La par¨¢lisis corroe al Bar?a
El club azulgrana sigue sin hacer nada: Pe?arroya sigue en el banquillo y las lesiones, trascendentales, no han sido cubiertas con fichajes.
Joan Pe?arroya seguir¨¢ siendo entrenador del Barcelona y, a veces, la noticia es que no hay noticia. Porque cuando el equipo azulgrana colaps¨® en el ¨²ltimo cuarto (una historia repetida mil veces esta temporada) y fue eliminado el pasado jueves, en cuartos de final de la Copa, por el La Laguna Tenerife, parec¨ªa casi una certeza que habr¨ªa cambio en el banquillo azulgrana; Con la bendici¨®n, en cuanto a los plazos, del par¨®n de selecciones que habr¨ªa permitido un peque?o per¨ªodo de aterrizaje y transici¨®n en lo que normalmente es un calendario de locos, sin respiro.
Pe?arroya sigue pese al fiasco de Gran Canaria, como sigui¨® a principios de enero, en pleno bache y tras una derrota calamitosa en pista del Girona que puso en jaque las opciones del Bar?a, algo ins¨®lito, de estar en el torneo del K.O. Entonces, se aplaz¨® una decisi¨®n definitiva hasta ver si el equipo se met¨ªa en la Copa, primero (lo hizo) y si compet¨ªa en ella, despu¨¦s (no lo hizo). Pero el posterior (y no imposible de anticipar) pinchazo tampoco ha provocado cambios. Y si bien es cierto muchas veces la continuidad es plausible y la paciencia un valor muy valorable en un mundo del deporte terriblemente cortoplacista, lo que m¨¢s preocupa de este Barcelona no es su apuesta por la continuidad en el banquillo, que podr¨ªa ser defendible (aunque solo sea porque Joan Pe?arroya no parece ni mucho menos el mayor de los problemas de la secci¨®n).
No: lo peor es que la justificaci¨®n tiene menos que ver con la confianza en el plano deportivo que con las limitaciones econ¨®micas de una secci¨®n constre?ida por la situaci¨®n general del club, un Barcelona en aprietos que lleva dos a?os (desde que se desmont¨® el proyecto que entrenaba Sarunas Jasikevicius y lideraba Niko Mirotic) reduciendo la inversi¨®n en un baloncesto que se ha quedado sin los ¨²ltimos seis t¨ªtulos que ha disputado en la temporada pasada y la mitad de esta (dos Supercopas, dos Copas, una Euroliga y una Liga), que es s¨¦ptimo en la Liga Endesa (se meti¨® en Copa por los pelos) y noveno en Euroliga y que solo ha ganado el 52% de sus partidos entre todas las competiciones (48 jugados, 23 perdidos).
Pe?arroya tiene contrato hasta 2026, as¨ª que un despido implicar¨ªa, claro, una indemnizaci¨®n. Y obligar¨ªa a fichar a un entrenador de primer nivel, con un salario obviamente mucho m¨¢s alto que el del actual t¨¦cnico (o el de Roger Grimau el pasado curso) y seguramente exigencias en cuanto a organigrama y fichajes. El Bar?a tendr¨ªa que convencer al candidato (Xavi Pascual siempre es un nombre que aparece en estas situaciones, pero hay otras opciones) de que se hiciera cargo ya, sin esperar al reinicio del verano, de un equipo en mala din¨¢mica, con lesiones trascendentales y en riesgo de firmar un cierre de curso muy complicado. Sumado todo eso, y que desde la salida de Jasikevicius el Bar?a ha optado por ser un equipo m¨¢s de jugadores que de entrenador, se obtiene la principal raz¨®n de lo que parece un ejercicio de paciencia infinita con Pe?arroya pero tiene m¨¢s, en realidad, de simple dejadez.
La par¨¢lisis va m¨¢s all¨¢ del banquillo. Nico Laprovittola se lesion¨® para toda la temporada en octubre. Despu¨¦s Jan Vesely ha causado baja, tambi¨¦n de larga duraci¨®n y tras un tramo en el que su participaci¨®n fue intermitente y su producci¨®n, baja para su est¨¢ndar. Y en la Copa se agrav¨® un problema de hombro que Kevin Punter ya arrastraba. El eje del equipo a priori (Lapro-Punter-Vesely) est¨¢ ahora mismo fuera de las pistas, pero tampoco habr¨¢, salvo sorpresa may¨²scula, fichajes. Ni las bajas ni el bajo rendimiento de la plantilla han empujado hacia los refuerzos, algo que s¨ª han hecho todos los dem¨¢s aspirantes a la Euroliga que han tenido problemas (el Real Madrid, por ejemplo, hizo dos fichajes en enero). El propio Pe?arroya, que no est¨¢ precisamente en una situaci¨®n de fortaleza, ha sido cr¨ªtico con esta pol¨ªtica, y b¨¢sicamente ha pedido refuerzos. Pero, otra vez, nada: se intent¨® con el base, se pinch¨® por los problemas f¨ªsicos con Raulzinho Neto y se complet¨® un sainete lamentable con Thomas Heurtel. Nada se concret¨®, la imagen del club qued¨® por los suelos y todo, finalmente, para nada. El equipo no ha tenido inyecci¨®n de efectivos.
As¨ª que todas las miradas est¨¢n en la direcci¨®n, o la absoluta falta de ella de la secci¨®n. El m¨¢ximo responsable, en teor¨ªa, Josep Cubells, ni siquiera estuvo en Gran Canaria, en la Copa. Su papel est¨¢ siendo muy cuestionado, especialmente despu¨¦s del terrible fiasco del caso Heurtel, un desastre perfecta y absolutamente evitable, y ante la falta de inversi¨®n y decisiones en un Bar?a que est¨¢ dejando muy tocada la imagen como gestor (siempre ser¨¢ una leyenda del club por lo que hizo en las pistas) de Juan Carlos Navarro, el arquitecto del equipo junto a su mano derecha, el tambi¨¦n exjugador Mario Bruno Fern¨¢ndez.
Si el K.O. en Copa no ha provocado movimientos, ni en el banquillo ni en una plantilla ahora mismo, adem¨¢s, diezmada por las lesiones en la zona del talento diferencial, parece lo m¨¢s l¨®gico pensar que la opci¨®n del Barcelona es dejar correr la temporada. Otra m¨¢s, como la pasada. Esperar a ver qu¨¦ pasa, en silencio, sin tocar nada y en el fango de una par¨¢lisis que no ayuda en absoluto, ni siquiera como coartada buenista. Porque en casos as¨ª no hacer nada es definitorio: no hacer nada, de hecho, es hacer mucho.
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