Bosh y su experiencia cercana a la muerte en 2015: "Fue as¨ª de serio"
Chris Bosh se entrevist¨® con el periodista americano Lee Jenkins para contarle la odisea por la que pas¨® durante su dura enfermedad de pulm¨®n.
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El ala-p¨ªvot cont¨® para Sports Illustrated que atraves¨® la peor semana de su vida acostado en una cama en el Hospital Bautista de Miami pregunt¨¢ndose si alguna vez ser¨ªa capaz de volver a jugar al baloncesto. "Sin poder jugar, no ser¨ªa capaz de vivir", dijo Bosh. "Estuvo tan cerca. Era tan grave". El de Dallas recordar¨¢ siempre lo sucedido, sobre todo, por las cicatrices que llevar¨¢ el resto de su vida en su costado izquierdo, por donde fue intubado para extraerle el l¨ªquido de la cavidad pleural que rodean sus pulmones. "Yo no necesitaba ninguna droga", le repet¨ªa al principio a los m¨¦dicos. Cuando los tubos empezaban a golpear sus entra?as cambiaba de opini¨®n: "?Oh, Dios, no. Dame las drogas ahora!".
Seis meses han pasado desde que Bosh sali¨® del hospital. Ahora, ya recuperado totalmente, descansa en su gran mansi¨®n de Santa M¨®nica (Los ?ngeles). El periodista americano aclara que la casa de Bosh es tan remota, que es incluso complicado conseguir se?al telef¨®nica. "Por eso me encanta", declara el jugador. Durante su ingreso, el ala-p¨ªvot de Miami fue apuntando en un cuaderno gris cosas que le gustar¨ªa hacer cuando se recuperase, entre ellas: aprender espa?ol, tocar la guitarra, probar cerveza artesanal, cocinar, hacer senderos, etc.
A mediados de enero fue cuando Bosh empez¨® a sentir una extra?a sensaci¨®n que se asemejaba a un calambre en la parte izquierda de su caja tor¨¢cica. Temblando preguntaba: "?Qu¨¦ diablos es esto?". Una prueba revel¨® un desgarro muscular intercostal, por lo que le colocaron una bolsa con agua caliente mientras dorm¨ªa. ?l estaba convencido de que era un problema en la espalda, por lo que visit¨® a un quiropr¨¢ctico. Aun as¨ª, tuvo que seguir jugando porque sus compa?eros de equipo, Dwyane Wade y Luol Deng, tambi¨¦n se hab¨ªan lesionado. Anot¨® 34 puntos contra los Pistons mientras luchaba por respirar, y 32 contra los Knicks mientras se retorc¨ªa de dolor durante los tiempos muertos.
Una noche, saliendo del pabell¨®n (American Airlines Arena), el entrenador de Miami, Erik Spoelstra, vio a su center apoyado en la pared en el garaje. Le pregunt¨®: "?Est¨¢s bien? ", "S¨ª," respondi¨® Bosh: "S¨®lo estoy recuperando el aliento despu¨¦s del partido".
Tras el fin de semana del?All-Star, Bosh se tom¨® unas peque?as vacaciones en Hait¨ª, de las que tuvo que volver a Miami por un dolor intenso en el pecho. Fue directamente al hospital, donde los m¨¦dicos le diagnosticaron finalmente unos co¨¢gulos de sangre en uno de sus pulmones, que muy probablemente se originaron a partir de una contusi¨®n en la pierna izquierda dos meses antes. Cuando comparti¨® la noticia con su esposa (Adrienne), ella busc¨® r¨¢pidamente en Internet?preocupada casos parecidos al de su marido. El primer art¨ªculo que apareci¨® fue uno sobre el exjugador de Portland Trail Blazers, Jerome Kersey, que muri¨® tras sufrir los mismos da?os pulmonares que Bosh.
Durante las primeras 36 horas en el hospital, Bosh temi¨® por su vida, hasta que los m¨¦dicos fueron capaces de asegurarle que los anticoagulantes que le estaban administrando hac¨ªan su efecto. Cuando su vida ya no corr¨ªa peligro, su siguiente preocupaci¨®n era su carrera como deportista de ¨¦lite. Bosh ya sab¨ªa que su temporada hab¨ªa terminado, pero a¨²n ten¨ªa que esperar a los resultados para saber si su condici¨®n era hereditaria. "Si esas pruebas hubiesen dado positivo, ya no podr¨ªa jugar nunca m¨¢s. Estuve casi una semana sin saber nada".
Bosh se refugi¨® en su esposa y sus tres hijos. Fueron su v¨ªa de escape. "Hay m¨¢s cosas en la vida adem¨¢s del baloncesto.?Eso es todo lo que pod¨ªa pensar", dice Bosh. "Me sent¨ªa culpable".
"Todo el mundo piensa que s¨®lo ten¨ªa los co¨¢gulos de sangre", explica Bosh. "Pero los co¨¢gulos me produjeron una reacci¨®n adversa grave, donde todo ese l¨ªquido acumulado en mis pulmones ten¨ªa que salir. Esa fue la parte m¨¢s miserable". Pas¨® cuatro d¨ªas con los tubos dentro de su pecho, un d¨ªa en el quir¨®fano y otro d¨ªa con un m¨¦dico insert¨¢ndole una aguja en el espacio pleural para drenar el exceso de l¨ªquido. Se le orden¨® que caminara por su habitaci¨®n del hospital todos los d¨ªas, y al principio, apenas pod¨ªa sentarse en la cama. Luego se volvi¨® m¨¢s ambicioso. "Puedo hacerlo diez veces hoy".
Bosh es una persona muy alegre. Trat¨® de ser optimista por el bien de su familia y amigos. "Trat¨¦ de ser un buen deportista, pero a veces me acostaba en la cama y sent¨ªa l¨¢stima por m¨ª mismo", recuerda. "Uno piensa en tantas cosas en esa situaci¨®n...", dice Bosh. "?D¨®nde he estado? ?D¨®nde quiero ir? ?Qui¨¦n soy?".
Ahora, seis meses despu¨¦s de que saliera del hospital, despreciando la silla de ruedas, le preguntaron si ten¨ªa respuesta a esas preguntas. "S¨ª", dice, golpeando el pu?o sobre la mesa del comedor. "Soy un jugador de basket, maldita sea".