La leyenda de la Papisa Juana, el mito medieval sobre la ¨²nica mujer que ocup¨® el trono de San Pedro en el Vaticano
Durante la Edad Media circul¨® la historia de que una mujer disfrazada de hombre fue elegida Papa por unanimidad y linchada cuando dio a luz durante una procesi¨®n


La leyenda de la Papisa Juana es una de las historias medievales m¨¢s fascinantes. Seg¨²n el relato, Juana fue una mujer que, disfrazada de hombre, logr¨® ascender en la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica hasta convertirse en Papa. Aunque la veracidad de la historia est¨¢ descartada, la an¨¦cdota ha perdurado a lo largo de los siglos y ha sido objeto de numerosos debates y especulaciones.
La primera menci¨®n documentada sobre Juana corresponde a Jean de Mailly, un dominico que cuenta su historia en una cr¨®nica escrita en 1255. Seg¨²n ese relato, Juana habr¨ªa nacido en Ingelheim, Alemania, alrededor del a?o 822. Desde joven, mostr¨® una gran inteligencia y un deseo ferviente de aprender, algo inusual para las mujeres de su ¨¦poca, ya que la educaci¨®n estaba reservada a los hombres. Para poder recibir formaci¨®n, se disfraz¨® de hombre y adopt¨® el nombre de Juan Anglicus. Viaj¨® a Atenas con su amante, donde estudi¨® filosof¨ªa y teolog¨ªa, y luego a Roma, donde su creciente prestigio la llevaron a ocupar importantes cargos dentro de la Iglesia, siempre disfrazada de hombre, durante el papado de Le¨®n IV.

De parto en el peor momento
Seg¨²n la leyenda, tras la muerte del Papa Le¨®n IV, Juana fue elegida Papa de forma un¨¢nime bajo el nombre de Juan VIII, y gobern¨® durante dos a?os, siete meses y cuatro d¨ªas. Durante su presunto papado, se dice que Juana fue muy respetada por su sabidur¨ªa y su capacidad para resolver conflictos. Sin embargo, su verdadero g¨¦nero fue descubierto de forma dram¨¢tica cuando dio a luz en p¨²blico durante una procesi¨®n. De inmediato fue linchada por un gent¨ªo enfurecido y su nombre fue borrado de los registros oficiales.
La veracidad de la historia est¨¢ descartada por muchos motivos. El primero es que un suceso tan escandaloso habr¨ªa provocado r¨ªos de tinta en la ¨¦poca. Por mucho que se hubiera intentado borrar cualquier registro del suceso, habr¨ªa sido imposible que no nos hubiera llegado ninguna menci¨®n escrita. El primer documento en que aparece Juana es el relato de Jean de Mailly, escrito 400 a?os despu¨¦s de los presuntos hechos descritos.
El segundo motivo es que no hay un hueco para situar el presunto papado de Juana. La fecha m¨¢s repetida en las leyendas sobre ella sit¨²a su pontificado entre 855 y 857, pero hay una extensa documentaci¨®n que confirma que durante ese periodo el papa fue Benedicto III, cuyo pontificado transcurri¨® entre el 29 de septiembre de 855 y el 17 de abril de 858. Jean de Mailly tambi¨¦n habla de otra posible fecha en torno al a?o 1100, pero ah¨ª tampoco hay un hueco en el que ubicar a Juana.

Sedia Stercoraria
La historia de la Papisa Juana ha tenido tanto recorrido porque durante los siglos XIII y XIV s¨ª que fue dada por cierta en algunos c¨ªrculos eclesi¨¢sticos. Incluso se lleg¨® a afirmar que despu¨¦s del esc¨¢ndalo de Juana la Iglesia comenz¨® a verificar el sexo de los Papas tras su elecci¨®n. Y que hasta se fabric¨® una silla, conocida como ¡®Sedia Stercoraria¡¯, con un agujero en el asiento para que la persona encargada pudiera palpar los atributos papales y confirmar que eran masculinos. La silla existe y se exhibe en los Museos Vaticanos, pero el fin del agujero nunca fue exploratorio.
Para la mayor¨ªa de los historiadores, la Papisa Juana simplemente protagoniz¨® un relato sat¨ªrico creado para criticar la corrupci¨®n y el poder de la Iglesia, que fue transmitido de forma oral y creciendo en detalles seg¨²n la imaginaci¨®n de quien lo contaba en cada momento. Hay muchas discrepancias sobre el personaje original hacia el que iba dirigida la burla.
En el siglo XVI los protestantes llegaron a afirmar que la Papisa Juana rompi¨® la sucesi¨®n papal y la l¨ªnea de San Pedro, por lo que la ordenaci¨®n de todos los sacerdotes cat¨®licos posteriores a ella no es v¨¢lida. Fue a partir de ese momento cuando la Iglesia decidi¨® hacer una refutaci¨®n de la historia, que fue aceptada por los luteranos. Desde entonces, el mito de la Papisa ha pervivido en la cultura popular para convertirla en protagonista de novelas, obras de teatro, pel¨ªculas y hasta personaje de videojuegos.
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