?Por qu¨¦ se consume caf¨¦ torrefacto en Espa?a y en qu¨¦ pa¨ªses est¨¢ prohibido?
Un industrial extreme?o copi¨® esta variante en una viaje por el Caribe y la trajo a Espa?a, donde se hizo muy popular durante la posguerra. Es considerada una modalidad menos sana del caf¨¦ natural.
La necesidad y la escasez son tan responsables de la invenci¨®n y la creatividad humana como el venerado ingenio y conocimiento acad¨¦mico. El mundo de la cocina, lleno hoy en d¨ªa de intelectuales amantes de las esfirificaciones y el nitr¨®geno l¨ªquido, tambi¨¦n fue en su d¨ªa una ciencia practicada por aspirantes a doctor Frankenstein que mezclaban los restos encontrados en el peque?o cementerio de sus cocinas para crear seres nunca antes vistos que ten¨ªan como ¨²nica finalidad calmar el hambre frecuente.
El gazpacho, la paella, el pisto, las migas, el arroz con leche¡ La base de nuestra cocina la construyen cocineros agr¨ªcolas amateurs que tuvieron que improvisar con los alimentos que les daba el campo en cada ¨¦poca del a?o. No solo la comida espa?ola debe sus or¨ªgenes a la inventiva popular, sino que incluso la variante caracter¨ªsticamente espa?ola del caf¨¦, el caf¨¦ torrefacto, comparte sus or¨ªgenes humildes con el resto de platos mencionados.
Del Caribe a Espa?a
Un industrial extreme?o llamado Jos¨¦ G¨®mez Tejedor observ¨® en una de sus visitas al Caribe a finales del s.XIX que los nativos tostaban el caf¨¦ con az¨²car. Esta t¨¦cnica se cree que fue inventada por un grupo de mineros hispanoamericanos que hab¨ªan descubierto que la capa de caramelo que envuelve el grano al tostarlo hace que este se conserve mejor.
Al volver a Espa?a, Tejedor, que tambi¨¦n era inventor, modific¨® los bombos de tostaci¨®n de las m¨¢quinas de tueste para que al final del proceso se pudiera a?adir el az¨²car. Tejedor obtuvo la patente y durante los siguientes a?os se esforz¨® en promocionar este nuevo tipo de caf¨¦, que r¨¢pidamente se expandi¨® por Espa?a y algunas zonas de Portugal.
M¨¢s caf¨¦, menos granos
Esta novedosa versi¨®n se volver¨ªa especialmente popular durante los a?os de la posguerra, ya que era m¨¢s econ¨®mica y permit¨ªa obtener m¨¢s caf¨¦ con menos granos. El caf¨¦ torrefacto se ha vuelto con el paso de los a?os en uno de los m¨¢s consumidos en toda Espa?a, sin embargo, esta modalidad, m¨¢s amarga y oscura que el caf¨¦ normal, es pr¨¢cticamente desconocida en el resto del mundo e incluso est¨¢ prohibida en la mayor¨ªa de pa¨ªses por ser una variante menos sana del caf¨¦ natural.
?nicamente los pa¨ªses donde primero se populariz¨® su venta (Espa?a y Portugal) y en algunos pa¨ªses latinoamericanos como Argentina, Uruguay o Paraguay se permite su producci¨®n. Sea o no legal, cu¨ªdese especialmente de anunciar que le gusta este tipo de caf¨¦ en Italia, porque las consecuencias pueden ser fatales.
Az¨²car y cafe¨ªna, dif¨ªcil mezcla
En Espa?a se consumen principalmente tres tipos de caf¨¦: natural, torrefacto y mezcla. La mezcla no es siempre mitad y mitad, sino que se encuentran variedades de 70/30 u 80/20, generalmente siendo el torrefacto la dominante. De las tres opciones mencionadas, el torrefacto es, l¨®gicamente, el que utiliza menos caf¨¦ natural y, por tanto, el m¨¢s barato y, tambi¨¦n, el m¨¢s insano.
El az¨²car a?adido en los alimentos l¨ªquidos es m¨¢s perjudicial, y la combinaci¨®n de az¨²car y cafe¨ªna a la que muchas personas recurren varias veces al d¨ªa no es del todo recomendable. Eso s¨ª, lo que uno gana en salud al tomar un espresso o un caf¨¦ latte lo pierde en patriotismo.