A finales del siglo XIX, un grupo de chavales berlineses escuchaban asombrados las venturas y haza?as que algunos marineros, en su per¨ªodo vacacional terrestre, contaban acerca de una isla cautivadora llamada Tasmania. La mayor¨ªa de esos ni?os formar¨ªan posteriormente un equipo de f¨²tbol con el que matar largos periodos de aburrimiento. El nombre surgi¨® r¨¢pidamente: el Rixdorfer (por el distrito al que pertenec¨ªan) TuFC Tasmania 1900. Iban a conquistar el mundo, se las promet¨ªan muy felices... Es m¨¢s, fue uno de los primeros equipos en apoyar la creaci¨®n de la Deutscher Fussball Bund (DFB, la Asociaci¨®n Germana de F¨²tbol), creada en Leipzig en 1900, y as¨ª arranc¨® su aventura, que tendr¨ªa un cap¨ªtulo extraordinario en la temporada 1965-1966, tras vivir varias refundaciones, cambios de nombres, etc, pero siempre viviendo bajo la sombra del Hertha. Quiz¨¢ por eso fue considerado el patito feo de los equipos berlineses...

Pero vamos al comienzo. Ya en 1963, justo con la creaci¨®n de la Liga alemana, se eligi¨® al Hertha como equipo representativo de la ciudad berlinesa. Cabe recordar que se estaba viviendo la etapa m¨¢s dura de la Guerra Fr¨ªa, y que Berl¨ªn estaba dividida en cuatro sectores. Es decir, Berl¨ªn ten¨ªa que contar con un equipo disputando la Bundesliga s¨ª o s¨ª, por activa o por pasiva, por lo civil o por lo criminal... Por su parte, el Tasmania ganaba con facilidad la Regionalliga berlinesa (la conquist¨® tres veces en cinco a?os) y pese a contar con el respaldo de otros conjuntos berlineses e incluso del resto de Alemania, no fue uno de los 16 equipos que disputaron la primera Liga germana. Hasta que surgi¨® el esc¨¢ndalo.

En febrero de 1965, una auditor¨ªa de la DFB descubri¨® un d¨¦ficit en las cuentas econ¨®micas del Hertha de 192.000 marcos, una barbaridad. Se descubri¨® que hab¨ªan sobornado a un jugador (Alfons Stemmer, del M¨²nich 1860), que pagaban muy por encima de sus posibilidades a sus jugadores, que inflaban los precios de fichajes... Se decidi¨® su descenso administrativo. Pero, claro, ?c¨®mo se iba a dejar a Berl¨ªn sin f¨²tbol? El l¨ªo crec¨ªa: los dos equipos que hab¨ªan descendido por m¨¦ritos deportivos, el Schalke 04 y el Kaiserslautern, eran dos conjuntos potentes y solicitaron la plaza del Hertha. A todo esto, la plaza fue ofrecida al Tennis Borussia y al Spandauer, que tras estudiar sus opciones, no se consideraron aptos para competir... A todo esto, el tiempo iba pasando... Apenas quedaban dos semanas para el comienzo del campeonato... Y lleg¨® el momento. Corri¨® el turno y ¨¦ste lleg¨® al Tasmania Berl¨ªn. Y sus dirigentes aceptaron... ?con todos los jugadores de vacaciones! Unos estaban en la playa, otros en la monta?a... A su vez, y para contentar a todos, se ampli¨® la Liga a 18 equipos: los 15 supervivientes del campeonato anterior, el Tasmania, que supl¨ªa al Hertha, y los dos descendidos que hab¨ªan reclamado la plaza, el Schalke 04 y el Kaiserslautern.

Todo encajaba, y m¨¢s cuando se supo que iban a fichar a un jugador-estrella. Un equipo de Berl¨ªn necesitaba un refuerzo de lujo. Un futbolista capaz de atraer gente al estadio, al Ol¨ªmpico de Berl¨ªn, capaz de generar ingresos, capaz de ayudar al equipo a mantener la categor¨ªa y capaz de solventar la inexperiencia. Raymond Schwab, un agente futbol¨ªstico, controlaba a ese hombre. Le conoc¨ªa desde hac¨ªa a?os y seguro que estar¨ªa encantado de liderar esa aventura. Su nombre era Horst Szymaniak. Con ¨¦l llegaron tambi¨¦n Herbert Finken y el portero Heinz Rohloff.

