La desagradable escena que se encontr¨® un camarero en el ba?o del bar
El trabajador descubri¨® estupefacto que uno de los clientes hab¨ªa arrancado el papel pintado de la pared para limpiarse despu¨¦s de hacer sus necesidades

Va uno a un ba?o p¨²blico. Cuando termina de usarlo, piensa: ¡°Qu¨¦ sucio est¨¢, no voy a tirar de la cadena por no mancharme¡±. As¨ª que deja su suciedad a?adida a la que ya hab¨ªa. Pasan unos minutos. Llega el siguiente usuario necesitado de micci¨®n -o algo m¨¢s, si es valiente-. Como se encuentra la estancia a¨²n m¨¢s mugrienta, hace un razonamiento id¨¦ntico al de su predecesor. Y as¨ª se alimenta, sin fin, el ciclo de la guarrer¨ªa.
Todo el mundo va con pies de plomo en estos inodoros compartidos. Nunca se sabe qu¨¦ cachetes ha visto la taza antes de los propios. As¨ª que, a tiro hecho. Como un Navy Seal en una operaci¨®n rel¨¢mpago. Llegar, hacer lo tuyo, y marcharte a toda prisa de ese sitio que, seguramente, huele raro. Solo en momentos de acuciante necesidad, cuando los sudores fr¨ªos recorren el cuerpo despu¨¦s de haber estado aguantando demasiado, se alegra uno sinceramente de encontrar estos puntos de descarga.
Cuando crees que lo has visto todo en la hosteler¨ªa, llega uno y arranca el papel pintado de la pared para limpiarse... pic.twitter.com/EK6h6SVhK3
— Soy Camarero (@soycamarero) July 16, 2023
Aunque tambi¨¦n los hay con menos escr¨²pulos. Gente que se recrea en la cochinada, haciendo gala -hay que admitirlo- de bastante entereza. Pero para ser de estos hay que tener est¨®mago de plomo y nervios de acero. Haber nacido para el riesgo. Son el peque?o grupo poblacional que no hace un cuadradito de papel higi¨¦nico para evitar el contacto del trasero con el v¨¢ter.
Escatolog¨ªa imaginativa
No obstante, en su ¨¢nimo por explorar los l¨ªmites humanos, a veces estos astronautas escatol¨®gicos se pasan de vivos. Ha sido el caso del misterioso cliente de un bar. Fue uno de los camareros el primero en presenciar la escena del crimen. Dentro del inodoro hab¨ªa un inmenso atasco de papel. Una pelota almidonada. Pero ojal¨¢ la providencia hubiera querido que eso fuera todo.
Debe ser que el usuario se qued¨® sin forma de limpiarse en mitad de la operaci¨®n salida -fecal-. Pero no iba una piedra a impedir que ¨¦l caminara su camino. En seguida, se le ilumin¨® la bombilla. Vamos, que arranc¨® el papel pintado de la pared y se lo restreg¨® por zonas feas. La famosa cuenta de Tuiter @soycamarero se hizo eco, con entendible estupefacci¨®n, de la esperp¨¦ntica escena. Pero es que sobre gustos y cacas no hay nada escrito.