La Notaria del Himalaya, Elizabeth Hawley, ya no est¨¢ entre nosotros, pero su trabajo de casi seis d¨¦cadas permanecer¨¢ para siempre y al alcance de todos en la 'Himalayan Database'.
Las expediciones al Himalaya no son lo mismo desde el pasado 26 de enero, fecha en la que nos dej¨® para siempre, a la edad de 94 a?os, Elizabeth Hawley, la periodista estadounidense encargada de certificar las ascensiones a las monta?as m¨¢s altas de la Tierra. Su riguroso y exhaustivo trabajo de documentaci¨®n sobre las expediciones que llegaban a Nepal le sirvi¨® para ganarse el apelativo de la Notaria del Himalaya. Las calles de Katmand¨² parecer¨¢n distintas, vac¨ªas, porque ya nunca volver¨¢ a transitar por ellas el destartalado Escarabajo (Voskswagen Beatle del 65) de color azul cielo en cuyo interior pod¨ªa distinguirse, junto a su ch¨®fer, a Miss Hawley, esa mujer peque?a, de apariencia fr¨¢gil pero de fuerte car¨¢cter, con cierto aire ingl¨¦s, pelo cardado y semblante serio.
Elizabeth Ann Hawley (Chicago, Illinois, 9 de noviembre de 1923-Katmand¨², 26 de enero de 2018) est¨¢ considerada la mejor cronista y documentalista de las expediciones al Himalaya, a pesar de que sus registros no tuvieran car¨¢cter oficial. En 1959, coincidiendo con la apertura de sus fronteras a la poblaci¨®n extranjera, viaj¨® por primera vez a Nepal, la tierra prohibida, para cubrir la transici¨®n democr¨¢tica. Nada m¨¢s aterrizar en Katmand¨² se enamor¨® de aquel lejano y desconocido pa¨ªs, de su hospitalaria gente y de sus majestuosas monta?as.
Un a?o m¨¢s tarde, regres¨® a Nepal para instalarse definitivamente en Katmand¨², ciudad a la que consider¨® su verdadero hogar. Supo retratar como nadie la situaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs a trav¨¦s de sus cr¨®nicas para las revistas Time y Life; y en 1962 se convirti¨® en la corresponsal de la agencia de noticias Reuters. En 1963, la cobertura informativa de una de las primeras expediciones estadounidenses al Everest, de la que formaba parte un nieto del presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson, fue clave para que a partir de esa fecha dedicara gran parte de su trabajo y esfuerzo a elaborar un registro de las expediciones que ten¨ªan lugar en el Himalaya. "Fue en ese momento cuando me di cuenta de que las noticias sobre el alpinismo ser¨ªan una parte muy importante de mi trabajo", reconoci¨®. Hawley fue testigo directo de los primeros a?os y de la ¨¦poca dorada del himalayismo.
A pesar de que socializ¨® regularmente con la realeza y los pol¨ªticos m¨¢s poderosos de Nepal, fueron los escaladores, y sus emocionantes y peligrosas expediciones a las monta?as, quienes llamaron su atenci¨®n. Amiga ¨ªntima de Edmun Hillary, el primer hombre que logr¨® alcanzar con ¨¦xito la cima del Everest en 1953, y a quien tuvo que dar la tr¨¢gica noticia del fallecimiento de su mujer y su hija en un accidente de avi¨®n cuando viajaban a Nepal para reunirse con ¨¦l, Miss Hawley supo introducirse en los c¨ªrculos de monta?eros de vanguardia; entre ellos, Reinhold Messner, el primero en coronar los 14 ochomiles del planeta y a quien Hawley siempre consider¨® ¡°el alpinista m¨¢s importante que he conocido jam¨¢s¡±.
