Ni Grecia ni Roma, esta es la primera sociedad en la que la mujer adopt¨® un papel clave 500 a?os antes de Cristo
El imperio persa fue pionero en los derechos de las mujeres. En otras culturas contempor¨¢neas hac¨ªan bromas de ello y consideraban los hombres persas poco viriles.


Nunca hasta entonces las mujeres hab¨ªan tenido tanta libertad y autoridad como en el imperio Persa 500 a?os a.C. Lo fund¨® Ciro el Grande y, aunque era una sociedad patriarcal, se adelant¨® muchos siglos a su tiempo e instituy¨® la libertad religiosa y la igualdad entre el hombre y la mujer muy influenciado por el zoroastrismo.
Las mujeres pod¨ªan tener propiedades y sus propios negocios en los que dirig¨ªan a hombres. Tambi¨¦n pod¨ªan elegir a sus maridos, o no casarse si era su decisi¨®n, y moverse con total libertad. Hubo mujeres generales que dirig¨ªan ej¨¦rcitos o eran almirantes de la flota persa, e incluso participaron en el desarrollo y en la evoluci¨®n de las fuerzas armadas. Tambi¨¦n formaban parte del ej¨¦rcito como guerreras. Eran habituales en trabajos diplom¨¢ticos y de seguridad. Los reyes convert¨ªan a sus esposas en sus principales consejeras, con su propia corte y capacidad para tomar decisiones ejecutivas, y pod¨ªan gobernar tras la muerte de su marido hasta que sus hijos fueran adultos.
Dentro de los negocios, ocupaban altos cargos con una autoridad similar a la de los hombres y no hab¨ªa diferencia de sueldo por sexo, salvo que la mujer estuviera embarazada o acabara de dar a luz¡ que ganaba m¨¢s. Muchos de los mercaderes m¨¢s poderosos fueron mujeres e incluso las esclavas eran tratadas como sirvientas, ten¨ªan un sueldo y nadie las consideraba inferiores.
Los enemigos de los persas hac¨ªan chanzas de esa igualdad. Aseguraban que los hombres estaban sometidos a las mujeres de forma antinatural. Pon¨ªan en duda su hombr¨ªa y su fortaleza. Curiosamente, los textos que griegos y romanos usaron para ridiculizar a sus enemigos han servido para que hoy en d¨ªa tengamos documentaci¨®n suficiente sobre ese papel preponderante de la mujer en la sociedad persa.

La reina Atossa, una pionera
Dentro de ese imperio, que dur¨® dos siglos y fue el m¨¢s grande del mundo hasta aquel momento, hay una mujer peculiar, conocida porque, seg¨²n los textos de la ¨¦poca, fue pionera en el g¨¦nero epistolar y en el tratamiento exitoso de c¨¢ncer de mama. Se trata de la reina Atossa.
Atossa fue hija de Ciro el Grande, fundador del Imperio Persa, mujer de Dar¨ªo I, famoso por la batalla de Marat¨®n contra los griegos, y madre de Jerjes I, el rey que aniquil¨® a los espartanos en las Term¨®pilas. Seg¨²n el historiador Her¨®doto, Dar¨ªo I ten¨ªa prevista una campa?a contra los escitas, pero en su lugar invadi¨® Grecia influenciado por Atossa.
Adem¨¢s, seg¨²n los escritos de Her¨®doto, Atossa padeci¨® un tumor sangrante en el pecho, que se rompi¨® y extendi¨®. Algunos estudios modernos sugieren que pudo ser una mastitis. Primero intent¨® ocultar su enfermedad, pero cuando la hinchaz¨®n y el dolor aumentaron, se puso en manos de Democedes, m¨¦dico griego de la corte persa que lo extirp¨® con ¨¦xito. La reina pudo hacer vida normal desde entonces y tuvo varios hijos, incluido Jerjes I. No es la primera intervenci¨®n conocida de un posible c¨¢ncer de mama. En el Papiro de Edwin Smith, un tratado m¨¦dico escrito 1.600 a?os a.C., se hace referencia a ocho casos de tumores de mama que fueron cauterizados con un hierro al rojo vivo, aunque no se evit¨® que la enfermedad siguiera avanzando.
Atossa tambi¨¦n es conocida porque, seg¨²n algunas fuentes hist¨®ricas, fue la autora de la primera carta manuscrita de la que se tiene constancia. El documento no se conserva, pero se conoce su existencia por las referencias de historiadores griegos y persas. Se supone que estaba dirigida a otros miembros de la corte y posiblemente trataba asuntos diplom¨¢ticos.
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