Once trabajadores duermen en el almac¨¦n sin calefacci¨®n y jornada de 12 horas: las condiciones de los esclavos de los sof¨¢s ¡®made in Italy¡¯
Tras tres meses de falsas promesas por parte de la empresa, el sindicato Sudd Cobas ha respaldado la huelga de los empleados del almac¨¦n al observar indicios evidentes de explotaci¨®n laboral
Un grupo de once trabajadores paquistan¨ªes ha alzado la voz contra las condiciones inhumanas en las que viven y trabajan, exponiendo la realidad de la industria de sof¨¢s que presume el sello ¡°Made in Italy¡±. Los empleados, que trabajan en jornadas de 12 horas por tan solo cinco euros la hora, duermen en un almac¨¦n sin calefacci¨®n ni agua caliente.
El almac¨¦n, ubicado en el distrito industrial de Forl¨¬, carece de las instalaciones b¨¢sicas para ser considerado habitable. Seg¨²n denuncian los trabajadores, no hay cocina, solo cuentan con un ba?o sin puerta y las bajas temperaturas del invierno agravan a¨²n m¨¢s su situaci¨®n. Tras meses de promesas incumplidas sobre alojamiento digno, los empleados decidieron iniciar una huelga indefinida, respaldados por el sindicato Sudd Cobas.
La cadena de explotaci¨®n
La protesta no solo afecta a este almac¨¦n, sino tambi¨¦n a otro cercano, ambos vinculados a la multinacional HTL, con sede en Singapur. Seg¨²n los sindicalistas, entre HTL y los trabajadores hay una red de intermediarios que perpet¨²an la explotaci¨®n. En Italia, la producci¨®n est¨¢ gestionada por Gruppo 8, mientras que la responsabilidad directa recae sobre Sofalegname, una empresa subcontratada con un capital m¨ªnimo de 1.000 euros y registrada a nombre de un ciudadano chino.
¡°As¨ª, el sof¨¢ ¡°Made in Italy¡± se vende en todo el mundo obteniendo el m¨¢ximo beneficio, gracias al m¨¢ximo ahorro obtenido gracias a la explotaci¨®n desenfrenada de los trabajadores¡±, denunci¨® un portavoz del sindicato Sudd Cobas.
Promesas rotas y condiciones extremas
La situaci¨®n de estos trabajadores no es nueva. Hace ocho meses, fueron trasladados desde la regi¨®n de Toscana a Forl¨¬ con la promesa de viviendas dignas. Sin embargo, esa promesa nunca se cumpli¨®.
Osama Sikander, uno de los huelguistas, relat¨® al medio italiano Il Post: ¡°El patr¨®n, el que lleva a la gente a trabajar, me dijo que viniera a Prato y que me dar¨ªa una casa, entonces cuando llegu¨¦ me metieron aqu¨ª, me dijeron que esperara pero mientras tanto pasaron los meses y nada cambi¨®, ahora ha llegado el invierno, no hay agua caliente ni radiadores y hace demasiado fr¨ªo para vivir all¨ª¡±.
Un grito contra la explotaci¨®n
Desde la representaci¨®n sindical, se se?ala que esta huelga busca visibilizar el modelo de negocio que se esconde detr¨¢s de productos que presumen calidad italiana. ¡°Contra este sistema est¨¢n los cuerpos de trabajadores colocados frente a las puertas de las f¨¢bricas¡±, afirmaron.
La protesta se enmarca en una creciente ola de descontento entre los empleados de esta industria, que denuncian condiciones similares en otras regiones de Italia.
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