Tarlac naufrag¨® en el Madrid

La temporada 2002-03 es un trance negro en la historia de un Real Madrid que, cuesta creerlo y m¨¢s a la vista de su extraordinario rendimiento en la ¨²ltima d¨¦cada, ni siquiera jug¨® el playoff por el t¨ªtulo en la Liga ACB. Acab¨® ?d¨¦cimo! Con un 50% de triunfos (17-17). Un resultado horrible en el que maridaron la mala gesti¨®n deportiva, el pobre rendimiento en pista, las relaciones complicadas en el vestuario¡­ todo mal. Todo: para colmo en la casa blanca, siempre vasos comunicantes en el puente a¨¦reo, el Barcelona vivi¨® una de las temporadas m¨¢s gloriosas de su historia. El equipo entrenador por Svetislav Pesic gan¨® la Liga, la Copa (arroll¨® al Real Madrid en cuartos de final) y, por primera vez en su historia, la Euroliga.

El Real Madrid se qued¨® sin t¨ªtulos y sin forma de enderezar un proyecto que, b¨¢sicamente, dio tumbos hasta la llegada de Pablo Laso porque ni siquiera funcionaron intentos de absoluto primer nivel como la llegada de Ettore Messina. Pero el punto m¨¢s cr¨ªtico fue esa temporada 2002-03 que fue, adem¨¢s, la ¨²nica en el equipo de Javier Imbroda, cuya reputaci¨®n no pudo enderezar una nave que ven¨ªa zozobrando por la pol¨¦mica salida de Sergio Scariolo.

Seg¨²n la versi¨®n que se filtr¨® entonces a la prensa, Scariolo le comunic¨® a Alberto Herreros en el gimnasio, sin m¨¢s ceremonia, que no contaba con ¨¦l para la siguiente temporada. Florentino P¨¦rez y la directiva del baloncesto consideraron, se dijo, que as¨ª no se trataba a un jugador tan importante como el alero madrile?o. As¨ª que Herreros sigui¨®¡­ y el que se march¨® fue un Scariolo que despu¨¦s explic¨® una versi¨®n muy distinta de aquel jaleo: ¡°Fue un pretexto para provocar el cambio que quer¨ªa personas ajenas al club. Se ha impulsado una revoluci¨®n desde fuera. Es falso que se comunicara la baja a Alberto en el gimnasio, falso que las formas fueran inapropiadas y falso que fuera una decisi¨®n personal m¨ªa¡±.

La idea de Scariolo era fichar (hab¨ªa un acuerdo cerrado) a Carlos Delfino y convertir al argentino en el alero estrella del equipo a costa de un Herreros que, como todo dio otro giro de 180 grados, finalmente se qued¨®. Delfino reconoci¨® que su contrato qued¨® en nada y el Real Madrid afront¨® la nueva temporada en plena confusi¨®n, con nuevo entrenador, marejada interna y solo cuatro jugadores del curso anterior: Herreros, Lucio Angulo, Eduardo Hern¨¢ndez-Sonseca¡­ y Dragan Tarlac. Los fichajes no eran, precisamente, una invitaci¨®n a la ilusi¨®n: Lucas Victoriano, un joven ?lex Mumbr¨² (se fue en 2004 y volvi¨® en 2006), un veterano Alfonso Reyes¡­ y tres ex del Barcelona, un p¨¦simo s¨ªntoma porque, sobre todo los dos ¨²ltimos, eran jugadores que no ten¨ªan ya encaje en el que deber¨ªa ser (aunque estaba lej¨ªsimos, por entonces) el gran rival: Michael Hawkins (acab¨® cortado y sustituido sobre la marcha por Damir Mulaomerovic, Derrick Alston y Alain Digbeu.

En un entorno crispado y con una afici¨®n cansada de malos resultados y situaciones extra?as, bandazos sin proyecto, pocos tuvieron m¨¢s presi¨®n y fueron m¨¢s criticados que Dragan Tarlac, un p¨ªvot fichado a bombo y platillo un a?o antes, en 2001, cuando dej¨® la NBA. Y que se march¨® en 2003, despu¨¦s de dos temporadas y sin cumplir la tercera que ten¨ªa de contrato (por m¨¢s de 300 millones de pesetas, tratamiento de s¨²per estrella). Solo jug¨® un a?o m¨¢s, en Mosc¨² con el CSKA, y se retir¨®. Su primer paso fuera de las pistas fue trabajar para la International Orthodox Christian Charities, una organizaci¨®n caritativa y con radio de acci¨®n global de la Iglesia Ortodoxa.

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Tarlac (2,11, 28 a?os cuando lleg¨® a Madrid) fue uno de los p¨ªvots m¨¢s dominantes en Europa antes de irse a la NBA (2000-01, Chicago Bulls), pero el problema para el Real Madrid fue que fich¨® al Tarlac que regres¨® de la NBA. No al que se fue. Una sola temporada de problemas, un a?o dif¨ªcil como les toc¨® y les sigue tocando a muchos europeos que lo intentan en Estados Unidos, desconect¨® a un jugador que no recuper¨® su nivel anterior. En los Bulls (hab¨ªa sido n¨²mero 31 del draft en 1991 pero retras¨® un lustro el salto) solo jug¨® 130 minutos en 43 partidos y promedi¨® 2,4 puntos y 2,8 rebotes con un triste 39% en tiros (y m¨¢s para un p¨ªvot) en una franquicia que estaba en pleno descalzaperros post Michael Jordan y que solo gan¨® 15 partidos (15-67) con Elton Brand, Ron Mercer y Ron Artest (despu¨¦s Metta World Peace) como jugadores m¨¢s interesantes.

En el Madrid, en Liga, Tarlac jug¨® 57 partidos en dos temporadas (2001-03) y promedi¨® 8,6 puntos y 5,2 rebotes. No gan¨® ning¨²n t¨ªtulo y no mostr¨® nunca el nivel de sus a?os en el Olympiacos (1992-2000), donde fue un jugador imponente en defensa, un muro, con una influencia en ataque que iba m¨¢s all¨¢ de sus n¨²meros en anotaci¨®n. Form¨® parte del excelente equipo (David Rivers, Panagiotis Fasoulas, Christian Welp, Dimitrios Papanikolaou¡­) que dej¨® sin Euroliga al Barcelona en 1997, en la final de Roma (73-58). Entr¨® en el Mejor Quinteto de la Final Four que estren¨® el palmar¨¦s del equipo de El Pireo en la m¨¢xima competici¨®n continental.

Ese Tarlac gan¨® un bronce y un oro continentales con Yugoslavia. Para poder jugar con su pa¨ªs natal tuvo que sortear un l¨ªo con Grecia, que le hab¨ªa hecho hueco durante el conflicto de los Balcanes y le hab¨ªa dado la nacionalidad (como Dragan Konstantinidis) para que jugara en Olympiacos. El Tarlac, en todo caso, que no se vio en el Real Madrid, donde su supuesta condici¨®n de estrella y su realidad de estrellado lo convirtieron en una de las met¨¢foras de un momento desastroso en la historia del club blanco y, por lo tanto, uno de sus peores fichajes de siempre a la vista, sobre todo, de lo que se esperaba de ¨¦l. ¡°El gran refuerzo blanco¡±, titul¨® AS cuando se concret¨® el fichaje (¡°la perla que completa una plantilla que aspirar¨¢ a todos los t¨ªtulos en juego¡±) de un jugador al que defin¨ªa como ¡°el mejor p¨ªvot desde que pasara por el club de la Castellana el lituano Arvydas Sabonis¡±.

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