En la edici¨®n del Hall of Fame del baloncesto espa?ol que coincide con el centenario de la Federaci¨®n el reclamo internacional se ampl¨ªa. En el masculino (en categor¨ªa femenina la representaci¨®n es para Natalia Zas¨²lskaya), adem¨¢s de un Predrag Danilovic unido en carne a este pa¨ªs gracias al Partiz¨¢n de Fuenlabrada y su Copa de Europa de 1992, se ha a?adido en esta ocasi¨®n a una de las grandes superestrellas de este deporte. Dirk Nowitzki da ese plus. Pese a no haber jugado en Espa?a durante su carrera, no son pocos los enfrentamientos con la Selecci¨®n que copaban los J¨²niors de Oro a principios de siglo. Entidad propia para un chico de Wurzburgo que cambi¨® el juego desde las alturas.

No ser¨ªa el primero y definitivamente no va a ser el ¨²ltimo. Los hombres grandes que lanzan desde la l¨ªnea de tres puntos con asiduidad ahora es m¨¢s constante que casual, pero ni por asomo era as¨ª cuando un melenudo alem¨¢n que llegar¨ªa a los siete pies (2,13 metros) empez¨® su andadura en el baloncesto. Con un pedigr¨ª exquisito, dado que su madre hab¨ªa jugado a ello y su padre hab¨ªa despuntado en el balonmano, el camino a la canasta parec¨ªa sencillo. Sin embargo fueron las duras pruebas que para ¨¦l pens¨® otro exjugador, Holger Geschwindner, las que forjaron a ese c¨ªborg con ganas de romper la barrera del milenio. M¨²sica para entrenar, m¨¢s bal¨®n que pesas, un ejercicio de remo en un lago para despertar el cuerpo por las ma?anas, Filosof¨ªa como apoyo y, sobre todo, una f¨®rmula matem¨¢tica para optimizar el tiro: la presi¨®n con la yema de los dedos, la resistencia durante un partido, golpes de viento y un ¨¢ngulo de 60 grados para la perfecci¨®n. Ah¨ª empez¨® la leyenda (de ambos).

En 1996, jugando en la segunda divisi¨®n alemana, ya destacaba como para que Dirk Bauermann, el m¨¢s tarde seleccionador durante ocho a?os con la generaci¨®n de Dirk, le pusiera como ¡°el mayor talento de Alemania para los pr¨®ximos 10-15 a?os¡±. No se equivocaba. Tampoco Donnie Nelson, el hijo del m¨ªtico Don y pilar fundamental de estos Mavericks construidos alrededor de un efebo alem¨¢n, cuando le descubri¨® en un Hoop Summit, evento de promoci¨®n para chicos que quieran llegar a la NBA, durante 1998 frente a talentos de caracter¨ªsticas similares en la posici¨®n de ala-p¨ªvot (Rashard Lewis o Al Harrington, dos de ellos) que ten¨ªan m¨¢s callo en los circuitos estadounidenses.

En la 9? posici¨®n del draft de ese a?o cay¨® Nowitzki. Fue transferido a Dallas v¨ªa Milwaukee, que l¨®gicamente se arrepentir¨ªa de aquello. El n¨²mero uno de aquella promoci¨®n fue Michael Olowokandi, uno de esos a los que semejante impulso termin¨® por herirles de muerte. En la rampa hacia el cielo tambi¨¦n estaba el de Wurzburgo, que con un autocontrol para honrar y las herramientas para el ¨¦xito que le dieron en su f¨¦rrea formaci¨®n supo navegar mejor las turbulentas aguas de la liga m¨¢s importante del mundo.

H¨¦roe en la NBA

En Dallas termin¨® con 21 a?os de servicio y el ansiado t¨ªtulo en sus brazos. De compa?eros que le ayudaron en los momentos de duda, como Nash en los inicios o los camaradas del Anillo de 2011, a la figura individual europea de mayor importancia, hasta ahora, de toda la historia de la NBA. All¨ª form¨® una familia y fue un l¨ªder para todos. El MVP de la temporada 2006/07 acab¨® con 31.560 puntos (s¨®lo en la fase regular, en total fueron 35.223).