Szymaniak era un gran centrocampista zurdo. Hab¨ªa destacado en el SpVgg Erkenschwick antes de pasar al Wuppertaler y al Karlsruher en la d¨¦cada de los 50. A comienzos de los 60 se march¨® a Italia, donde defendi¨® los colores de Catania, Inter de Mil¨¢n y Varese, y hab¨ªa disputado dos Mundiales (1958 y 1962) con la selecci¨®n alemana. Un futbolista extraordinario. Y como tal, fue el propio Szymaniak quien quiso negociar su contrato. Procedente de un f¨²tbol como el italiano, en plena boga puesto que hab¨ªan ganado tres Copas de Europa de manera consecutiva (Mil¨¢n e Inter), solicit¨® una parte de los ingresos por taquilla. Con tal de no perderle, los dirigentes accedieron. Todo estaba preparado y dispuesto.

As¨ª, el 14 de agosto de 1965, el estadio Ol¨ªmpico de Berl¨ªn acogi¨® el primer partido del Tasmania. Su rival fue el Karlsruher. M¨¢s de 81.500 espectadores esperaban ansiosos el comienzo del campeonato. Todo marchaba sobre ruedas. En la segunda parte, el delantero Wulf-Ingo Usbeck adelant¨® a los locales. El Ol¨ªmpico se ca¨ªa. El Tasmania iba ganando. 12 minutos despu¨¦s, de nuevo Usbeck volv¨ªa a marcar. ?El delirio! ?El Tasmania ganaba su primer partido! Los jugadores fueron considerados estrellas durante esa primera semana. A Usbeck le apodaron Ringo por Ringo Starr, el famoso bater¨ªa de los Beatles. Lo que no sab¨ªan es lo que le deparar¨ªa el resto del campeonato. El segundo partido fue una bofetada en toda regla. Viajaron hasta M?nchengladbach, para medirse al Borussia. Aguantaron bien la primera parte, donde ca¨ªan por la m¨ªnima, pero los segundos 45 minutos fue un desastre: el Borussia les gole¨® 4-0 para acabar con un 5-0 demoledor. Bienvenidos al mundo real. Desde entonces s¨®lo acumul¨® derrotas y derrotas, frenadas por algunos empates (4 en toda la Liga). El Nuremberg les gole¨® (7-2) en la sexta jornada. S¨®lo hubo un equipo, el Kaiserslautern, que no pudo ganarles en 180 minutos. El resto fueron derrotas dur¨ªsimas. Caso de un 0-9 a cargo del Meidericher. Paulatinamente, la gente empez¨® a dejar de acudir a verles jugar. De los 81.500 espectadores que hab¨ªa el primer partido de Liga se pas¨® a algo m¨¢s de 800 osados que acudieron el 15 de enero de 1966 a ver su duelo contra el Borussia M?nchengladbach. Al ¨²ltimo partido en el Ol¨ªmpico acudieron 1.500 fieles masoquistas, que vieron c¨®mo derrotaban al Borussia Neunkirchen por la m¨ªnima (2-1), antes de volver a ser apalizado por el Schalke 04 (4-0) en la ¨²ltima jornada. Cuando Szymaniak fue a pedir el dinero que le correspond¨ªa por el taquillaje y le dijeron lo que le correspond¨ªa, se march¨® jurando en hebreo. Se pon¨ªa as¨ª punto y final a una historia que ten¨ªa m¨¢s de aventura que otra cosa.

El Tasmania s¨®lo marcar¨ªa 15 goles en 34 partidos... y encajar¨ªa 108. Sus cifras las pueden ver abajo. Heinz Rohloff, el meta fichado del Hertha, ser¨ªa el encargado de recoger el bal¨®n que supon¨ªa el centenar de goles encajados de sus redes, explicar¨ªa a?os despu¨¦s aquella temporada: "Tras la cuarta, quinta jornada supimos que ¨ªbamos a descender. Era imposible evitarlo. No fuimos profesionales. Antes de los entrenamientos nos tom¨¢bamos un par de vasos de vino de Oporto, que Szymaniak recib¨ªa de Italia, y tras el entrenamiento lo volv¨ªamos a repetir o nos ¨ªbamos a beber cerveza".

El Tasmania quebrar¨ªa en 1973. Fue su coste por jugar un d¨ªa en la Primera Divisi¨®n alemana y los intentos posteriores por volver a tocar la cima: jug¨® tres promociones de ascenso, qued¨¢ndose en el camino. Su sucesor juega en las catacumbas del f¨²tbol germano, a¨²n conserva su bandera azul y blanca, coronada con una 'T', pero la gente no olvida sus 'gestas'. En el a?o 2000, cuando el Arminia Bielefeld igual¨® el registro de 10 partidos perdidos en casa, su afici¨®n la emprendi¨® con un triste grito: "?Tasmania Bielefeld, Tasmania Bielefeld!"