Un experto en inteligencia analiza los retos pol¨ªticos del 2025
Fernando Cocho: ¡°Todo lo que ha sido Espa?a durante los ¨²ltimos 100 a?os, lo hemos dilapidado en una d¨¦cada¡±.
El experto en inteligencia Fernando Cocho, de la consultora consultora H4DM, repasa con nuestra secci¨®n de Actualidad qu¨¦ deparar¨¢ el futuro del mundo los pr¨®ximos meses: conflictos activos, calmados o en pausa, elecciones, la situaci¨®n de la vieja Europa y el caso de Espa?a.
Y es que entramos en, probablemente, en el a?o m¨¢s convulso desde la d¨¦cada de los ¡®80. ¡°Durante los pr¨®ximos meses, no m¨¢s del primer trimestre de 2025, deber¨¢n afianzarse las posiciones, parar los movimientos s¨ªsmicos y la incertidumbre, que asola cual viento helado, las nucas de todos los analistas geo pol¨ªticos¡±.
¡°Si no logramos pronto fijar las posiciones en los ¨¢mbitos de econom¨ªa, seguridad integral, as¨ª como ¡®repartici¨®n del nuevo mundo¡¯, estaremos abocados bien a conflictos latentes en varias partes del mundo, o a enfrentamientos directos entre potencias de diferente signo¡±, nos adelanta.
Es posible que volvamos a un mundo bipolar, pero con unas reglas diferentes. ¡°A un lado los forzosos aliados de la llamada ¡®angloesfera¡¯, y al otro el bando de los BRICS, hasta ahora m¨¢s de una veintena de pa¨ªses que buscan otro orden econ¨®mico, social y pol¨ªtico¡±, detalla.
Sea cual fuere el resultado, siempre habr¨¢ peque?os desiertos como el que se est¨¢ convirtiendo Europa, en el que pierde peso de forma constante e irreversible. ¡°O bien volvemos a ser como en los a?os ¡®40, s¨²bditos leales del nuevo orden en Estados Unidos, o buscamos nuestra salvaci¨®n en una visi¨®n geopol¨ªtica unitaria que nos permita ser el Tercer Eje geopol¨ªtico¡±.
Cu¨¢les son los 5 retos que han de resolverse a principios de 2025
Cu¨¢les son las se?ales que nos alertan de esta situaci¨®n son que la nueva casta pol¨ªtica ya no llega al poder mediante los mecanismos tradicionales de lobby, presi¨®n, o clanes. ¡°Como, por ejemplo, el caso de Donald Trump, o los neo populismos que est¨¢n surgiendo en diferentes partes del mundo. No vemos que los problemas que hab¨ªa en la d¨¦cada de los ¡®70 del siglo pasado lejos de haberse resuelto, vuelven a renacar si cabe, con m¨¢s fuerza y virulencia, que en aquellos momentos, porque las reglas del juego han cambiado¡±.
¡°Ya no hay l¨ªmites, ni honor, ni l¨ªneas rojas que no se puedan cruzar contra el enemigo, como por ejemplo el eterno polvor¨ªn de Palestina y el L¨ªbano, los conflictos inter ¨¦tnicos en Asia Central, las luchas soterradas por el control de las materias primas a las que debemos incluir los recursos h¨ªdricos como fuente fundamental para la supervivencia de cualquier pa¨ªs, en los que vemos que transnacionalmente, pa¨ªses est¨¢n penetrando en el sector agropecuario, control de alimentos, recursos energ¨¦ticos, para asegurarse su propia supervivencia a costa de comprar la deuda externa, invertir en bienes ra¨ªces o, sencillamente, neocolonizar aquellos pa¨ªses que en v¨ªas de desarrollo, siguen teniendo ingentes recursos no explotados¡±.
Veamos el ejemplo de las reservas h¨ªdricas de Brasil, Paraguay, el litio en la Cordillera Andina, los nuevos yacimientos de crudo (que siempre han dicho que iban a desaparecer), as¨ª como los avances tecnol¨®gicos al alcance cada vez de m¨¢s pa¨ªses para combatir en ese quinto y sexto espacio que nos ha acompa?ado siempre pero no hemos visto: el ciberespacio y los temas de tecnolog¨ªas aplicadas a los nuevos modelos de negocio.
¡°Debemos encontrar alguna forma de coexistir con las diferentes formas y maneras de ver el mundo, pero no a la forma del todo vale de la postmodernidad, sino aceptar con prudente respeto que no se va a lograr ya un pensamiento global, ¨²nico, como era el modelo del siglo XX¡±, vaticina.
¡°Est¨¢n resurgiendo con gran rapidez y profundas ra¨ªces la recuperaci¨®n de modelos de pensamiento ¨¦tico tradicionales a los que no hemos sabido dar una evoluci¨®n o cambio hacia adelante. Siendo que hemos provocado una regresi¨®n a reglas tradicionales, modos de vivir tradicionales, que han compatibilizado las nuevas tecnolog¨ªas con sus ra¨ªces antropol¨®gicas. Por ejemplo, pa¨ªses de corte isl¨¢mico que logran que las reglas de la sharia coexistan con tecnolog¨ªas emergentes. O que los l¨ªmites ¨¦ticos sobre lo que se debe hacer se diluya ante las posibilidades cada vez m¨¢s amplias de que lo se puede hacer (la gen¨¦tica, la creaci¨®n de quimeras de corte biol¨®gico -mezcla de seres humanos y animales-, o la simbiosis entre el ser humano y la m¨¢quina para potenciar sus cualidades o eliminar barreras, con exoesqueletos, modificaci¨®n tecnol¨®gica de ¨®rganos, etc¡±.
Si no encontramos una forma diferente de resolver nuestros conflictos no por la v¨ªa netamente militar, en cualquier momento corremos el riesgo de que tanto nos acercamos a mirar al abismo, que al final es el abismo el que nos va a mirar. Casos como el permanente conflicto en Oriente Medio, la creciente tensi¨®n en el Mar de China, o los miedos, justificados o no, de potencias que tienen en sus puertas rebeliones, ¡°viejas rencillas inter¨¦tnicas, o lo que se conoce como la balcanizaci¨®n del mundo en casos como Ucrania, los alzamientos en las antiguas rep¨²blicas sovi¨¦ticas, el intervencionismo en algunas regiones del Sahel por parte de extra?as mutaciones de supuesto islamismo radical, o la aparici¨®n de salvapatrias aupados por lobbys transnacionales¡±.
En cuanto a Espa?a, ¡°nos encontramos en la tesitura que pudiendo ser el enlace de tres patas en este nuevo escenario geopol¨ªtico, lejos de aprovecharlo estamos perdiendo a raudales todo nuestro caudal diplom¨¢tico, reputacional, y de imagen marca pa¨ªs. Hemos sido durante d¨¦cadas un referente a la hora de la intermediaci¨®n para todo el mundo, y ahora nuestra fuerza en el Magreb y el Sahel est¨¢ reducida a m¨ªnimos; en Europa no estamos ni se nos espera, y nuestros lazos con los hermanos de Hispanoam¨¦rica, no pasa por su mejor momento. Todo lo que hemos sido durante los ¨²ltimos 100 a?os, ahora lo hemos dilapidado en menos de una d¨¦cada¡±.
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