99 a?os de Ricardo Gonz¨¢lez: el regreso de un capit¨¢n campe¨®n del mundo al Luna Park
Ricardo Gonz¨¢lez volvi¨® adonde se consagr¨® hace 74 a?os. Su emoci¨®n, la impactante lucidez a su edad y las memorias de una noche hist¨®rica. Los m¨¦ritos de aquella primera Generaci¨®n Dorada y la tristeza por el genocidio deportivo que sufri¨®.

El auto que maneja su querido yerno Valerio estaciona en la puerta del m¨ªtico Luna Park y, cuando abre la puerta, el Negro no puede evitar regalar su primera sonrisa. Ni un viaje largo, de casi dos horas desde su casa en Pilar, puede minimizar la alegr¨ªa que recorre su cuerpo. Ricardo Primitivo Gonz¨¢lez cumple 99 a?os, este domingo, pero su energ¨ªa y vivacidad son contagiosas. Tanto como la felicidad que siente al volver al lugar donde vivi¨® probablemente la sensaci¨®n m¨¢s cautivante de su vida. Entonces se baja, saca su bast¨®n, se para en la vereda, mira hacia arriba para reconocer el lugar, respira y pregunta. ¡°Qu¨¦ hermoso, cu¨¢ntos recuerdos... ?Entramos?¡±, dice mientras pide ayuda con el bolso lleno de recuerdos que trajo para su mini documental que puede apreciar en esta publicaci¨®n.
La emoci¨®n en su interior ya puede sentirse cuando da los primeros pasos hacia las entra?as del estadio cerrado m¨¢s famoso de nuestro pa¨ªs¡ Y se completa cuando recibe una sorpresa: el regalo de dos pelotas Europaris, la primera actual y la otra igual a aquella usada en el Mundial ganado en Buenos Aires. ¡°Qu¨¦ diferentes¡ Pero qu¨¦ hermosas las dos. ?Sab¨ªan que la final la jugamos con dos pelotas diferentes, el primer tiempo con la nuestra, de gajos, y el segundo con la de ellos, la americana, que era mucho mejor. No estaba previsto, pero ellos lo pidieron y lo aceptamos. Y bueno, les ganamos en ambos tiempos¡±, cuenta mientras deja escapar otra sonrisa y muestra otra que trajo, nada menos que la original que se us¨® el d¨ªa que Argentina enfrent¨® a USA en los Juegos Ol¨ªmpicos del 48.

El estadio luce distinto, pero igual a la vez, dice Ricardo mientras observa c¨®mo se prepara todo para un nuevo show musical. Casi 74 a?os antes, el Luna fue el epicentro de un verdadero pandemonium -dentro y fuera del lugar- que se desat¨® con la consagraci¨®n de Argentina como campe¨®n mundial de b¨¢squet, el 3 de noviembre de 1950, tras vencer nada menos que a Estados Unidos en la final. Primer y ¨²nico t¨ªtulo nacional a ese nivel, algo que ni siquiera la Generaci¨®n Dorada pudo conseguir¡
Pero, claro, aquella camada fue la otra generaci¨®n dorada, que entre 1948 y 1955 se mantuvo en la elite mundial, hasta que la dictadura militar decidi¨® tildarla de ¡°profesional¡± como revanchismo pol¨ªtico -contra todo lo que tuviera que ver con Juan Domingo Per¨®n y el Partido Peronista- y condenarla a una suspensi¨®n de por vida -a 34 jugadores-, provocando un verdadero genocidio deportivo que al b¨¢squet le cost¨® superar por d¨¦cadas. El Negro admite ¡°sentir tristeza cada vez que lo recuerdo¡±, pero hoy no est¨¢ en el Luna justamente para rememorar la parte oscura de la historia¡ Al contrario.
¡°Cuando me dijeron que iba a venir al Luna me agarr¨® una emoci¨®n muy grande. Para nosotros, los jugadores de mi ¨¦poca, jugar ac¨¢ era una maravilla. Imaginate salir campe¨®n mundial¡¡±, dice, evitando caer alguna l¨¢grima, mientras hace un paneo visual por el lugar. ¡°Es un privilegio estar ac¨¢, que hayan tenido esta idea, de volver, a d¨ªas de mi cumplea?os¡ Y hacerlo a mi edad¡ No s¨¦, es especial. Algo muy emocionante¡±, dice ya con los ojos algo vidriosos, mientras trata de recordar cu¨¢ndo fue la ¨²ltima vez. ¡°Uf, hace muchos a?os ya¡ Hubo un tiempo que yo trabajaba ac¨¢ cerca, a tres cuadras, en una inmobiliaria, y ven¨ªa mucho al Luna, porque ten¨ªa muy buena relaci¨®n con Tito Lectoure, sobre todo para algunos espect¨¢culos¡±, comenta.

