?Por qu¨¦ a la Loter¨ªa de Navidad se le llama el ¡°impuesto de los tontos¡±?
Algunas personas viven con emoci¨®n el sorteo del 22 de diciembre, mientras que otras creen es es una forma de conseguir ingresos a cambio de sue?os.
El Sorteo Extraordinario de la Loter¨ªa de Navidad es, entre muchos otros, uno de los m¨¢s esperados por la mayor¨ªa de los espa?oles. Es raro encontrar a alguien que no haya comprado un d¨¦cimo o una participaci¨®n.
Desde el mes de julio y, especialmente durante todo el mes de diciembre, las administraciones de loter¨ªa de Espa?a se llenan de gente que quiere conseguir un n¨²mero en concreto o, simplemente, comprar un d¨¦cimo cualquiera.
Sin embargo, y como nunca llueve a gusto de todos, no todo el mundo vive el sorteo del 22 de diciembre con tanta ilusi¨®n. Hay personas que consideran que la loter¨ªa de Navidad es el ¡°impuesto de los tontos¡±.
Baja probabilidad de que toque un premio
Esta expresi¨®n se debe a las escasas probabilidades que tiene cada jugador del sorteo en llevarse uno de los premios. Y es que, de los 100.000 n¨²meros que entran en el bombo cada a?o, solamente resultan premiados alrededor de 15.000, contando los reintegros. Esto significa que, la probabilidad de que nos toque algo se sit¨²a alrededor del 15%.
Si esta cifra la miramos en referencia al premio que todos quieren que les toque, el Gordo, la probabilidad todav¨ªa es m¨¢s baja, aunque no es imposible que, alguna vez en tu vida, el n¨²mero agraciado con los 4.000.000 de euros est¨¦ en tus manos. Exactamente, la probabilidad de llevarse el primer premio, comprando solamente un d¨¦cimo, es de 1, entre 100.000, es decir, de un 0,00001%.
Por esta misma raz¨®n, para muchos la Loter¨ªa de Navidad es el ¡°impuesto de los tontos¡±. El Estado consigue ingresos a cambio de sue?os que, desde el punto de vista matem¨¢tico, suponen una decisi¨®n econ¨®mica irracional. Eso s¨ª, Hacienda s¨®lo se lleva el 20% de aquellos premios superiores a 40.000 euros. Todo lo que se gane inferior a esa cifra ir¨¢ de forma ¨ªntegra para el poseedor del d¨¦cimo premiado.
En cualquier caso y pese a las pocas opciones de ganar, no es ni mucho menos un inconveniente. La ilusi¨®n y la esperanza es lo ¨²ltimo que se pierde. Por eso, estamos dispuestos a gastar un poco si al final pensamos que podemos recuperarlo o, mejor, ganar mucho m¨¢s.