Por mencionar algunos de sus atributos en la gran liga: adem¨¢s de ganar el t¨ªtulo en el a?o mencionado, fue MVP de aquellas Finales; en los mejores quintetos ha estado 12 veces, cuatro en el primero, cinco en el segundo y tres en el tercero; ha ido a 14 eventos de All-Star y en el de 2006 fue campe¨®n del Concurso de Triples; fue el primer europeo en rebasar la barrera de los 30.000 puntos y de momento s¨®lo hay siete en total que hayan logrado tal cifra; est¨¢ considerado como uno de los mejores 75 de los 75 a?os de la NBA cuando, recientemente, se public¨® esa lista; su camiseta en los Mavericks con el 41 est¨¢ retirada...

Una carrera sin parang¨®n que fue la culminaci¨®n de un sue?o: un europeo pod¨ªa triunfar en Estados Unidos. Luego llegar¨ªan Giannis Antetokounmpo o Luka Doncic, con quien comparti¨® vestuario en su ¨²ltimo a?o como profesional, pero quedan en el recuerdo los que lo hab¨ªan intentado antes: por los Petrovic, Marciulionis, Divac, Fernando Mart¨ªn... Exist¨ªan ya los que ganaron el Anillo llegando desde el Viejo Continente, como Tabak en Houston. Europa tambi¨¦n ha tenido campeones con alta importancia en esas victorias: Kukoc o sus coet¨¢neos Gasol y Parker. Y todos los que se quedaron sin intentar el salto: Llull, Meneghin, Galis... Por todos ellos Dirk aglutin¨® no s¨®lo el car¨¢cter de un ganador en la NBA, sino el de ser la estrella de una franquicia sitiada en una ciudad grande, Dallas, e incluso teniendo fogonazos como mejor jugador del mundo. Nadie, hasta hace doce a?os, hab¨ªa acaparado tanto esplendor llegando desde el otro lado del Oc¨¦ano Atl¨¢ntico.

En uno de esos alardes de genialidad que ten¨ªa Andr¨¦s Montes, narrador durante una d¨¦cada de la NBA para Espa?a a trav¨¦s de Canal+, le apod¨® Robin Hood. Su cabello dorado era una caracter¨ªstica, s¨ª, pero siempre hab¨ªa un trasfondo en lo obvio. El sue?o de robarle a los ricos para que ganaran los pobres se asemejaba a lo que hac¨ªa Nowitzki absorbiendo el aplauso americano y redirigi¨¦ndolo hacia Europa en forma de orgullo.

H¨¦roe en la FIBA

Justo ahora que Alemania es campeona mundial en baloncesto con su selecci¨®n s¨¦nior masculina conviene revisitar al pionero. Sus batallas contra Espa?a fueron significativas a inicios del siglo XXI. Los germanos fueron bronce mundial en 2002 y plata continental en 2005 eliminando en ambas ocasiones a Espa?a. Los Demirel, Roller, Rodl, Garrett, Femerling, Okulaja o Marko Pesic hac¨ªan de coro, pero ah¨ª tambi¨¦n era la estrella.

Para la Selecci¨®n de los Gasol, Calder¨®n, L¨®pez, Jim¨¦nez o Navarro tener enfrente a un Nowitzki que ya se iba con facilidad a los 50 puntos en las noches de NBA era una penitencia. Y le toc¨® pasarla dos veces.

Recuerdos bastante negativos pese a la trayectoria que despu¨¦s ha tenido esa generaci¨®n espa?ola, sobre todo si la ponemos en el espejo de Dirk. Muy amarga la derrota del EuroBasket de 2005 en el que Nowitzki se sac¨® de la chistera y del brazo, en una jugada de maestro para hacerse espacio, fintar y tirar, el lanzamiento a tres segundos del final y en la cara de Jorge Garbajosa, uno de los miembros del jurado que le ha otorgado este premio. Porque esas historias no hacen m¨¢s que elevar la figura del que empez¨® con dudas propias y termin¨® disipando no s¨®lo las suyas sino las del resto.