Los a?os pasan volando y cuando se le recuerda el tiempo que hace que se consagr¨® campe¨®n, no deja de sorprenderse. ¡°Ah, 74 a?os¡±, dice mientras lanza su particular risotada y abre el arc¨®n de sus recuerdos. ¡°Cuando termin¨® el partido la gente entr¨® a la cancha y nosotros estuvimos un rato largo festejando. Una locura. Creo si se hubiese jugado en cancha de Boca o de River, tambi¨¦n se llenaba. En la previa no hab¨ªa entradas. Nuestros amigos y familiares nos tuvieron que esperar en el camino para poder entrar con nosotros¡±, rememora mientras describe lo que fueron los festejos en el centro porte?o que pasaron a la historia como La Noche de las Antorchas. ¡°Era un mar de gente por las calles y a uno se le ocurri¨® agarrar un diario y prenderlo fuego, como armando una antorcha. Muchos se sumaron, en esa caminata por Corrientes hasta el Obelisco. Fue una cosa de locos¡±, relata.
El Negro toma las pelotas Euro y, mientras las compara, revela algo que pocos conocen. ¡°?Sab¨ªas que la final del Mundial se jug¨® un tiempo con nuestra pelota y otro con la americana? No estaba previsto, pero ellos lo pidieron y nosotros aceptamos. De hecho, la suya era mejor pelota. La nuestra, de gajos, era diferente, para todos. Pero igual les ganamos ambos tiempos (34-24 y 30-26)¡±, recuerda con una sonrisa mientras saca cuentas luego al rememorar el marcador final (64-50).
Gonz¨¢lez fue figura de aquel equipo, nada menos, siendo elegido en el quinteto ideal del torneo junto a su compa?ero Oscar Furlong, la m¨¢xima estrella del equipo. De los 16 elegidos para aquella preparaci¨®n de avanzada, que incluy¨® un mes de estad¨ªa en la concentraci¨®n de River Plate (de hecho ten¨ªan charlas con Angel Labruna y sus famosos compa?eros), s¨®lo dos est¨¢n vivos, el Negro Bustos con 95 y el otro Negro, Gonz¨¢lez, con ya casi 99. ¡°Hace d¨ªas habl¨¦ con ¨¦l, estaba en cama, pero bien. Me pone triste que no seamos m¨¢s, ¨¦ramos amigos, muy cercanos, con los que pod¨ªamos nos junt¨¢bamos cada mi¨¦rcoles en el club Palermo. Yo sigo yendo, al menos dos veces al mes. Ahora ya voy a volver con 99, el mi¨¦rcoles siguiente a mi cumplea?os, voy a ir con una torta¡±, cuenta quien es recordado como un escolta de 1m75 que era muy competitivo y talentoso, aunque tambi¨¦n un gran compa?ero, talentos que mostr¨® en Deportivo Buenos Aires, A?asco, Gimnasia de V¨¦lez Sarsfield y su club, claro, Palermo.

