Un turista alem¨¢n abandona Mallorca tras 32 a?os y deja una cr¨ªtica para la reflexi¨®n de muchos: ¡°Estoy horrorizado¡±
Fritz Wilshaus, de 74 a?os, pone fin a m¨¢s de tres d¨¦cadas en la isla balear, citando problemas que afectan a la vida de todos sus habitantes.

Mallorca, considerada durante d¨¦cadas como el para¨ªso mediterr¨¢neo de los alemanes parece estar sufriendo un ¨¦xodo teut¨®n. Fritz Wilshaus, un alem¨¢n de 74 a?os que ha vivido regularmente en la isla durante los ¨²ltimos 32, ha decidido abandonarla. ¡°Estoy consternado¡±, declar¨® al diario Mallorca Zeitung, explicando que ya no se siente c¨®modo con los cambios que ha experimentado la capital balear.
En su entendimiento, el detonante ha sido el aeropuerto de Palma. Durante a?os vol¨® sin problemas entre Mallorca y Frankfurt-Hahn, pero tras la reciente remodelaci¨®n del aeropuerto de Son Sant Joan, sus desplazamientos se han vuelto un desaf¨ªo. ¡°Es una distancia irrazonable para alguien de mi edad¡±, afirm¨®. Las largas caminatas dentro de la terminal y las cintas de transporte mal orientadas han convertido lo que antes era un viaje sencillo en un verdadero obst¨¢culo. Como exfumador, para Wilshaus desplazarse largas distancias es cada vez m¨¢s dif¨ªcil. ¡°Estoy horrorizado¡±, a?adi¨®.
Una cotidianidad marcada por el turismo de masas
Sin embargo, no es solo el aeropuerto lo que le ha llevado a tomar esta dr¨¢stica decisi¨®n. Y es que, seg¨²n explica al citado medio, la vida cotidiana en Mallorca ha cambiado profundamente: el tr¨¢fico se ha intensificado, y las celebraciones descontroladas en las zonas tur¨ªsticas se han vuelto una molestia constante. ¡°Vendo mi finca¡±, anuncia con pesar.
Con la repercusi¨®n de esta noticia, las redes sociales no han tardado en postularse en el asunto. Desde usuarios que muestran comprensi¨®n hacia Wilshaus hasta otros que ironizan y ridiculizan su decisi¨®n. Sin embargo, esta fuga voluntaria no es un caso aislado dentro del turismo de larga estancia alem¨¢n. Seg¨²n el medio alem¨¢n Der Westen, son bastantes los discrepados con el rumbo que est¨¢ tomando Mallorca, sobre todo de tercera edad. ¡°Despu¨¦s de 25 a?os viniendo, ahora necesitamos asistencia para poder movernos por all¨ª¡±, relat¨® una visitante habitual en dicho diario, refiri¨¦ndose a los problemas del aeropuerto.
Por su parte, Son Sant Joan ofrece, en efecto, un servicio de apoyo para personas con movilidad reducida, reservable con antelaci¨®n. Pero para algunos, como Wilshaus, el desencanto ya ha hecho demasiado ruido. Su decisi¨®n est¨¢ tomada. Atr¨¢s queda una finca, muchos recuerdos, y una isla que, seg¨²n ¨¦l, ya no es el para¨ªso que era.
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