La promesa de Ayuso si Podemos sal¨ªa del gobierno: ahora debe cumplirla
Despu¨¦s de un resultado hist¨®rico, la presidenta de la Comunidad ha pasado por ¡®El programa de Ana Rosa¡¯ y ha confesado que har¨¢ el Camino de Santiago por expulsar a Podemos de Madrid.


La resaca de unas elecciones no es muy diferente a la de una fiesta convencional. Risas y l¨¢grimas se acumulan por igual en una noche en la que siempre hay un ganador y un perdedor. Seg¨²n aumenta el porcentaje escrutado m¨¢s se puede rozar el ¨¦xtasis. Tan cerca. Y al final llega. Por olvidar o para celebrar, a la ma?ana siguiente todo son recuerdos difusos de ce?os fruncidos y dedos haciendo el gesto de la victoria.
Si la dicha es buena, como en todas las fiestas, el fervor de la victoria da alas a una promesa aventurada. En la Comunidad de Madrid ha habido un claro vencedor: el Partido Popular. El triunfo de Isabel D¨ªaz Ayuso no solamente ha garantizado la mayor¨ªa absoluta para la formaci¨®n azulona, sino que ha supuesto la desaparici¨®n de Unidas Podemos en la regi¨®n. Un doble triunfo que ha despertado en Ayuso una idea exultante: hacer el camino de Santiago.
Cuatro a?os dif¨ªciles merecen la pena
As¨ª lo ha comentado, entre gestos de vacilaci¨®n, la presidenta la Comunidad en El programa de Ana Rosa durante la ma?ana de satisfactoria resaca electoral. Todo comenz¨® con la felicitaci¨®n de la periodista y conductora del espacio televisivo, que tildaba de ¡°hist¨®rico¡± el resultado de los comicios. A la pregunta de si esperaba alcanzar los 71 diputados, Ayuso ha expresado que el clima de la campa?a era, por lo menos, similar al de sus primeras elecciones; que lo hab¨ªa visto en bares, en m¨ªtines. Que est¨¢ feliz.
¡°No han sido cuatro a?os f¨¢ciles, pero trabajando con paciencia y haciendo las cosas lo mejor que uno puede las cosas salen bien¡±, se enorgullec¨ªa de su gabinete. Y precisamente de ese esfuerzo nace el aire que expulsa en un suspiro cuando Ana Rosa le desliza un tranquilo y esperado: ¡°?Qu¨¦ le parece que Podemos no haya entrado ni en la comunidad ni en el ayuntamiento?¡±.
Una promesa celestial y divina
Era el momento de Ayuso. ¡°Buah¡±, agacha la cabeza y mueve la mano con un gesto propio de apartar moscas, pero que tanto se repite cuando uno quiere decir que algo le parece sublime. Como cuando vas a un restaurante y el camarero te pregunta qu¨¦ tal la comida. ¡°Maravilloso¡±, alcanza a completar.

¡°Es una cosa¡ Porque¡ En fin¡ Eso¡¡±, intentaba iniciar la reci¨¦n reelegida presidenta de la Comunidad. Tantas cosas que decir agolpadas en una suerte de t¨¦rminos inconclusos. La emoci¨®n se amontonaba y, como cuando levantas r¨¢pido el pie del embrague, Ayuso dio un rebote inesperado: ¡°Voy a hacer el camino de Santiago, yo creo, eh¡±
Y semejante promesa espiritual no pod¨ªa venir de otro sitio. ¡°Habl¨¦ ayer a lo m¨¢s alto y le dije: ¡®Se?or, si me est¨¢s oyendo, qu¨ªtanos esta forma de hacer pol¨ªtica de encima porque esto es un sinsentido¡¯¡±. Fundament¨® tanta dicha en haber desvanecido ¡°el trato inmisericorde¡± que la formaci¨®n morada descargaba, b¨¢sicamente, contra todo el mundo. ¡°Contra ti¡±, pronunci¨® Ayuso en una enumeraci¨®n de ejemplos. Estaba en su salsa. Tranquila y c¨®moda. La resaca de unas elecciones para quien sabe beber.