?Por qu¨¦ el fuego no tiene sombra?
Esta pregunta nos la hemos hecho alguna vez en la vida despu¨¦s de ver la imagen de una cerilla encendida en la que el fuego no se plasmaba en la pared.
El fuego es uno de los elementos m¨¢s b¨¢sicos de nuestro d¨ªa a d¨ªa desde hace m¨¢s de 700.000 a?os. Desde su descubrimiento, ha sido objeto de fascinaci¨®n para el hombre e, incluso, lo sigue siendo en la actualidad.
En torno a esta figura han surgido numerosas preguntas y explicaciones. Sin embargo, preguntarse por qu¨¦ el fuego no tiene sombra destaca por encima de todas ellas. Se trata de una cuesti¨®n que, seguramente, ha pasado por la cabeza de todos alguna vez en la vida, especialmente despu¨¦s de una imagen que se hizo viral en Twitter en la que se ve el fuego creado por una cerilla reflejado en una pared. La cerilla proyecta sombra, pero la llama no. ?Por qu¨¦ ocurre esto?
?Tiene sombra el fuego?
La explicaci¨®n a esta teor¨ªa es muy sencilla. Pero para ello primero debemos saber qu¨¦ es la sombra. La RAE la define como una ¡°imagen oscura que sobre una superficie cualquiera proyecta un cuerpo opaco, interceptando los rayos directos de la luz¡±. Es decir, que la sombra se produce cuando existe un cuerpo opaco refleja la luz o no la deja pasar.
Con la definici¨®n de sombra y los conocimientos que se tienen acerca del fuego, la respuesta en sencilla. El fuego no tiene sombra porque las llamas tienen la capacidad de generar luz propia, por lo tanto, no se trata de un objeto opaco que impide el paso de la luz. Sin embargo, esto cambiar¨ªa si la luz externa que ilumina la escena fuese m¨¢s luminosa que el propio fuego.
Al igual que el fuego, todos los objetos que sean emisores de luz, as¨ª como transparentes, no tienen sombra.
?C¨®mo comprobar que el fuego no tiene sombra?
Son muchas las im¨¢genes que se han visto en internet y en las redes sociales del fuego sin sombra. Esto es f¨¢cil de comprobar, aunque siempre con la compa?¨ªa de un adulto. Solamente hace falta un mechero, una cerilla y una linterna.
En una habitaci¨®n con las persianas cerradas se enciende la cerilla. Nos acercamos a una pared, sin llegar a tocarla, y la iluminamos con la linterna. Si observamos la escena veremos como el fuego no proyecta sombra y solamente ver¨¢s la mano que sujeta a la cerilla, y la cerilla, reflejadas.