutaron de los lindo sobre la cancha tras el bocinazo final con todo un Palacio puesto en pie para homenajear a sus h¨¦roes que tuvieron que volver a salir a la pista. ¡®As¨ª, as¨ª, as¨ª gana el Madrid¡¯. El WiZink retumb¨®.