¡°Est¨¢is locos, esta Copa no tiene ni pies ni cabeza¡±
El torneo del KO celebra el 40 aniversario del crucial cambio de formato con la ACB en 1983. Gan¨® el CAI Zaragoza de Magee. Eduardo Portela y Fernando Arcega lo recuerdan.
Era el 1 de diciembre de 1983 cuando, cerca de las nueve de la noche, el CAI Zaragoza, un club distinto al que compite en la presente ACB, se proclamaba campe¨®n de la Copa del Rey en casa, ante su enfervorizada afici¨®n. No era otro triunfo ¨¦pico de un humilde ante un gigante, en aquella ocasi¨®n el Bar?a de Epi, Soloz¨¢bal y Sibilio (81-78, a un a?o del estreno de la l¨ªnea de tres), sino una conquista especial que se enmarcaba en las entra?as del boom del baloncesto espa?ol, a caballo entre la plata del Eurobasket 83, tras tumbar a la URSS del imberbe Sabonis, y la final ol¨ªmpica de Los ?ngeles 84 frente a Michael Jordan. De verano a verano y, en medio, la nueva Liga con playoff, grupo impar y par de 14 jornadas y luego A-1 y A-2 con 12 equipos clasificados para las eliminatorias. De una Liga cl¨¢sica, como en el f¨²tbol, a un cambio radical, al estilo NBA y una Copa pionera, que todos conocemos ahora, pero que entonces fue una apuesta rompedora que naci¨® con cuatro equipos en una sola sede, como una Final Four, y a las tres temporadas se ampli¨® a ocho. La joya de la corona de nuestro baloncesto, cuyos pasos se siguieron m¨¢s tarde en Europa e incluso este curso en la NBA se ha estrenado un torneo con una esencia parecida, celebra su 40 aniversario.
¡°?ramos la cenicienta, pero la llegada de Magee...¡±
La revoluci¨®n lleg¨® con la Asociaci¨®n de Clubes de Baloncesto, la ACB, que se fundaba el 3 de marzo de 1982 y tomaba, en lugar de la FEB, el control de las competiciones desde la temporada 83-84. La primera Copa ACB se jug¨® en Zaragoza, las semifinales un mi¨¦rcoles y la final el jueves, el citado 1 de diciembre, con los dos primeros clasificados del grupo impar y par. ¡°Nosotros, el anfitri¨®n, no ten¨ªamos la plaza garantizada, deb¨ªamos ganarla y lo conseguimos en la ¨²ltima jornada con una victoria en L¡¯Hospitalet¡±, cuenta a AS Fernando Arcega, hombre importante en la Selecci¨®n y fundamental de aquel CAI, un alero de 2,04 m, grand¨ªsimo para la ¨¦poca, que tambi¨¦n ejerci¨® de ala-p¨ªvot. El internacional recuerda que ¡°era la primera Liga con dos americanos¡± y a?ade: ¡°La temporada no iba bien, pero la llegada de Kevin Magee en noviembre, creo que tres partidos antes de la Copa, supuso un gran cambio. Nos plantamos en el torneo como la cenicienta y en las semifinales vencimos al Joventut de A¨ªto, que era la revelaci¨®n, el mejor de la Liga con Rafa Jofresa, Montero, Margall, Andr¨¦s Jim¨¦nez... ?bamos en clara progresi¨®n y en la final nos esperaba el Bar?a, que tuvo ventajas de m¨¢s de 10 puntos y que hab¨ªa derrotado al Madrid, aunque el partido no se descontrol¨®. Aguantamos y supimos pegar el zarpazo en los ¨²ltimos minutos (Arcega protagoniz¨® acciones decisivas en defensa y Charly L¨®pez Rodr¨ªguez logr¨® una canasta clave). En todos estos a?os no he parado de encontrarme a gente que me aseguraba haberse enganchado a nuestro deporte con aquella final¡±. En 1990, el alero repetir¨ªa gloria copera con el CAI.
