?Qu¨¦ es un jagle¨®n? As¨ª es la mezcla entre un jaguar y le¨®n

La naturaleza est¨¢ llena de incidentes y realidades improbables. El cruce entre especies ocupa un nutrido cap¨ªtulo en la historia de las anomal¨ªas de la fauna. Aunque son extraordinariamente raros, estos individuos pueden presentar caracter¨ªsticas remarcables y desafiar toda l¨®gica. Uno de los ejemplos m¨¢s llamativos es el del jagle¨®n. El propio nombre lo explica con transparencia, pero por si hubiera alguna duda, aqu¨ª va la aclaraci¨®n: se trata de una mezcla entre jaguar y le¨®n. Concretamente, entre un jaguar macho y una leona (hasta la fecha no se ha dado nunca el caso contrario).

Pero, ?C¨®mo es posible que exista una criatura semejante? Todo empez¨®, como tantas otras cosas, con una historia de amor imposible. Un jaguar y una leona fueron rescatados de las garras de unos despiadados traficantes de animales. Despu¨¦s de haber sobrevivido a las tropel¨ªas del mercado negro de especies ex¨®ticas, los dos felinos fueron enviados juntos al santuario Bear Creek, en Canad¨¢. All¨ª, se recuperaron de sus traumas y pudieron envejecer en un h¨¢bitat amplio mientras recib¨ªan cuidados y atenciones. Pero algo no sali¨® como deb¨ªa. Resulta que las dos bestias, que durante a?os compartieron hogar, acabaron por enamorarse locamente. O, al menos, desarrollaron una versi¨®n animal del enamoramiento.

Lola y Diablo

Comenzaron a presentar una codependencia mutua que preocup¨® genuinamente a sus equipos de cuidadores. El principal temor era que consiguieran reproducirse. Y es que, aunque el jagle¨®n es un vistoso y portentoso ejemplar digno de inspirar pel¨ªculas de Disney o de terror, la realidad es que la proliferaci¨®n de estas especies h¨ªbridas puede suponer un gran riesgo para los ecosistemas. Al fin y al cabo, se trata de la introducci¨®n de un nuevo depredador que compite por los recursos, y esto puede alterar la cadena alimenticia y acabar amenazando la supervivencia de otros animales. Por lo tanto, el jagle¨®n es, ante todo, un gran jaleo.

Pero fueron in¨²tiles todos los intentos de separaci¨®n forzosa. Cuando los felinos de raza dispar no estaban juntos, empezaban a dar muestras de deterioro cognitivo y de profunda depresi¨®n, llegando al punto de negarse a comer. Lola, que as¨ª se llamaba la leona, pasaba las largas horas inm¨®vil y triste, esperando el regreso de Diablo, que as¨ª se llamaba el jaguar. Enternecidos por el romance, sus cuidadores decidieron no obstaculizar la uni¨®n, y acabaron por reunirlos de nuevo, para j¨²bilo de las obstinadas bestias.

No obstante, se tomaron precauciones para intentar evitar la procreaci¨®n, y se les separaba cada vez que alguno entraba en ¨¦poca de celo. Pero esto fue, como se suele decir, intentar ponerle puertas al campo. Lo inevitable termin¨® por suceder, y as¨ª nacieron los dos ¨²nicos ejemplares de jagle¨®n que hay ahora mismo sobre la faz de la tierra. A pesar de que estas mezclas contranaturales suelen aquejar problemas de crecimiento y de desarrollo causados por su mutaci¨®n gen¨¦tica, los hijos de Lola y Diablo resultaron ser espec¨ªmenes sanos y robustos.

Su apariencia es verdaderamente llamativa. La plasmaci¨®n en carne y hueso de un affaire felino tan infrecuente como aparentemente incontenible. Los jagleones comparten rasgos de sus dos progenitores en proporci¨®n pareja. Tienen manchas como un jaguar y cola semejante a la de un le¨®n. Cautivadores son tambi¨¦n su pelaje hollinado y su considerable tama?o. Un animal que no deber¨ªa haber sido pero que, por azares de la vida, acab¨® siendo. Pero parece que aqu¨ª empieza y termina la breve historia de esta modalidad de felino, pues los dos hermanos viven aislados para evitar que su reproducci¨®n.