R¨¢pidamente se convirti¨® en toda una referencia en el mundo de las expediciones a Nepal. Nunca lleg¨® a pisar la cima de ninguna monta?a, pero eso no fue ¨®bice para que se ganara el respeto y el reconocimiento de todos los alpinistas por sus completos y precisos registros de cada una de las expediciones. Los miles de monta?eros y sherpas a los que entrevist¨® durante m¨¢s de cincuenta a?os y los datos que recopil¨® de cada uno de ellos le sirvieron para conocer hasta el m¨¢s m¨ªnimo detalle de cada cima, cada paso o corredor y cada campo base sin necesidad de haber estado en ellos. No le hac¨ªa falta y nunca le avergonz¨® reconocerlo: "Me encanta ver las monta?as, creo que son un paisaje maravilloso, pero no tengo ning¨²n inter¨¦s en subir. ?Para qu¨¦? Soy demasiado perezosa, me gusta dormir todas las noches en una cama, tener comida caliente y variar de men¨². Nunca quise ir all¨ª arriba".
Cuando alg¨²n alpinista quer¨ªa dejar constancia del ascenso a alguno de los ochomiles nepal¨ªs, deb¨ªa entrevistarse con Miss Hawley antes y despu¨¦s de la expedici¨®n. Mediante una serie de preguntas, algunas con trampa, y a trav¨¦s de sus testimonios, fotos e im¨¢genes, recababa la informaci¨®n necesaria para determinar si su empresa hab¨ªa sido un ¨¦xito o un fracaso. ¡°Nunca tuve intenci¨®n de asustar a nadie¡±, manifest¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n, ¡°pero lo cierto es que me ven como a una jueza y tal vez el susto les hace decir la verdad¡±. Tambi¨¦n le correspondi¨® la ingrata tarea de certificar las tragedias y defunciones ocurridas en la monta?a, algo que como siempre reconoci¨®, le conmov¨ªa ¡°profundamente¡±: ¡°Los recuerdas, los mencionas en los despachos y sigues¡±.
Uno de los muchos casos de fraude que Miss Hawley se encarg¨® de destapar fue el de la alpinista coreana Oh Eun-Sun, quien protagoniz¨® junto a la espa?ola Edurne Pasab¨¢n una dura batalla por convertirse en la primera mujer en escalar los 14 ochomiles. Eun-Sun afirmaba que hab¨ªa coronado la cima del Kanchenjunga, pero tras entrevistarse con la monta?era coreana y con sus sherpas, Miss Hawley lleg¨® a la conclusi¨®n de que no hab¨ªa alcanzado la cima y fue desautorizada por la federaci¨®n de su pa¨ªs.
Su sistema era sencillo, tal y como ella misma explicaba: ¡°Antes de que empiece la temporada, me pongo en contacto con las agencias especializadas en senderismo y monta?ismo de Katmand¨². El gobierno nepal¨ª exige que cada expedici¨®n est¨¦ representada por una agencia. De modo que le pregunto qu¨¦ expediciones esperan y averiguo su fecha de llegada, en qu¨¦ hoteles van a alojarse, etc. Cuando llegan, me re¨²no con el jefe y le pido que me d¨¦ datos biogr¨¢ficos b¨¢sicos de cada miembro y que me diga cu¨¢les son sus planes de escalada. Luego, a su regreso, vuelvo a reunirme con ellos para saber qu¨¦ han hecho (o qu¨¦ dicen que han hecho) y con todo eso elaboro mis cr¨®nicas¡±.
An¨¦cdotas.
Son muchas las an¨¦cdotas que han tenido como protagonista a Miss Hawley y tambi¨¦n ha surgido alg¨²n que otro mito en torno a su figura. Por ejemplo, lleg¨® a decirse de ella que durante alg¨²n tiempo trabaj¨® como esp¨ªa para la CIA. Incluso que fue amante de Edmund Hillary, mitos que ella misma se encarg¨® de alimentar rechazando cualquier pregunta de tipo personal cada vez que era entrevistada.
En reconocimiento a su met¨®dico y concienzudo trabajo, en 1914 el gobierno de Nepal puso su nombre a una monta?a de 6.182 metros de altura, que paso a llamarse Monte Hawley. Es el mayor reconocimiento que pod¨ªa recibir una amante de las monta?as como Miss Hawley. Tambi¨¦n fue c¨®nsul honoraria de Nueva Zelanda en Nepal desde 1990 hasta 2010.
