Un loco, zapatero o abogado: la historia real de Jack el Destripador, el asesino m¨¢s famoso de Londres
Un retrato escalofriante de un Londres dividido entre el lujo y la miseria, en el que los cr¨ªmenes del Destripador dejaron una huella imborrable.
En la fr¨ªa madrugada de un d¨ªa que cambiar¨ªa para siempre la historia criminal de la capital brit¨¢nica, Charles Cross, un conductor de profesi¨®n, encontr¨® el cuerpo sin vida de Mary Ann Nichols, la primera v¨ªctima de Jack el Destripador. La escena, que parec¨ªa un simple bulto abandonado en Buck¡¯s Row, revel¨® la oscura realidad de una ciudad dividida entre el esplendor y la miseria.
Los cr¨ªmenes de Whitechapel
Aquel fat¨ªdico encuentro fue solo el inicio de una serie de asesinatos que, entre agosto y noviembre de ese a?o, aterroriz¨® al barrio de Whitechapel, donde la pobreza y la prostituci¨®n eran parte del d¨ªa a d¨ªa de sus habitantes. Mary Ann, de 43 a?os, hab¨ªa ca¨ªdo en la indigencia tras un matrimonio fallido y, a menudo, se vio obligada a vender su cuerpo para sobrevivir. Su muerte, horriblemente brutal, era un reflejo de las crueles condiciones que enfrentaban las clases m¨¢s desfavorecidas en el Londres victoriano.
Los cr¨ªmenes de Jack el Destripador, que comenzaron con Nichols, no solo revelaron la violencia latente en las calles, sino que tambi¨¦n sacudieron a una sociedad que se negaba a ver el sufrimiento en su propio umbral. A medida que la prensa informaba sobre los asesinatos, la figura del Destripador se convirti¨® en un s¨ªmbolo del miedo y la fascinaci¨®n, un enigma que desat¨® teor¨ªas sobre su identidad. Sospechosos iban desde miembros de la nobleza hasta humildes zapateros, pero el verdadero rostro del asesino permanec¨ªa oculto.
La infame carta que el Destripador envi¨® a la polic¨ªa, firmada ¡°Desde el infierno¡±, junto con un medio ri?¨®n como prueba de su macabra obra, solo aviv¨® el terror en una ciudad ya asustada. El modus operandi del asesino, caracterizado por la brutalidad y el sadismo, llev¨® a los expertos a concluir que no solo era un criminal, sino tambi¨¦n un hombre de grandes conocimientos de anatom¨ªa, lo que dispar¨® las especulaciones sobre su posible trasfondo profesional.
Teor¨ªas conspiratorias
El eco de los cr¨ªmenes de Whitechapel no solo reson¨® en los peri¨®dicos de la ¨¦poca, sino que provoc¨® un intenso debate sobre la situaci¨®n de las clases trabajadoras en Londres. Las muertes de Nichols y sus sucesoras, Annie Chapman, Elizabeth Stride, Catherine Eddowes y Mary Jane Kelly, fueron un grito de auxilio que llev¨® la insalubridad y el abandono de barrios como Whitechapel hasta el parlamento brit¨¢nico.
M¨¢s de un siglo despu¨¦s, Jack el Destripador sigue siendo un misterio sin resolver. Los ripper¨®logos contin¨²an investigando, ofreciendo teor¨ªas que van desde la locura hasta conspiraciones de alto nivel. En 2015, se inaugur¨® un museo en su memoria, recordando que el tiempo no cura todos los horrores, especialmente aquellos que han dejado una marca imborrable en la historia de Londres.
El legado del Destripador, m¨¢s que una serie de asesinatos, es un recordatorio de las divisiones sociales de su ¨¦poca y una advertencia sobre el peligro de ignorar el sufrimiento que a menudo se oculta tras el velo del progreso.
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