Hallazgo inesperado en Pompeya
Un equipo de arque¨®logos ha encontrado una habitaci¨®n a 600 metros de las murallas de la ciudad sepultada por el Vesubio en la que habitaron unos esclavos.


En el a?o 79 el cielo de Pompeya se ti?¨® de negro y rojo, llovieron piedras y el aire se convirti¨® en ceniza. As¨ª fue durante dos lunas enteras. Testigo de ello fue Plinio el Joven, que observaba desde el otro lado del golfo de N¨¢poles c¨®mo el Vesubio reclamaba lo que era suyo lapidando en fuego toda una ciudad. El pasado qued¨® petrificado, incluso los horrendos alaridos, como si Medusa hubiese oteado toda la antigua urbe desde la posici¨®n de Plinio.
Este episodio es una de esas p¨¢ginas de la historia que quedan grabadas para siempre. Literalmente: la erupci¨®n sepult¨® los edificios y a las personas, preservando todo. La particularidad de la circunstancia se ha convertido en una bendici¨®n para la arqueolog¨ªa, que todav¨ªa hoy, casi dos milenios despu¨¦s de la mort¨ªfera tragedia, sigue encontrando en el entorno de la vieja ciudad it¨¢lica nuevas escenas de aquel tiempo. La ¨²ltima, un peque?o dormitorio cuyas paredes todav¨ªa cuentan historias.
Se trata de un habit¨¢culo encontrado en la villa romana de Civita Giuliana, unos 600 metros al norte de las murallas de Pompeya. Un primer an¨¢lisis de los arque¨®logos ha interpretado que el lugar fue, casi con toda certeza, utilizado por esclavos. Dos camas, una sin colch¨®n, dos peque?os armarios y un c¨²mulo de urnas y recipientes de cer¨¢mica. Entre ellas, restos de dos ratones y una rata que parec¨ªan haberse colado entre los hilos del tiempo.
El enigma de la peque?a habitaci¨®n romana
Al respecto ha emitido un comunicado el ministerio de Cultura italiano, cuyas palabras jam¨¢s dejan de deslizar la importancia de los hallazgos de ¨¦poca romana. ¡°Estos detalles subrayan una vez m¨¢s las condiciones de precariedad y falta de higiene en las que viv¨ªan las capas m¨¢s bajas de la sociedad durante ese tiempo¡±, apunta, desvelando que la ¡®edad de oro¡¯ nacional tambi¨¦n tuvo sus humildes sombras.
Llam¨® poderosamente la atenci¨®n un detalle. Efectivamente, la habitaci¨®n pudo haber sido hogar de esclavos. Sin embargo, no hay rastro de rejas, cerraduras o cadenas con los que sujetar a sus inquilinos. El director del Parque Arqueol¨®gico de Pompeya resuelve r¨¢pido el enigma: ¡°parece que el control se ejerci¨® principalmente a trav¨¦s de la organizaci¨®n interna de la servidumbre, en lugar de barreras f¨ªsicas y restricciones¡±.
Dos pinceladas al retrato de una noche tr¨¢gica de verano, de un 24 de agosto para el olvido que termin¨® siendo para un recuerdo p¨¦treo. Fue en torno a medianoche. Plinio el Joven, no muy lejos de esta peque?a habitaci¨®n, escribi¨® lo siguiente: ¡°pod¨ªas escuchar los chillidos de las mujeres, el llanto de los ni?os, los gritos de los hombres¡±. No se salv¨® nadie. Despu¨¦s, silencio.