Ninguna expedici¨®n que llegase a Nepal pod¨ªa escapar a los ojos u o¨ªdos de Miss Hawley, quien en algunas ocasiones pod¨ªa presentarse en el hotel de los expedicionarios para entrevistarse con ellos antes, incluso, de que se registrasen. Edurne Pasab¨¢n, la primera mujer en hollar los 14 ochomiles, da fe de la celeridad y eficiencia de Miss Hawley: "Normalmente, por no decir siempre que llego a Katmand¨², cojo la llave de la habitaci¨®n, abro la puerta y suena el tel¨¦fono: es ella, seguro, para pedirme una entrevista. No s¨¦ c¨®mo, pero siempre se entera de todo". Su obstinaci¨®n en la b¨²squeda de la verdad hizo que el Edmund Hillary la apodara cari?osamente la ¡®Sherlock Holmes¡¯ del monta?ismo.
El 25 de mayo de 2013 se estren¨® la pel¨ªcula Keeper of the mountains (Guardi¨¢n de las monta?as), una instant¨¢nea impresionista sobre la vida de esta peculiar mujer, que desempe?¨® un papel fundamental durante la Edad de Oro del alpinismo en la cordillera del Himalaya, y su met¨®dico y fara¨®nico trabajo.
En 1982, Elizabeth Hawley comenz¨® a publicar sus informes sobre las expediciones en el Himalayan Journal y en el American Alpine Journal. A finales de esa d¨¦cada sus textos eran reproducidos en las principales revistas especializadas de Europa, Am¨¦rica y Asia. Miss Hawley puso fin a su tarea period¨ªstica en 2008 aunque se mantuvo en activo hasta 2016, dedicada a la gesti¨®n de escuelas y hospitales de la organizaci¨®n Himalayan Trust.
Su gran legado.
La Notaria del Himalaya ya no est¨¢ entre nosotros, sus cenizas descansan al pie de las monta?as a las que dedic¨® la mayor parte de su vida, pero su encomiable trabajo permanecer¨¢ para siempre. La Himalayan Database, un concienzudo y meticuloso censo de todas las ascensiones a las monta?as nepal¨ªes, es su gran legado. En 1991, Hawley conoci¨® al estadounidense Richard Salisbury, quien hab¨ªa organizado una expedici¨®n al Annapurna. Salisbury propuso a su compatriota transferir sus anotaciones a una base de datos inform¨¢tica. Ese fue el origen de la Base de Datos del Himalaya, la cual contribuy¨® a dar a su trabajo verdadera notoriedad mundial.
Entre 1993 y 2004 se invirtieron unas 11.000 horas en la entrada de datos y m¨¢s de 8.000 en el dise?o, programaci¨®n y verificaci¨®n de los mismos. A finales de 2004, el American Alpine Club public¨® la Base de Datos del Himalaya en formato impreso y en CD. Dicho CD inclu¨ªa datos desde 1905 hasta 2003. Desde entonces y hasta nuestros d¨ªas, los contenidos se actualizan cada seis meses con el fin de incluir las ¨²ltimas expediciones de cada temporada.
La ayudante de Hawley desde 2004, la periodista y escaladora alemana Billi Bierling, dirige ahora el registro y ha tomado el testigo de su predecesora, entrevistando personalmente a los miembros de las distintas expediciones o a trav¨¦s de email. ¡°He estado dirigiendo el registro de las expediciones bajo su gu¨ªa durante unos dos a?os, pero con su falta la tarea se ha convertido en un gran desaf¨ªo¡±, declar¨® Bierling poco despu¨¦s de la desaparici¨®n de Hawley.
En la actualidad, adem¨¢s de Richard Salisbury y Billi Bierling, la Base de Datos del Himalaya est¨¢ formada por un grupo de colaboradores entre los que destacan el nepal¨ª Jeevan Shrestha, el franc¨¦s Rodolphe Popier y el alem¨¢n Tobias Pantel. Actualmente, es una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro y se puede acceder a sus contenidos a trav¨¦s de internet de forma gratuita.