El nombre de mujer llamado a extinguirse en Espa?a
Algunos, como Afrodisia y Acracia, est¨¢n en v¨ªas de extinci¨®n debido a la elevada edad media de sus portadoras, que est¨¢ por encima de los 80 a?os
Lejos quedan los tiempos en los que resplandec¨ªan los peque?os pueblos de la geograf¨ªa espa?ola. Un amanecer perdido. Un susurro que se llev¨® el viento. Apenas quedan retazos de todo aquello. Antes, en las plazas ahora vac¨ªas, se viv¨ªan escenas as¨ª:
-?Dichosos los ojos, Afrodisia!
-Pero cu¨¢nto bueno por aqu¨ª, si es mi querida Acracia. ?C¨®mo est¨¢n Acindino y el peque?o Frumencio?
Luego segu¨ªa una distendida charla en el lavadero municipal. O en la cola del panadero. O comiendo pipas en una silla de madera plantada frente a la puerta de casa. Porque, de las muchas cosas de los pueblos que est¨¢n en peligro de extinci¨®n, lo que, seguramente, m¨¢s r¨¢pido se apaga, es el nombre rural. Esas palabras rotundas, enrevesadas e imaginativas con las que los individuos ten¨ªan, por suerte o por desgracia, que caminar por el mundo para siempre.
Ser¨¢ que cambian los tiempos. Ser¨¢ que los valores son otros. Ser¨¢ por todo o ser¨¢ por nada. Pero el caso es que hay una realidad innegable. Ya nadie quiere ponerle a su hija Segismunda. Al menos, eso refleja el INE. Los archivos son muy claros. Hay un total de 22 en todo el pa¨ªs, y tienen una edad media de 81,7 a?os. Peor a¨²n lo tienen las cirinas, que solo son una veintena y de edad a¨²n mayor, 82,6.
Vestigios del pasado
Quiz¨¢s es tarea imposible a estas alturas de la vida la de encontrar repobladores para estos nombres, cuyo tiempo inexorablemente se acaba. No hay ya valientes que den un paso adelante y digan: ¡°Aqu¨ª est¨¢ mi hija, y se llama Irundina¡±. Porque claro, lo f¨¢cil es optar por Paula, Marta o Carmen. Nombres que hacen de tus andanzas un camino de rosas. Pero la gloria es para los atrevidos.
Los hombres tambi¨¦n tienen una larga lista de nombres que se van. Por ejemplo, la treintena de espa?oles que se llaman Adoraci¨®n, con una elevada edad media de 76,6 a?os. O, atenci¨®n, Ronald Charles, que solo hay 23 y viven todos es Alicante (aunque este ¨²ltimo, igual, tampoco se estilaba mucho en los peque?os pueblos espa?oles). Vestigios del pasado que, dentro de unos a?os, si nada ni nadie lo impide, se apagar¨¢n para siempre. Y si alguien sale a la calle y grita ¡°?L¨¢zara!¡±, ya nadie responder¨¢. Solo la brisa y los grillos.