Muere un perro tras pasar cuatro horas en el maletero de un autob¨²s
El conductor le comunic¨® al due?o que, si quer¨ªa que su mascota viajara en la zona de pasajeros, deb¨ªa pagar un billete adicional
Triste episodio en Colombia. Un hombre se dispon¨ªa a subir el autob¨²s que recorrer¨ªa los m¨¢s de 200 kil¨®metros que separan Santa Rosa de Osos de Caucasia. Llevaba consigo a su mascota, un perro labrador. Al ver esto, el conductor le comunic¨® que el animal tambi¨¦n deb¨ªa pagar billete. Si no, no podr¨ªa acceder a la zona de pasajeros. Pero el viajante asegur¨® que no ten¨ªa m¨¢s dinero.
Finalmente, el se?or y el conductor llegaron a un acuerdo. El perro viajar¨ªa en el maletero. El propio trabajador le asegur¨® al due?o que ah¨ª no correr¨ªa ning¨²n peligro. Sin embargo, cuatro horas despu¨¦s, el labrador morir¨ªa. Se cree que la causa ha sido la asfixia por la falta de aire del compartimento. Un suceso marcado por la negligencia que se ha acabado saldando con una v¨ªctima inocente.
En Colombia, -al igual que en muchos otros sitios- el factor que determina si a un animal de compa?¨ªa se le deja acceder a los medios de transporte colectivos es el tama?o. A partir de los 28 cent¨ªmetros de longitud, la mascota debe pagar un billete normal. No obstante, como se ha demostrado, en muchas ocasiones se ofrece una forma alternativa de viajar que puede poner en riesgo mortal su vida.
Condiciones extremas
La empresa de autobuses ha lamentado lo sucedido pero, seg¨²n se?alaron, a mitad de trayecto el ch¨®fer aprovech¨® una parada para cerciorarse de que el animal estaba sano y salvo. Al no advertir, presuntamente, ning¨²n problema, decidi¨® seguir adelante con el itinerario. Ya en Caucasia, el due?o fue a por su perro. Lo sac¨® de la bodega. A los pocos minutos de salir del oscuro y angosto lugar, se mor¨ªa.
Otra hip¨®tesis que se baraja es la del golpe de calor. Pues la temperatura del maletero asciende r¨¢pidamente y hasta niveles peligrosos cuando el veh¨ªculo est¨¢ en marcha. En cualquier caso, lo que ¨²nico que es evidente es que no se cumplieron las medidas necesarias para garantizar no ya el bienestar, sino la supervivencia del c¨¢nido. Una situaci¨®n recurrente en muchas partes del mundo que provoca en¨¦rgicas protestas entre la comunidad animalista.