-?C¨®mo lleva la edad, sus casi 100 a?os?
-Me siento b¨¢rbaro. Como de todo, me acuesto bastante tarde, me levanto temprano, s¨®lo a veces duermo siesta. Realmente soy un privilegiado. Sigo disfrutando mucho de la vida. Y de los recuerdos hermosos que tengo.
Como de aquel equipo que integr¨®, con un entrenador adelantado a la ¨¦poca como Jorge Canavesi y con su cuerpo t¨¦cnico muy completo para la ¨¦poca (con Casimiro Gonz¨¢lez Trilla como asistente y Jorge Boreau, como PF), que planearon una preparaci¨®n de avanzada que termin¨® de formar un gran grupo humano y de afilar a un equipo que ten¨ªa muchos jugadores con habilidades complementarias. ¡°En River tuvimos lo mejor: varias canchas a disposici¨®n, todas las comodidades¡ Lo que planificaron en el CT fue perfecto. Y el resto lo hicimos nosotros, con un gran apoyo popular¡±, recuerda quien fue el capit¨¢n elegido por sus propios compa?eros. ¡°Tuve la suerte de ser elegido por casi todos mis compa?eros, una gran emoci¨®n¡±, admite.
En la historia hay una Generaci¨®n Dorada, la campeona ol¨ªmpica del 2004 y que se mantuvo en la elite mundial por 15 a?os, pero ¨¦sta fue la primera. Hasta que apareci¨® la prohibici¨®n de la dictadura. La Selecci¨®n hab¨ªa llegado de los Panamericanos del 55, en M¨¦xico, donde le hab¨ªa ganado la final a USA, y se preparaba para los Juegos Ol¨ªmpicos del 56, cuando lleg¨® el genocidio deportivo que alcanz¨® a muchos deportistas. Un par de excusas, haber recibido permisos para importar autos y el haber estado en ¨¦xitos facilitados por la pol¨ªtica deportiva peronista, fueron suficientes. ¡°Fue todo una excusa, una fachada. Nuestro ¨²nico pecado fue jugar al b¨¢squet. Lo cierto es que, a partir de ah¨ª, desapareci¨® todo lo que se hab¨ªa hecho bien. Fue la ca¨ªda del deporte nacional. Todo qued¨® destruido. Luego hubo muchos a?os sin ir a Juegos, Panamericanos, Olimpiadas, ni Sudamericanos. Yo lo sent¨ª mucho y cuando me acuerdo, me da una tristeza grande¡±, explica.
Ricardo volvi¨® igual a jugar, en el torneo porte?o, para Palermo, aunque sea para no retirarse ¡°prohibido¡±. Y su recuerdo de su carrera no puede ser mejor, pese a aquella tristeza. ¡°Mi vida de basquetbolista fue muy linda, la disfrut¨¦, tuve el honor de salir campe¨®n mundial, panamericano, sudamericano varias veces, hasta tuve la dicha de ser campe¨®n de tiros libres¡±, rememora entre risas, con la sencillez y frescura que lo caracteriza. Est¨¢ feliz el Negro, porque volvi¨® al lugar donde fue feliz. Y a un a?o de llegar al centenario de vida, no puede pedir mucho m¨¢s¡

La campa?a
Ronda preliminar
Argentina 56-Francia 40
Ronda final
Argentina 40-Brasil 35
Argentina 62-Chile 41
Argentina 66-Francia 41
Argentina 68-Egipto 33
La Final
Argentina 64-Estados Unidos 50
Fecha: 3 de noviembre de 1950.
Argentina (64): Viau 2, Gonz¨¢lez 7, Uder 1, Furlong 20 y Contarbio 8 (FORMACION INICIAL) Bustos 1, Del Vecchio 14, P¨¦rez Varela 4, Menini 7, Monza 0 y L¨®pez 0. Entrenador: Jorge Canavesi.
EE.UU. (50): Slocum 8, Langdom 6, Stanich 11, Reese 3, Kahler 5, Metzger 3, Parks 2, Jaquet 2, Fisher 0, Haffley 6 y Williams 4. Entrenador: Gordon Carpenter.
Primer tiempo: Argentina 34-24. Estadio: Luna Park.
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