¡°Ven¨ªamos de jugar en campos que ahora estar¨ªan prohibidos para los ni?os¡±
El baloncesto patrio daba pasos de gigante: ¡°Nuestra popularidad subi¨® much¨ªsimo con los ¨¦xitos de la Selecci¨®n y con una Liga que se democratizaba. Hubo un antes y un despu¨¦s de 1983 y 1984. Los jugadores j¨®venes, los que ganamos la plata europea j¨²nior en Roseto (1978), no est¨¢bamos anclados al pasado, sino muy imbuidos del baloncesto americano. Quer¨ªamos una evoluci¨®n, ven¨ªamos de jugar en campos que ahora estar¨ªan prohibidos para los ni?os¡±, afirma el mayor de los Arcega.
Eduardo Portela, en aquel a?o gerente de la ACB, luego presidente y antes jugador, entrenador (campe¨®n de Copa con el Bar?a en 1979) y director t¨¦cnico del club azulgrana, fue uno de los impulsores de la competici¨®n. A sus 89 a?os conserva una buena memoria y nos cuenta el secreto del fichaje de Kevin Magee, un p¨ªvot que dej¨® huella en Zaragoza y marc¨® una ¨¦poca en el Maccabi, fallecido en un accidente de tr¨¢fico en 2003. Magee (19 puntos y 11 rebotes) lider¨® en la final a un bloque formado por Manuel Bosch, Indio D¨ªaz, Fernando Arcega y Jim Allen, el quinteto titular, m¨¢s Charly L¨®pez Rodr¨ªguez, Jos¨¦ ?ngel Arcega y Paco Zapata. Capablo, Carpi y Sansegundo tambi¨¦n estaban inscritos en la fase final con el argentino Le¨®n Najnudel de entrenador.
¡°Jos¨¦ Luis Rubio, presidente del CAI, fue el m¨¢s r¨¢pido y fich¨® a Magee¡±
¡°Entonces nos comunic¨¢bamos con teletipos, que funcionaban las 24 horas ¨Cnarra Eduardo Portela¨C. Pasadas las dos de la tarde nos llega por esta v¨ªa el ofrecimiento de Magee para jugar en la ACB. Lo consider¨¦ importante, pod¨ªa ser un jugador decisivo, y dije en la oficina que no se pod¨ªa esperar, as¨ª que antes de comer se lo comunicamos a todos los clubes. ¡®El que llegue primero, lo tendr¨¢¡¯, pens¨¦. Y ese fue el presidente del CAI Zaragoza, Jos¨¦ Luis Rubio. Cuando volvimos a la oficina despu¨¦s de comer ya ten¨ªamos su teletipo aceptando la oferta. Su fichaje fue una revoluci¨®n y decisivo en aquella Copa¡±.
Las primas: 325.000 pesetas para cada jugador del Bar?a
Con Magee tambi¨¦n hubo una an¨¦cdota con las primas, ya que uno de los americanos del Bar?a le hab¨ªa contado a ¨¦l y a Jim Allen que el club azulgrana les iba a pagar 325.000 pesetas (cerca de 2.000 euros) a cada jugador en caso de triunfo. ¡°A Magee le pareci¨® una cifra extraordinaria y le pregunt¨® a su presidente, Rubio, si ellos tendr¨ªan prima. La respuesta es que no, que no figuraba en el contrato. Magee lo entendi¨® y les dijo a sus compa?eros que deb¨ªan jugar a tope sin pensar en un premio extra¡±.
Portela recuerda el impacto inmediato de la nueva ACB: ¡°Desde la primera jornada los campos se llenaron, nos sorprend¨ªa porque la ACB no era conocida. Respecto a la Copa, hab¨ªa sugerido con mi equipo de trabajo que hab¨ªa que cambiarla, que tal y como estaba (parecida al modelo actual del f¨²tbol) no interesaba a nadie. Lo hicimos y nos preguntaban si est¨¢bamos locos. Un gran directivo de la Liga de f¨²tbol me dijo: ¡®Eduardo, creo que os est¨¢is pasando, esto no tiene ni pies de cabeza¡¯. Ni nosotros sab¨ªamos qu¨¦ iba a ocurrir. Todo parti¨® de un intento de renovaci¨®n, de tratar de entusiasmar a los espectadores. En Europa, la Copas tardaron en renovarse, nosotros fuimos la avanzadilla y, despu¨¦s del ¨¦xito de aqu¨ª, se transmiti¨® a otros pa¨ªses¡±. La joya de la corona de nuestro baloncesto cumple 40 a?os.
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