El Hapoel abusa del Gran Canaria para ganar la Eurocup

Por m¨¢s que para el Gran Canaria tenga tant¨ªsimo m¨¦rito haber llegado a la segunda final de la Eurocup en tres a?os, no deja de existir cierta desaz¨®n, por los motivos que sean, al no haber ni siquiera tenido la oportunidad de competir por otro t¨ªtulo continental ante un Hapoel Tel Aviv que fue un aut¨¦ntico rodillo, as¨ª en la ida como en la vuelta este viernes (94-103), inalcanzable otra vez, como en la primera fase, para Lakovic y su tropa.

Se agigante as¨ª la leyenda de Itoudis, que domina como pocos toda la escena que transcurre en sobre las tablas de los partidos del baloncesto. Controla a los propios, a los extra?os y a los ¨¢rbitros como una maestr¨ªa inapelable. Y encima cont¨®, en las figuras de Motley y Blakeney, con dos impecables brazos ejecutores de todas sus consignas. Madar, con un impoluto 4/4 en triples, tampoco se qued¨® atr¨¢s a la hora de contribuir a la fundici¨®n de los hoy locales.

Ni que fuera una continuidad de la segunda parte del otro d¨ªa, la primera de hoy supuso otro suplicio para un alica¨ªdo Gran Canaria, que solo dej¨® de ir perdiendo en los segundos posteriores al saque inicial. Avisando sin ser traidor, el triple de Ginat en la primera jornada del partido abri¨® el bote de k¨¦tchup del Hapoel, que lleg¨® al descanso habiendo anotado 10 veces, de 18 intentos, desde m¨¢s all¨¢ del 6,75. Motley sac¨® el mazo demasiado pronto esta vez, 14+2 tras los dos primeros cuartos, y dos picotazos consecutivos de Madar desde la periferia ya dispararon al equipo israel¨ª hasta un inapelable 4-14.

Pareci¨® reaccionar la hueste de Jaka Lakovic merced a Shurna y Conditt, pero el 3+1 que Blakeney le sac¨® a un desconocido Homesley lanzaba de nuevo al Hapoel, que empujaba y empujaba en uno y otro aro, 11-18 ahora, ante un Granca en el que solo Conditt parec¨ªa estar en sus cabales. Entre unas cosas y otras, los de amarillo se olvidaron de defender. Madar enchuf¨® de nuevo desde la frontera para echarle sal gorda a la herida de un Gran Canaria que bastante parec¨ªa haber conseguido llegando 21-29 al final de los primeros 10 minutos del duelo.

Yakov y Foster, el del queque a Salv¨® en el primer partido que su equipo no aprovech¨®, tambi¨¦n cantaron bingo desde lejos. La distancia a favor del Hapoel lleg¨® a ser +13, 23-36, ante un Granca que no sab¨ªa por donde le ven¨ªan tantos golpes, incapaz de encontrar respuestas a todas las trampas que plante¨® el protest¨®n Itoudis, a quien los ¨¢rbitros le permiten todo lo posible con tal de que la leyenda no se enfade, no vaya a ser que tengan que hacer lo que no se atreven, llamarle al menos la atenci¨®n. Listo siempre, primero la l¨ªa y despu¨¦s se disculpa antes de cenarse la moral de los ¨¢rbitros, que ante la duda satisfacen los deseos de un entrenador de talento inabarcable, que todo hay que decirlo.

Al rescate insular acudi¨® el de siempre. S¨ª, Albicy. El menudo base franc¨¦s, primero con un triple y despu¨¦s con un par de tiros libres, comand¨® un acercamiento local que lleg¨® hasta el 38-39 despu¨¦s de un impactante 11-0 de parcial que rompi¨® Motley, martillo pil¨®n como ninguno, con el segundo 2+1 que le sac¨® a Tobey. Ginat, con su segundo triple, elev¨® el 44-53 al cielo del animado Gran Canaria Arena cuando tocaba disfrutar del descanso.

El pim, pam, pum con el que comenz¨® la segunda mitad solo favorec¨ªa, claro, al Hapoel. Si Thomasson clav¨® dos flechas y Brussino otra, otro par de Blakeney manten¨ªa la alegr¨ªa en el bando visitante: 53-61. Sin embargo, un monstruo vino a ver al Gran Canaria para quitarle definitivamente la ilusi¨®n. Fue el propio Blakeney, desaparecido hasta entonces. Resulta que el exterior norteamericano apenas hab¨ªa anotado cuatro puntos hasta el tercer cuarto, y solo en este periodo meti¨® 18, 27 en total, y adem¨¢s, de todos los colores, un aut¨¦ntico hurac¨¢n sobre el parquet para desgajar al Gran Canaria con aquel 74-86 antes de encarar el ¨²ltimo parcial del duelo, que nada m¨¢s comenzar vio como Caboclo, all¨¢ a lo lejos, descerrajaba un nuevo triple para darle la m¨¢xima ventaja a su equipo, lanzado ya hacia la conquista de la Eurocup, nada que objetarle a su triunfo, tan superior como fue a su rival.

El ¨²ltimo cuarto, inservible, se jug¨® por puro protocolo. Todas las personas presentes en el pabell¨®n, tanto da que fuera en la misma cancha o en las gradas, sab¨ªan que el trofeo del campe¨®n iba a ser, con todo merecimiento, para el Hapoel, un ogro para el Gran Canaria, la peor de sus pesadillas que le gan¨® esta temporada, y adem¨¢s con suma facilidad, los dos partidos de la primera fase y los dos de la final. Nada puede reprocharse la hueste grancanaria, nueve d¨ªas fuera de casa solo antes de aquel primer partido de la final, m¨¦rito indiscutible el haber llegado, en esas condiciones, a las puertas de su segunda Euroliga. Ahora, a centrarse en abrochar cuanto antes la plaza de playoff en la ACB. El arre¨®n final para el 94-103 le demostr¨® que ante el abus¨®n Hapoel, m¨¢s que orgullo, le hizo falta aire, m¨²sculos y mucho baloncesto.

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