Gasta 12.000 euros en sus vacaciones en un remoto anillo de islas de coral y termina en un centro de pruebas nucleares
En las Islas Marshall se encuentra en atol¨®n Bikini, donde se llevaron a cabo m¨¢s de una veintena de pruebas de bombas nucleares entre 1946 y 1958.
Cuando uno piensa en unas vacaciones generalmente se apuesta por el descanso y la desconexi¨®n. Lugares de playa, paradis¨ªacos en los casos en los que el bolsillo lo permita y, sobre todo, descanso. Pero hay quien busca aventuras en sus d¨ªas descanso, como es el caso del protagonista de esta historia. Iain Lathe, analista de pruebas de software en Shifnal (Inglaterra).
En su ¨²ltima expedici¨®n, que le supuso un desembolso de 10.000 libras (12.000 euros al cambio) entre alojamiento, comida, vuelos y viaje en barco, el destino parec¨ªa muy ex¨®tico: un remoto anillo de islas de coral a unos 4.500 kil¨®metros al sur de Jap¨®n. El destino era el atol¨®n Bikini, uno de los que componen las Islas Marshall.
Un enclave deshabitado, de unos seis kil¨®metros de superficie y compuesto por 36 islas que bordean una laguna. En estas islas, descubiertas en 1529 en una expedici¨®n espa?ola, se llevaron pruebas nucleares hace no mucho tiempo. Entre 1946 y 1958 fue la ubicaci¨®n elegida por Estados Unidos para probar 23 bombas at¨®micas y de hidr¨®geno, despu¨¦s del lanzamiento de las dos bombas at¨®micas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945.
Ben Wyatt, comodoro de la Armada, comunic¨® a los 167 habitantes del atol¨®n que deb¨ªan abandonar sus hogares por seguridad, por lo que fueron evacuados a las vecinas islas Kili. ?Y c¨®mo llega uno a plantearse este tipo de vacaciones? Seg¨²n explica Lathe a Metro, ni siquiera hab¨ªa o¨ªdo hablar de este rec¨®ndito lugar hasta que lo vio en un cat¨¢logo de aventuras extremas. Y para all¨¢ que fue.
Un lugar contaminado por la radiaci¨®n
¡°No es un lugar al que la gente vaya. Eso suena incre¨ªble, quiero verlo con mis propios ojos¡±, asegura. Hoy en d¨ªa, este atol¨®n de Bikini es Patrimonio de la Humanidad (desde el a?o 2010) y sigue contaminado por la radiaci¨®n. Apenas hay signos de vida, como algunas plantas que volvieron a crecer o el agua clara de la laguna interior. Pero en lo referente a la vida humana, todav¨ªa no es un lugar apto.
¡°Busqu¨¦ en Google v¨ªdeos de las pruebas de bombas y se puede ver c¨®mo las olas dejan al descubierto las palmeras. Encontr¨¦ fotos de c¨®mo eran las islas en tiempos m¨¢s recientes y parec¨ªan un para¨ªso exuberante¡±, relata el aventurero. Su jefe, a quien le pidi¨® tres semanas de vacaciones, ya estaba acostumbrado a este tipo de viajes. ¡°?Son vacaciones o unas de tus vacaciones favoritas?¡±, asegura que le coment¨® al respecto.
Sobre el hecho de lidiar con los niveles de radiaci¨®n all¨ª presentes, afirma que el problema no es tan grave como para que resulte peligroso viajar hasta all¨ª, a pesar de la preocupaci¨®n por parte de sus familiares. All¨ª no fue el ¨²nico interesado en conocer m¨¢s sobre las islas, pues le acompa?aron otros nueve buscadores de aventuras. ¡°Son personas que solo conozco en las aventuras. Una persona era de Estados Unidos, otra de Australia¡±.
Ahora, en su cabeza ya est¨¢n programadas las pr¨®ximas aventuras, ¡°cinco o seis¡± antes de que termine el a?o 2026. Entre ellas, una este mismo a?o: el pico m¨¢s alto de Am¨¦rica Central, el volc¨¢n Tajamulco (Guatemala). Una nueva experiencia a sumar a las ya acumuladas, entre otras, sus viajes por el desierto de Namib en Namibia o Turkmenist¨¢n.
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