Prigozhin anuncia el ¡°inicio de la rebeli¨®n¡±
El jefe del grupo Wagner ha asegurado que Zelenski nunca fue una ¡°gran amenaza¡± para Rusia y que el conflicto empez¨® por las presiones de la oligarqu¨ªa rusa al gobierno
Yevgeni Prigozhin no est¨¢ contento. El l¨ªder indiscutible del grupo de mercenarios Wagner ha sido, durante m¨¢s de un a?o, la principal cara visible de la invasi¨®n de ucrania. Su contingente, aunque pagado, ha cargado con buena parte del peso de las operaciones militares. Esto se ha traducido, por cierto, en un enorme n¨²mero de bajas entre sus filas. Pero parece que durante la nueva fase del conflicto -la que comenz¨® con el lanzamiento de la contraofensiva de Kiev- los soldados de fortuna tendr¨¢n menos protagonismo.
Durante meses estuvieron los de Wagner manteniendo un asfixiante cerco sobre Bajmut. Cada palmo de la ciudad costaba sangre y sudor a ambos bandos. Nadie quer¨ªa capitular. Los combates fueron tan crudos y la batalla tan fiera que la urbe -ahora un pedazo de escombros- acab¨® adquiriendo una relevancia que trascend¨ªa lo puramente estrat¨¦gico. Se convirti¨® en un s¨ªmbolo. Una posible victoria que vender al mundo. Y tanto unos como otros necesitaban un decisivo empuj¨®n propagand¨ªstico para justificar el redoble de los esfuerzos de guerra en la retaguardia.
Al final, los rusos e hicieron con la mayor parte del territorio -y ahora se hacen fuertes en sus posiciones para evitar que la contraofensiva revierta la ventaja-. Pero el coste para los de Prigozhin fue indescriptible. Continuamente se quejaba desde las trincheras el oligarca de que el Kremlin no abastec¨ªa suficientemente a sus hombres. Faltaban municiones, armas, equipamiento y hasta v¨ªveres. Y as¨ª, recordaba ¨¦l una y otra vez, no se puede librar una guerra. En m¨¢s de una ocasi¨®n pon¨ªa nombre y apellidos a la mala situaci¨®n de sus batallones. Sergu¨¦i Shoig¨².
La ¡°rebeli¨®n¡± de Prigozhin
El momento de m¨¢xima tensi¨®n entre Prigozhin y el ministerio de Defensa se est¨¢ viviendo estos d¨ªas despu¨¦s de que, seg¨²n el mandam¨¢s de Wagner, el ej¨¦rcito ruso bombardeara uno de sus campamentos, causando la muerte de ¡°muchos soldados del grupo¡±. Estas sorpresivas declaraciones difundidas en Telegram por el propio Prigozhin han sido categ¨®ricamente desmentidas por el Kremlin en un escueto pero tajante comunicado.
No obstante, de confirmarse el suceso, podr¨ªa significar un punto de inflexi¨®n en el conflicto. En una de sus encendidas proclamas virtuales, Prigozhin ya ha hablado abiertamente de ¡°rebeli¨®n¡± contra el contingente ruso por, supuestamente, haber lanzado misiles contra su base de operaciones. Si se materializa la fractura entre Wagner y Mosc¨², el devenir de la guerra ser¨ªa a¨²n m¨¢s incierto, al abrirse la posibilidad de un enfrentamiento a tres bandas. ¡°Esta escoria ha lanzado ataques con misiles contra nuestros campamentos. Muchos de mis soldados han muerto¡±, ha dicho Prigozhin responsabilizando abiertamente al ministro S¨¦rguei Shoig¨².
Acusaciones y enfados
Es de sobra conocida, y cada vez m¨¢s agresiva, la profunda enemistad entre el cabecilla del Wagner y el ministro de Defensa ruso. Y es que, seg¨²n Prigozhin, Shoig¨² fue uno de los que m¨¢s empuj¨® para que Putin diera luz verde a la invasi¨®n. Pero las acusaciones no se queda ah¨ª. El mercenario se?ala que no fue el patriotismo ni la defensa de los intereses nacionales lo que movi¨® a la oligarqu¨ªa rusa cuando comenzaron a pedir con creciente insistencia la ofensiva contra el pa¨ªs vecino.
Todas estas revelaciones las ha hecho el magnate ruso a trav¨¦s de su canal de Telegram, donde acostumbra a subir v¨ªdeos y textos sin el m¨¢s m¨ªnimo resquicio de autocensura -o ya puestos de mesura-. Sus cr¨ªticas ¨¢cidas no dejan t¨ªtere con cabeza. Ha se?alado, por ejemplo, que Zelenski no es la ¡°gran amenaza¡± para Ucrania que el gobierno ruso ha querido hacer ver. Y, adem¨¢s, ha asegurado que el mandatario de Kiev estaba listo para firmar un acuerdo de paz antes de que se diera rienda suelta a la ¡°Operaci¨®n Militar Especial¡±. Parece que, al fin y al cabo, Prigozhin no est¨¢ dispuesto a ceder los mandos de la nave sin antes hacer un poco de ruido.