Las primeras jaquecas del Bar?a
Despu¨¦s de unas semanas muy prometedoras, el nuevo Barcelona de Roger Grimau est¨¢ bajando sus prestaciones y perdiendo demasiados partidos.
Hace poco m¨¢s de un mes, el Barcelona marchaba bien, funcionaba y daba sensaci¨®n de crecimiento en un proyecto que naci¨® con el riesgo de heredar las alt¨ªsimas expectativas de los ¨²ltimos a?os con unos mimbres seriamente disminuidos. Ya las encuestas de principio de temporada en los grandes medios europeos situaban al equipo azulgrana un par de pelda?os por debajo de los cursos anteriores, cuando part¨ªa siempre como uno de los grandes favoritos para alzarse con la corona de la Euroliga. Su pecado fue ese: tres visitas seguidas a la Final Four (2021-23) sin premio. Una derrota en la final, contra el Efes, y dos seguidas en semifinales contra el Real Madrid, la ¨²ltima en uno de los d¨ªas m¨¢s duros en la historia reciente de la secci¨®n (por las formas, por el rival y porque era muy favorito).
All¨ª, en Kaunas (el 19 de mayo) se rompieron un proyecto y, sobre todo, un coraz¨®n al que le tocaba despu¨¦s el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa: reconstruirse con un tremendo tijeretazo presupuestario que algunos situaban en el 25%. Las penurias del Bar?a como club, las facturas de una ¨¦poca de excesos y brindis al sol, obligaban a apretarse el cintur¨®n. Lo de Kaunas fue el empuj¨®n, o la excusa, que necesitaba Joan Laporta: si con todo esto no se gana la Euroliga, tengamos menos. Lo siguiente, con una Liga que par¨® la zozobra por en medio, fue una fea gesti¨®n de salidas que incluy¨® a Sarunas Jasikevicius y a un lote de jugadores que acababan contrato (Kyle Kuric, Sertac Sanli, Mike Tobey) o que no¡ pero a los que hab¨ªa que sacar. Traumas menores (Cory Higgins) o de mucho calado (Nikola Mirotic). Sin ellos -Saras, Mirotic, Higgins- se acababa un proyecto, dilapidado con muchas victorias, y con Ligas y Copas. Pero sin la ansiada (pero muy esquiva) tercera Euroliga. A Jasikevicius le falt¨® mano derecha; a Higgins le fall¨® la espalda y a Mirotic, la cabeza. ?l, para bien o para mal y tal vez sin merecerlo en gran parte, acab¨® personificando esa etapa¡ y esa ca¨ªda al vac¨ªo.
Lo siguiente fue un proceso de reajuste econ¨®mico, c¨®mo y d¨®nde invertir, que partidas meter en qu¨¦ lado de qu¨¦ presupuesto, pagar cl¨¢usulas pero bajar sueldos¡ y cerrar la temporada 2022-23, con provisiones para pagar lo que no se pudo negociar con Higgins y Mirotic, con p¨¦rdidas de m¨¢s de 56 millones de euros (datos de 2Playbook). Una plantilla con el cintur¨®n ajustado cambi¨® a Sarunas Jasikevicius por el pedigr¨ª cul¨¦ del inexperto Roger Grimau. El lituano rondaba los 3,5 millones de salario y el nuevo no llega a 700.000. En la rotaci¨®n, se mantuvo un bloque competitivo (Satoransky, Vesely, Laprovittola, Kalinic, Abrines, Jokubaitis, Nnaji¡), y se apost¨® por el producto nacional: Joel Parra, Dar¨ªo Brizuela y un Willy Hernang¨®mez por el que s¨ª se hizo un esfuerzo may¨²sculo. Porque, sobre todo, hac¨ªan falta referentes una vez que Mirotic hab¨ªa desaparecido del mapa. La otra gran y extra?a apuesta fue Jabari Parker, un jugador que apunt¨® a s¨´pernestrella de la NBA¡ hace demasiado. Consumido por las lesiones y al borde de la retirada, era una rara esperanza, un fichaje de riesgo para un equipo de riesgo en una situaci¨®n de riesgo.
Demasiados patinazos para ser casualidad
Por eso, porque el contexto cuenta, hace poco m¨¢s de un mes la cosa iba bien. El Bar?a hab¨ªa perdido con el Real Madrid en todas las competiciones (Supercopa, Liga, Euroliga), pero hab¨ªa competido mejor contra los blancos en cada partido y se hab¨ªa resignado, por ahora (como todos los dem¨¢s en Europa) a dejar de pensar en un rival que por ahora es inalcanzable, el mejor del continente de largo. La ¨²nica soluci¨®n ante situaciones as¨ª (t¨² en un a?o de recortes y novedades, tu rival con una de las mejores plantillas de su historia) es hacer tu trabajo¡ y esperar. Las temporadas son largas, las competiciones complicadas. Uno nunca sabe.
