La Guardia Civil advierte del timo de ¡®la estampita¡¯
Durante la estafa, una persona que finge tener discapacidad intelectual se acerca a la v¨ªctima con una bolsa repleta de falsos billetes y, con la ayuda de un gancho, le convence de comprarla.
Las estafas son atemporales. Cada d¨ªa aparece una nueva, y as¨ª lleva siendo desde que el hombre comenz¨® a relacionarse con los de su especie. El proceso siempre es el mismo: se fragua, funciona, tiene ¨¦xito, es detectada y se difunde la alerta de la misma. Y con el auge irremediable de las redes sociales, que tan buena carretera han proporcionado al veh¨ªculo de los enga?os, el ¨²ltimo paso lo suelen protagonizar las cuentas de la Guardia Civil y de la Polic¨ªa. Como ahora, que ha salido uno nuevo.
¡°Cuidado con el timo de La Estampita¡±, denuncia la cuenta de la benem¨¦rita; a lo que a?ade: ¡°No caigas en esta estafa. Denuncia cualquier actividad sospechosa¡±. La sensaci¨®n que deja una estafa cuyo nombre propio es un diminutivo siempre crea una desconfianza que, a trav¨¦s de Twitter, la Guardia Civil ha querido transformar en una seriedad m¨¢s que fundamentada. No es un truco cualquiera, sino una aut¨¦ntica estrategia cargada de piller¨ªa y astucia.
Una estrategia que implica a dos timadores
En una especie de cat¨¢logo de cinco pasos desgranan el urdido plan. ¡°El estafador finge tener una discapacidad intelectual y se acerca a la v¨ªctima mostrando una bolsa que aparenta estar llena de billetes¡±, arranca el relato de un enga?o. El lector puede imaginar por d¨®nde van los tiros y cu¨¢l ser¨¢ el siguiente paso del timador: ¡°minimiza la importancia del contenido de la bolsa, asegurando que son ¡®estampitas¡¯ o ¡®cromos¡¯ y que tiene muchas m¨¢s en casa¡±.
Y es en este punto de la recreaci¨®n donde aparece el elemento clave: un gancho. ¡°Otro transe¨²nte se presenta y ofrece a la v¨ªctima la posibilidad de comprar la bolsa por una suma de dinero¡±, especifica la Guardia Civil. Entonces, el estafador, forzando la discapacidad, se mostrar¨¢ convencido de la compra al mismo tiempo que el gancho se da cuenta de que no tiene dinero. Justo aqu¨ª animar¨¢ a la v¨ªctima a pagar.
Si el estafado hace entrega del dinero ya estar¨¢ perdido. Ambos timadores se habr¨¢n esfumado tan pronto como el afectado abra la bolsa. Para cuando se entere de que no son billetes sino recortes de papel lo que hay en su interior, ya ser¨¢ tarde. No lo habr¨¢ buscado, y es probable que jam¨¢s haya tanteado con nada similar, pero en esta injusticia azarosa se encuentra el verdadero peligro: ocurre en plena calle. Y le puede pasar a cualquiera.
Por ello avisa la Guardia Civil del peligro que entra?a esta tendencia y bautiza la nueva estafa con un gui?o al cine espa?ol. En Los tramposos, filme de 1959 dirigido por Pedro Lazaga, ya figuraba el concepto de aquel que, fingiendo alg¨²n problema mental, o simplemente simulando tonter¨ªa, consegu¨ªa vender un fajo de billetes falsos por mucho menos. De ah¨ª nace la idea que da nombre a este nuevo timo. Y ah¨ª se trasluce tambi¨¦n esa atemporalidad que tienen las estafas.