EUROLIGA | REAL MADRID 86 - MACCABI 98
Un mal final para el Madrid
El partidazo de Rice y la falta de aplomo en la pr¨®rroga dejaron al Madrid sin Euroliga ante un Maccabi apoyado por m¨¢s de 9.000 hinchas.
Un a?o m¨¢s ha vuelto a pasar. La cenicienta, el equipo que menos contaba, se lleva la Final Four. As¨ª hab¨ªa sucedido con el Olympiacos y se repite de nuevo: el Maccabi Tel Aviv, campe¨®n de Europa. Sexto t¨ªtulo. Grande entre los grandes. Y ha vuelto a pasar tambi¨¦n que David Blatt, un genio del discurso, de la empat¨ªa y de la t¨¢ctica, hace llorar a un equipo espa?ol. Primero fue en Madrid, en 2007, en la final del Eurobasket que Rusia le birl¨® a la Espa?a campeona del mundo. Y, ahora, ha alargado la condena del Madrid:?19 temporadas sin corona y sumando.?
RESUMEN
86 - REAL MADRID: Llull (-), Darden (7), Rudy Fern¨¢ndez (15), Mirotic (12) y Bourousis (12) -cinco inicial- Reyes (12), Sergio Rodr¨ªguez (21), Slaughter (2), Carroll (5), Mejri (-) y D¨ªez (-).
98 - MACCABI TEL AVIV: Ohayon (4), Hickman (18), Smith (15), Pnini (-), Schortsatinis (9) -cinco inicial- Tyus (12), Blu (14), Rice (26), Ingles (-).
PARCIALES: 16-15, 19-18, 20-20, 18-20 y 13-25.
?RBITROS: Christodoulou (GRE), Pukl (SLO) y Jovic (SER). Eliminaron por faltas a Slaughter y Sergio Rodr¨ªguez, por el Real Madrid, y Schortsanitis, por el Maccabi.
PABELL?N: Mediolanum Forum de Mil¨¢n. 11.843 espectadores.
Derrota amargu¨ªsima por ser la segunda final perdida en dos a?os y por llegar tras una temporada para enmarcar y una semifinal de ensue?o. Desaprovech¨® la ocasi¨®n. El Maccabi fue mejor. Ni le falt¨® tensi¨®n, ni pec¨® del mal del favorito. Sab¨ªa lo que se le iba a venir encima, lo hab¨ªa estudiado; no pudo. As¨ª, sin m¨¢s. Le falt¨®, claro, calma. Y le falt¨® el acierto, el de Llull, por ejemplo, que dando ocho asistencias, no meti¨® un tiro: 0 de 7 en total. Sergio Rodr¨ªguez s¨ª anduvo fino de tres (5 de 10), pero no hizo fluir el juego. No a partir del segundo cuarto, cuando Rudy fue de m¨¢s a menos, Mirotic se precipit¨® en varias acciones y se ech¨® en falta a Reyes. El capit¨¢n hab¨ªa cambiado la batalla reboteadora y la inercia del duelo en los primeros minutos.
El Madrid lo tuvo perdido ya antes de la pr¨®rroga (69-73 a 58 segundos) y lo volvi¨® a perder entonces, con un Tyrese Rice colosal, un base el¨¦ctrico, un combo-guard?que rompi¨® con sus penetraciones, con sus lanzamientos, aunque fallara el ¨²ltimo tiro antes del tiempo extra (73-73). Entonces, lejos de amilanarse, se hizo grande desde su 1,85 y lo clav¨® todo. Lo ¨²ltimo, la estaca en el coraz¨®n blanco. Sum¨® 26 puntos, 14 en el desempate. Y si el Maccabi se plant¨® en la Final Four, tambi¨¦n fue por ¨¦l. Por aquella remontada de 13 puntos en menos de tres minutos ante el Armani. ¡°MVP, MVP¡±, gritaba la marea amarilla. Tel Aviv entera metida en el Mediolanum F¨®rum. Su nueva cancha talism¨¢n.
Los partidos arrancan con el salto inicial, aunque esta vez lo hab¨ªa hecho bastante antes. Eran nueve mil gargantas macabeas, parec¨ªan un mill¨®n. Qu¨¦ manera de animar, qu¨¦ manera de empujar y qu¨¦ manera de vivirlo. Y contra eso y el Maccabi se enfrent¨® el Madrid. Sali¨® tenso, concentrado, al ritmo de Rudy. Entonces, Devin Smith mir¨® a la grada. Era el partido de su vida y a por ¨¦l se fue. Siete tantos, 7-13. Reyes hab¨ªa sustituido a Mirotic, y el juego gir¨® para buscarle al poste, ante oponentes de menos cuerpo. Carg¨® con todo: 16-13. A su lado, Bourousis sujetaba a Big Sofo?y cerraba el periodo con tres tapones. El Madrid no ca¨ªa en la tela de ara?a de Blatt, con esos cambios continuos en los bloqueos, con su defensa de ajustes. Lo har¨ªa m¨¢s tarde, cuando la fatiga y la presi¨®n nublaban la mente.
Sergio Rodr¨ªguez entraba en pista y comandaba junto a Reyes y a Rudy un amago de break, un parcial de 19-2 en siete minutos: 26-15 y 33-22. Lo m¨¢s cerca que estuvo de la copa. Un par de errores, un poco de Rice y de Hickman, y un sorbito m¨¢s largo de Blu reanimaron a la fiera: 35-33 despu¨¦s de un triplazo del americano-israel¨ª, que se retira. Otro en la noche de su vida.
Empezaba a verse alg¨²n gesto de reproche entre los madridistas. Una mala continuaci¨®n, una p¨¦rdida¡ El peso de la historia. Presi¨®n y nervios. El partido avanzaba y, si nadie lo remediaba, se lo iban a jugar al sprint. Donde quer¨ªa el ya campe¨®n. Laso planteaba una defensa zonal con Slaughter presionando, hac¨ªa cambios de balonmano defensa-ataque. Ora Mirotic sacaba ventajaba, ora forzaba. Aunque el ¨²nico que hab¨ªa encontrado resquicios en el muro israel¨ª, Reyes, no estaba. Tyus volaba por encima de Bourousis, y Blatt recib¨ªa el refuerzo de Hickman. A jugar con los espacios para penetrar. Lanz¨® 15 tiros de dos m¨¢s y atrap¨® 19 rebotes ofensivos. Mucho uno contra uno, mucho Rice. Ninguna sorpresa. Simple: m¨¢s esp¨ªritu y m¨¢s acierto.
El Madrid ya sabe qu¨¦ hacer ahora: nada. Apostar por Laso y por el bloque, reforzarlo si se puede. Estabilidad para volver. Volver siempre para intentarlo de nuevo. Como lo ha hecho el Maccabi: seis t¨ªtulos, nueve finales perdidas. As¨ª se escribe la historia.