M¨¢s all¨¢ de esa comparaci¨®n con el Real Madrid, el Bar?a arranc¨® 6-1 en la Euroliga (con victorias imponentes en canchas imponentes: Olympiacos, Partiz¨¢n¡) y 7-2 en la ACB. Su segunda derrota en Europa lleg¨® en Vitoria, contra el Baskonia. Sus cuatro primeras sin contar la Supercopa (dos en ACB y dos en Europa) parecieron asumibles: dos contra el Real Madrid, una contra el Baskonia y otra contra el Valencia, todas fuera del Palau. El equipo, adem¨¢s, hab¨ªa transmitido, jugado alegre (esa es la base del estilo Grimau), con una confianza creciente y una defensa mejor de lo previsto. Desde ah¨ª, sin embargo, el Bar?a ha empezado a perder partidos, demasiados contra equipos a los que deber¨ªa ganar. A empeorar su rendimiento y sus sensaciones y a parecerse a lo que se tem¨ªan, en verano, los m¨¢s agoreros. Y todo eso sin terminar de completar una plantilla a la que a priori le falta un exterior de referencia, anotador. Hubo nombres en el ajo de los rumores, e incluso un movimiento que lleg¨® a parecer definitivo por Kevin Punter, pero nada concreto.
Ahora el Bar?a est¨¢ 10-5 en las dos competiciones, un 20-10 total que no es nada brillante para un club de su exigencia. Pero lo peor es la inercia: 4-4 en los ocho ¨²ltimos de Euroliga, 3-3 en los ¨²ltimos seis en Liga. El Palau dej¨® de ser inexpugnable (Manresa, Mil¨¢n) y han empezado a saltar por los aires costuras: el Bar?a parece inconsistente, torpe en los finales apretados, con muchos problemas para defender en fases largas de los partidos y un ataque que se desordena y en el que no parece haber muchas veces m¨¢s plan que dejarse llevar por los arrebatos de talento de Nicol¨¢s Laprovittola o por la jerarqu¨ªa en las zonas de Jan Vesely.
En Bolonia y Berl¨ªn (una derrota muy dura contra el colista de la Euroliga), el Barcelona empez¨® muy bien y amas¨® ventajas importantes que se fueron al limbo hasta desembocar en finales igualados que no supo leer. En ACB, enlaz¨® derrotas contra Zaragoza y Manresa en cuatro d¨ªas. Y de pronto, el problema ya no es c¨®mo de lejos est¨¢ el Real Madrid sino c¨®mo de cerca est¨¢n otros (en Espa?a) o cu¨¢ntos m¨¢s se pueden colar por delante (en Europa). Esas dudas est¨¢n salpicando tambi¨¦n a Roger Grimau, que en todo caso ha hecho en estos primeros meses en el banquillo suficientes cosas como para merecer, al menos, un voto de confianza.
Uno de los problemas de este discreto inicio es el rendimiento de los reci¨¦n llegados en un equipo que ha mostrado generalmente su mejor cara con los que ya estaban: Laprovittola, Vesely y Abrines como l¨ªderes y las apariciones de Jokubaitis, Kalinic y un Satoransky cuya segunda etapa en el club no est¨¢ siendo mala¡ pero s¨ª decepcionante. Se esperaba m¨¢s de ¨¦l cuando decidi¨® desandar los pasos que lo llevaron a la NBA.
A Parra y Brizuela les est¨¢ costando dar al salto de nivel que exigen la Euroliga y el Barcelona. Son fichajes estrat¨¦gicos (cupos) y jugadores internacionales, pero el primero pasa desapercibido, ha ido a menos en la rotaci¨®n y no parece en un punto de forma ¨®ptimo. Brizuela, por su parte, es un jugador de explosiones y rachas anotadoras, un buen complemento en un roster que deber¨ªa tener otro guard con m¨¢s producci¨®n y continuidad, m¨¢s cerca de los mejores de la competici¨®n. Laprovittola ha firmado un extraordinario inicio de temporada, pero el Bar?a ha acabado dependiendo demasiado de su inspiraci¨®n.
