Una pareja acepta hacerle un favor a la polic¨ªa: no se esperaban el acoso inmediato del resto
Unos vecinos aceptaron un radar de control de velocidad en la entrada de su casa pero tuvieron que acabar denunciando las molestias a su familia.
Actuar de buena fe, por el bien com¨²n, a veces no tiene la respuesta que uno busca. En el caso de una pareja de vecinos de Stavtrup (un suburbio occidental de Aarhus, en Dinamarca, con una una poblaci¨®n de 3.729 habitantes). Quer¨ªan proteger su vecindario, y aceptaron que un polic¨ªa instalara una c¨¢mara para controlar la velocidad de los coches. Pero nada sali¨® como esperaban, aunque s¨ª para el fisco.
En apenas unas horas se realizaron 200 multas, y el resto de vecinos decidi¨® vengarse. No contra la polic¨ªa, ni contra el sistema, ni pensar en la seguridad de todos, sino contra los vecinos que hab¨ªan cedido su espacio para instalar la c¨¢mara de control de velocidad.
Una vez que ubicaron bien donde estaba la c¨¢mara que les pillaba a m¨¢s velocidad de la que deber¨ªan, decidieron cada vez que pasaban por ah¨ª, fuera la hora que fuera, tocar el claxon varias veces. Molestando a toda la familia a cualquier hora del d¨ªa.
Unos bocinazos sistem¨¢ticos que les incomodaban, sobre todo a los ni?os de la familia, y a la mascota familiar, que se pon¨ªa a ladrar cada vez que escuchaba el ruido, as¨ª que el caos en la casa de los H?j Van era una constante. Denunciaron los hechos, pidieron ayuda para identificar a los que les increpaban, pero nada ha tenido resultado. Se siguen quejando porque los veh¨ªculos circulen a 90km/h incluso cerca de la escuela que hay en el barrio. Pero, de momento, nada ha funcionado.
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