La traici¨®n creciente a los F-35 de Estados Unidos puede ser un arma de doble filo para la US Air Force: ¡°Tiene control total¡±
Canad¨¢ en la encrucijada: el dilema de los F-35 y la sombra de EE. UU.

La reciente decisi¨®n de Canad¨¢ de revisar la adquisici¨®n de los cazas F-35 ha puesto sobre la mesa una compleja situaci¨®n geopol¨ªtica. La dependencia tecnol¨®gica y estrat¨¦gica de EE. UU. podr¨ªa limitar sus opciones a la hora de buscar una alternativa viable para renovar su flota a¨¦rea.
El gobierno canadiense, liderado por el primer ministro Mark Carney, ha iniciado conversaciones con Francia y el Reino Unido para evaluar la posibilidad de construir un nuevo caza dentro de su territorio. Sin embargo, cualquier modelo extranjero que se considere sigue incluyendo componentes de fabricaci¨®n estadounidense, lo que otorga a Washington la capacidad de vetar su venta. Ejemplo de ello es el Saab Gripen sueco, cuyo motor estadounidense podr¨ªa convertirlo en una opci¨®n igualmente comprometida.
Los riesgos de mantener el F-35 no son menores. Este caza de quinta generaci¨®n, en el que Canad¨¢ ha invertido ya 19.000 millones de d¨®lares, requiere constante actualizaci¨®n de software y mantenimiento, ambos bajo el control absoluto de EE.UU. Analistas advierten que, en un escenario de tensiones comerciales o pol¨ªticas, Washington podr¨ªa condicionar el acceso a estos servicios cr¨ªticos, dejando a Canad¨¢ en una situaci¨®n vulnerable: ¡°Tienen control total¡±, advierten.
Reacciones de los pa¨ªses aliados e impacto econ¨®mico
Per Ludvigsen, excomandante de las Fuerzas Armadas y actual asesor de la industria armament¨ªstica, ha aconsejado no depender militarmente de Estados Unidos. Sus comentarios surgen nueve a?os despu¨¦s de que Dinamarca firmara un acuerdo para adquirir 27 aviones F-35. Ludvigsen advierte que esta dependencia podr¨ªa conllevar riesgos, como la interrupci¨®n del suministro de componentes esenciales por parte de EE. UU., y sugiere que Dinamarca deber¨ªa luchar por su independencia geopol¨ªtica. Portugal, por su parte, est¨¢ evaluando alternativas europeas para la renovaci¨®n de sus flotas a¨¦reas con el fin de disminuir su dependencia de proveedores externos. La reconsideraci¨®n de la compra del F-35 ha abierto oportunidades para otros fabricantes europeos, como el Rafale franc¨¦s.
En el caso de la Armada Espa?ola, enfrenta dificultades debido a la posible retirada del caza estadounidense. Su ¨²nico portaaviones, el ¡®Juan Carlos I¡¯ L-61, est¨¢ dise?ado para operar aviones de despegue corto y aterrizaje vertical (STOVL), categor¨ªa a la que pertenece el F-35B. Sin embargo, el creciente distanciamiento entre Estados Unidos y las potencias occidentales debido a la situaci¨®n geopol¨ªtica complica la opci¨®n de adquirir estas aeronaves.
El dilema tambi¨¦n tiene un impacto econ¨®mico directo. Empresas canadienses han obtenido contratos millonarios para fabricar componentes del F-35, generando empleos en el sector aeroespacial. No obstante, el expresidente Donald Trump ha manifestado su intenci¨®n de repatriar estos contratos a EE.UU. en futuras renegociaciones, lo que pone en duda los beneficios a largo plazo de la compra.
La reconsideraci¨®n de varios pa¨ªses europeos sobre la compra del caza estadounidense F-35 ha beneficiado a Francia y su industria aeron¨¢utica, particularmente con el caza Rafale. Francia planea invertir m¨¢s de 13.000 millones de euros en su aviaci¨®n de combate en la pr¨®xima d¨¦cada, incluyendo la producci¨®n de Rafales y el desarrollo del Futuro Sistema de Combate A¨¦reo (FCAS) en colaboraci¨®n con Alemania y Espa?a. Esta cooperaci¨®n podr¨ªa redefinir la industria de defensa europea, promoviendo la independencia en materia de seguridad y defensa del continente.
El primer lote de F-35 est¨¢ programado para ser entregado en 2026 en una base militar estadounidense antes de su traslado a Canad¨¢ en 2028. Se espera que estos aviones sigan en operaci¨®n hasta 2060, lo que refuerza la importancia de tomar una decisi¨®n con visi¨®n estrat¨¦gica.
A lo largo de los a?os, la postura pol¨ªtica en torno al F-35 ha sido cambiante. En campa?a electoral, Justin Trudeau prometi¨® que no se adquirir¨ªa el modelo, pero su gobierno termin¨® modificando las reglas de contrataci¨®n para facilitar su compra.
En definitiva, Canad¨¢ enfrenta una decisi¨®n crucial: mantener su dependencia de EE.UU. con los F-35 o intentar encontrar una alternativa viable, a¨²n con la amenaza de un posible veto estadounidense. La revisi¨®n ordenada por Carney podr¨ªa determinar el futuro de la Fuerza A¨¦rea Canadiense y su margen de maniobra en la escena internacional.
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