Jabari y Willy deber¨ªan, si uno hace el esfuerzo de olvidar de d¨®nde viene cada uno, ser jugadores diferenciales. Pero no lo son. El primero est¨¢ jugando a buen nivel, recuperando confianza despu¨¦s de a?os en los que las lesiones de rodilla ni le permitieron sentirse jugador. Ha tenido actuaciones brillantes en la Euroliga, pero todav¨ªa est¨¢ a algunos pasos de poder considerarse un pilar s¨®lido y fiable del equipo, un cuatro de primer¨ªsimo nivel europeo. Tiene el talento, porque de eso ha ido sobrado desde sus a?os de instituto, pero ven¨ªa de demasiado atr¨¢s, con demasiado ritmo que recuperar. Se ha adaptado y est¨¢ jugando todo lo bien que pod¨ªan esperar los voluntaristas, pero no parece sensato (aunque solo sea por si acaso) confiar en que llegue a mucho m¨¢s. Como wildcard, y que venga lo que venga, no ha sido un mal fichaje. Pero eso no es lo que hac¨ªa falta tras la salida de un jugador como Mirotic.
Willy Hernang¨®mez ha regresado de la NBA con todo lo que sabemos de ¨¦l: es uno de los mejores p¨ªvots de ataque cerca del aro y en el mundo FIBA, pero tambi¨¦n es un jugador inconsistente, con lagunas defensivas y que no siempre est¨¢ c¨®modo en el rol de l¨ªder. Sergio Scariolo supo moldear con ¨¦l un MVP de Eurobasket, pero Roger Grimau lo ha sentado mucho en el banquillo en Euroliga, donde no es nada extra?o verlo fuera de la pista en los finales apretados y en tramos muy extensos de los ¨²ltimos cuartos. Era, es obvio, un fichaje muy goloso una vez que estuvo a tiro, pero lo cierto es que el Barcelona ya ten¨ªa como cinco a Vesely, uno de los mejores de la Euroliga, y como suplente en ese puesto a James Nnaji, un excelente proyecto de jugador (19 a?os) que ya ha sido drafteado en la NBA y con el que quiz¨¢ habr¨ªa merecido la pena abrir la mano de los minutos como suplente. Pero la llegada de Willy cambi¨® los roles y la rotaci¨®n.
El p¨ªvot madrile?o solo promedia 16:54 minutos por partido en Euroliga. Es muy poco. Y 12,7 de valoraci¨®n, que no es suficiente. Seis de los siete que m¨¢s juegan ya estaban la temporada pasada, y el otro es Jabari. Los dos mejores de largo en valoraci¨®n son Vesely (15,9) y Laprovittola (15,8). Ni Parra ni Brizuela llegan a 13 minutos por partido, y el Bar?a es un equipo todav¨ªa con buenos medidores estad¨ªsticos pero cada vez m¨¢s lastrado por las p¨¦rdidas, la dependencia de dos jugadores esenciales y la falta de especialistas en el tiro: buenos porcentajes de tres¡ pero con muy pocos lanzamientos.
En las ¨²ltimas semanas el Bar?a se ha dado alguna alegr¨ªa (su excelente segunda parte contra el ascendente Baskonia en un partido de jerarqu¨ªas¡ y para evitarse l¨ªos con la Copa) pero tambi¨¦n ha trastabillado demasiado. Se puede asumir la derrota de Bolonia, in extremis y contra una Virtus que, sorprendentemente, es segunda. El partido, con todo, tuvo aroma a ocasi¨®n perdida. Parece m¨¢s criticable perder en Zaragoza, d¨ªas despu¨¦s en el Palau contra un Manresa que le remont¨® en unos ¨²ltimos minutos nefastos de los azulgrana, otra vez en casa contra un Mil¨¢n que anda de capa ca¨ªda con Messina (y, glups, sin Mirotic) o en Berl¨ªn, donde m¨¢s all¨¢ de lo que se puede considerar accidental hubo minutos verdaderamente preocupantes en la segunda parte.
?Est¨¢ en crisis el Barcelona? Seguramente todav¨ªa no, pero la inercia es mala. ?Est¨¢ situ¨¢ndose en un lugar m¨¢s cercano a su realidad que el que pareci¨® capaz de ocupar en las primeras semanas de temporada? Es una posibilidad real... pero preocupante. ?Tiene talento para ganar cualquier partido? S¨ª, no tanto como en temporadas pasadas, pero s¨ª. La cuesti¨®n es que est¨¢ demostrando que tambi¨¦n puede perder con cualquiera y que apunta a equipo racheado e irregular, inconsistente y de picos y valles. Eso es mala se?al siempre¡ y m¨¢s en la carrera de una temporada como la que est¨¢ teniendo el Real Madrid, su rival (siempre) en todos los frentes. Veremos qu¨¦ pasa porque ma?ana toca, en Kaunas, otro de esos partidos bisagra. Si se vuelve a perder¡
Sigue el canal de Diario AS en WhatsApp, donde encontrar¨¢s todas las claves deportivas del d¨ªa.