Nuevo hallazgo sobre el megalod¨®n: com¨ªa una orca en cinco bocados
Un f¨®sil excepcionalmente conservado ha revelado que su mand¨ªbula le permit¨ªa ingerir una orca de 8 metros en apenas 5 bocados.

Una recreaci¨®n 3D de un esp¨¦cimen f¨®sil excepcionalmente conservado de megalod¨®n, el tibur¨®n m¨¢s grande que jam¨¢s haya existido, ha revelado que era m¨¢s grande, r¨¢pido y voraz de lo que apuntaban las estimaciones efectuadas hasta ahora.
Una investigaci¨®n publicada por la revista cient¨ªfica ¡®Science Advances¡¯ sugiere que este escualo med¨ªa 15,9 metros de largo y pesaba 61,560 toneladas. Su tama?o exacto era una inc¨®gnita hasta el momento debido a que su esqueleto est¨¢ compuesto de cart¨ªlagos que rara vez se fosilizan.
Sus dimensiones han sido calculadas con base a sus dientes y al esqueleto de un gran tibur¨®n blanco, su an¨¢logo vivo m¨¢s cercano, y esas 61,560 toneladas son un 23% m¨¢s que las estimadas anteriormente.
No obstante, seg¨²n recoge el diario The New York Times, hay v¨¦rtebras fosilizadas que son un 50% m¨¢s grandes que las utilizadas para el modelo, lo que insin¨²a un tama?o m¨¢ximo de casi 20 metros, superior al de una ballena jorobada actual.
Pod¨ªa comerse una orca en 5 bocados
Adem¨¢s, el estudio, realizado en colaboraci¨®n con la Universidad de Z¨²rich, se?ala que el megalod¨®n ten¨ªa una velocidad de 1,4 metros por segundo (5 kil¨®metros por hora) y que su mand¨ªbula le permit¨ªa ingerir una orca de 8 metros en apenas 5 bocados.
Este animal necesitaba 98.175 kilocalor¨ªas al d¨ªa, una cantidad 20 veces mayor a la que requiere un tibur¨®n blanco adulto. No obstante, en caso de alimentarse exclusivamente de sus mayores presas, pod¨ªa requerir comer solo cada 145 d¨ªas.
Su velocidad le permit¨ªa ir f¨¢cilmente a diferentes zonas de alimentaci¨®n, una t¨¢ctica de depredaci¨®n tambi¨¦n utilizada por el tibur¨®n blanco para encontrar alimentos ricos en calor¨ªas.
El megalod¨®n pobl¨® los oc¨¦anos 23 millones de a?os atr¨¢s y se extingui¨® hace unos tres millones. Su final fue atribuido a una reducci¨®n de los h¨¢bitats costeros de finales del Plioceno que probablemente result¨® tambi¨¦n en la desaparici¨®n de otras especies de megafauna marina que podr¨ªan haber sido sus presas.