Si el Madrid gana con m¨¢s rotundidad sin Bellingham, ser¨¢ que le viene mejor jugar sin ¨¦l; suena rid¨ªculo, y lo es.
Lo m¨¢s visible de la actuaci¨®n de Brahim fue su febril voluntad de ganarse el aprecio del entrenador y la parroquia. Lo consigui¨®, sin la menor duda. Tiene orgullo de futbolista.
El domingo, por un momento, el Bernab¨¦u asisti¨® a la peor pesadilla del madridismo: la lesi¨®n, quiz¨¢ grave, de su jugador bandera. Durante algo m¨¢s de un minuto, la hinchada sinti¨® la angustia de la orfandad...
En las condiciones inc¨®modas, un jugador acude puntualmente a arreglar los problemas del Madrid...
El encuentro deriv¨® en un perfecto entrenamiento para el brasile?o, una puesta a punto necesaria antes del Cl¨¢sico.
El Madrid se defiende m¨¢s cerca de su portero y vuelve a confiar en sus velocistas, sobre todo tras volver Vinicius.
Los dos jugadores demostraron en Wembley, como si hiciese falta a estas alturas, que est¨¢n un escal¨®n por encima de los dem¨¢s.
Menotti dijo en los 90 que a Espa?a le tocaba decidir si era toro o torero. Tiempo despu¨¦s cambi¨® de estilo.
En el mejor de los casos, es un buen equipo cualquiera. En el peor, una prolongaci¨®n de las selecciones que fracasaron en los tres ¨²ltimos Mundiales
Dos jugadores establecen la jerarqu¨ªa actual del Real Madrid, donde estas cuestiones de escala siempre resultan important¨ªsimas. Volvi¨® a evidenciarse en el enfrentamiento contra Osasuna.
Gan¨® el Real Madrid en N¨¢poles y no le result¨® f¨¢cil. El partido tuvo el eco de los buenos partidos europeos: cambios en las ventajas, incertidumbre constante y un jugador hegem¨®nico, en este caso Bellingham.
El franc¨¦s no es lateral, ni lo pretende. Prefiere una posici¨®n m¨¢s aristocr¨¢tica en el medio campo, pero hace tiempo que comenz¨® a aprender las realidades del f¨²tbol.
Atraviesa una etapa siempre delicada: ascender pelda?os. Debe ir teniendo minutos, convenciendo al entrenador y al final, colocarse. Est¨¢ dando los pasos adecuados.
No hubo color en el Metropolitano, donde el Atl¨¦tico jug¨® como quiso y el Real Madrid se olvid¨® de jugar.
El Union Berlin es un modesto equipo que es lo m¨¢s aproximado a una idea rom¨¢ntica en el f¨²tbol: su gente construye el campo, anima sin descanso y no abuchea jam¨¢s a sus jugadores.
Despu¨¦s del 2-1 de Joselu, el t¨¦cnico llen¨® el campo de centrocampistas. Cerr¨® el cap¨ªtulo del alboroto, donde el Real Madrid se descontrola para defenderse, y estableci¨® lo m¨¢s parecido a un modelo de seguridad.
En una atm¨®sfera disfuncional, la Selecci¨®n femenina ha ganado el Mundial y la masculina recobrado el optimismo
En un clima de abierto pesimismo, la Selecci¨®n masacr¨® a Georgia. Los jugadores se reinvindicaron.
Kroos y Modric, dos veteran¨ªsimos jugadores, salvan al Real Madrid ante el Getafe con una exhibici¨®n en la segunda mitad gracias
El Madrid suma tres victorias con un denominador com¨²n: los goles de Bellingham y su sentido de la oportunidad
El ingl¨¦s se ha adaptado como un guante al Madrid. Dos partidos han sido suficientes para medirle. Probablemente le ha favorecido su temprano adiestramiento en Dortmund.
El Madrid de Ancelotti gan¨® el s¨¢bado en Bilbao sin despeinarse. Le ayud¨® un Athletic que sufri¨® la t¨ªpica insolaci¨®n de verano.
Ning¨²n delantero del Madrid, ni ning¨²n otro jugador de la plantilla, ha marcado 20 goles en Liga. O Vinicius se reencarna en Benzema, o el Madrid se queda corto en el aspecto rematador.
Cuando llega un Madrid-Bar?a, la pretemporada se convierte en temporada, sin otra raz¨®n que la enconada rivalidad. Bellingham transmite buenas sensaciones y De Jong fue un l¨ªder de verdad.
L¨¦on Marchand no es Mbapp¨¦, pero en los t¨¦rminos que requiere Francia para sus Juegos Ol¨ªmpicos no existe imagen m¨¢s conveniente.
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