El dispositivo ¡°supersecreto¡± con el que se detect¨® la implosi¨®n catastr¨®fica del submarino Titan
Seg¨²n ha destapado la CNN, la clave de la herramienta norteamericana es una red de sensores desplegados por el mar que aprovechan la eficacia del viaje del sonido a trav¨¦s del agua.
Suena escalofriante, pero el instante brev¨ªsimo en el que el Tit¨¢n implosion¨®, terminando s¨²bita y fulminantemente con la vida de sus cinco pasajeros, qued¨® registrado en forma de sonido lejano. Una firma ac¨²stica que presagiaba lo peor, pero sobre la que no se pod¨ªa conjeturar con solidez ninguna teor¨ªa. O eso se pensaba. Fue la Armada norteamericana quien lo recibi¨® y, seg¨²n la CNN, debido a las posibles interpretaciones -las m¨¢s terribles se tornaron en reales- se transmitieron inmediatamente al comandante a cargo.
Aunque luego se utilizara para guiar los esfuerzos de b¨²squeda y rescate de la zona, am¨¦n de la ausencia de pistas tras la p¨¦rdida absoluta de comunicaciones con el sumergible, la supuesta certeza que los mandos castrenses ten¨ªan sobre una certera implosi¨®n era tan escalofriante como poco esperanzadora. La elaboraci¨®n de sus hip¨®tesis fue posible por la precisi¨®n del registro; y este, a su vez, lo fue por un dispositivo que Oren Liebermann, periodista del canal norteamericano, ha definido como ¡°ultrasecreto¡±.
Una red de sensores capaz de dar con el origen
El sistema, que tambi¨¦n permiti¨® recoger aquellos ruidos que muchos tacharon de se?ales de SOS y que auparon las esperanzas de los menos esc¨¦pticos, fue la luz y la sombra de la informaci¨®n que llegaba a la superficie desde lo m¨¢s bajo del mar, en una zona donde las fr¨ªas aguas todav¨ªa acarician las ruinas de un Titanic que descansa en silencio.
En esencia, se trata de una red de sensores ac¨²sticos que operan en mares y oc¨¦anos. La clave para detectar cualquier tipo de ruido es que el sonido viaja muy bien a trav¨¦s del l¨ªquido, de tal forma que los audios se captan con gran definici¨®n y, por consecuencia, las implosiones son relativamente f¨¢ciles de detectar. Un estruendo de ese calibre no puede pasar desapercibido. Pero no queda ah¨ª. Una vez que se dispone del material auditivo, mediante una serie de c¨¢lculos que la m¨¢quina procesa es posible rastrear el origen y el epicentro del sonido.
Y esta suerte de datos se puso al servicio, seg¨²n ha confirmado la Armada, de la Guardia Costera. Fruto de esta colaboraci¨®n nac¨ªa la interpretaci¨®n que guiaba la b¨²squeda, sumida en unos d¨ªas de desesperaci¨®n que dieron vida eterna a la paciencia millones de personas. Pero no era tan bonita la realidad. La se?al ya hab¨ªa llegado a los laboratorios: cuando el sue?o parec¨ªa levantar vuelo el sumergible ya hab¨ªa implosionado, fusion¨¢ndose con la oscuridad silente e infinita del fondo marino.