El desastre de la campa?a de cerezas del Valle del Jerte causa p¨¦rdidas de 80 millones de euros
Las lluvias constantes en la zona han provocado el destrozo de un 80% de la cosecha en una zona que vive en gran medida de la recolecci¨®n de la fruta.
Llega el verano y con ¨¦l el calor. Comienza la temporada de piscinas, las vacaciones y las fiestas en los pueblos. Es la hora de llevarse a la boca un gazpacho fresquito, una ensalada completa o un buen pu?ado de cerezas. Porque una de las cosas que m¨¢s caracteriza a la temporada estival del a?o es la aparici¨®n de estas peque?as frutas en las mesas de las casas o de los restaurantes espa?oles.
El Valle del Jerte (C¨¢ceres) es la comarca que m¨¢s cerezas produce en Espa?a. Cobijado por los montes de Traslasierra y por la sierra de Tormantos, ba?ado por el r¨ªo que da nombre a la zona y lim¨ªtrofe con la provincia de ?vila, el Jerte es un enclave natural paradisiaco que no se puede entender sin su relaci¨®n con los cerezos. Su actividad econ¨®mica -desde la construcci¨®n hasta el turismo, pasando por la industria o el comercio- depende en gran parte de la recolecci¨®n de la fruta. Al ser el sector primario el m¨¢s importante en la zona, la relaci¨®n del Valle del Jerte con la meteorolog¨ªa es variable. Si bien algo de lluvia en determinadas ¨¦pocas del a?o no viene mal para combatir la sequ¨ªa, esta se vuelve un peligro cuando se produce a partir de la floraci¨®n de los ¨¢rboles. Y mucho m¨¢s cuando cae en forma abundante y de forma prolongada en el tiempo con el fruto ya desarrollado, tal y como ha sucedido este a?o.
El 25 de mayo fue un d¨ªa marcado en el calendario de las m¨¢s de 6.000 familias que viven de la cereza en la comarca. Los trabajadores llevaban alrededor de diez d¨ªas cosechando las primeras cerezas -tambi¨¦n llamadas tempranas- cuando las precipitaciones que cayeron en gran parte de la Pen¨ªnsula hicieron acto de presencia y se extendieron sin parar durante quince d¨ªas. Y, por si fuera poco el da?o ya importante generado en los cerezos, la borrasca ?scar hizo el resto. ¡°Los ¨¢rboles estuvieron 72 horas mojados y ya no hab¨ªa soluci¨®n¡±, lamenta el agricultor Jos¨¦ Luis Crespo, natural de Cabezuela del Valle, el pueblo con m¨¢s habitantes del Valle del Jerte.
El 80% de la producci¨®n, seg¨²n las cifras manejadas por la Mancomunidad del Valle del Jerte y por la Agrupaci¨®n de Cooperativas, se ha echado a perder. Trasladado a dinero, las instituciones estiman el desastre en torno a los 70 u 80 millones de euros que se han dejado de percibir tanto a nivel familiar como a nivel de empresas. Un impacto econ¨®mico de una magnitud enorme para una comarca en la que en 2020 hab¨ªan censadas 11.008 personas distribuidas en los once pueblos que la componen (Barrado, Cabezuela del Valle, Cabrero, Casas del Casta?ar, El Torno, Jerte, Navaconcejo, Piornal, Rebollar, Tornavacas y Valdeastillas).
As¨ª es la producci¨®n de las cerezas
Aunque la cosecha de la cereza suele empezar a principios del mes de mayo y terminar a mediados del mes de julio, el proceso para conseguir una fruta que conserve el m¨¢ximo de nutrientes posibles empieza mucho antes. Las cerezas, como otras frutas, tienen distintas variedades. Unas brotan antes de los ¨¢rboles, mientras que otras, como por ejemplo las picotas, tienden a aparecer hacia el final de la campa?a. Cada una se caracteriza por un calibre y un sabor que las diferencia de las dem¨¢s.
Los habitantes del Valle del Jerte realizan su primera inversi¨®n para adquirir o arrendar unos terrenos en los que colocar sus cultivos. Evidentemente, el tama?o del espacio es directamente proporcional a la cantidad de fruta que se cosechar¨¢ m¨¢s tarde. El siguiente gasto viene en forma de la plantaci¨®n de los cerezos, bien con semillas o bien con plantones de vivero. Y, tras cuidarlos durante cinco largos a?os sin obtener ning¨²n tipo de rendimiento econ¨®mico -mediante la utilizaci¨®n de abonos, estar atento a las plagas que puedan da?ar el ¨¢rbol, impedir la presencia de animales como jabal¨ªes o p¨¢jaros, etc.-, finalmente puede empezarse a cosechar.
Una vez concluida la recolecci¨®n ya se est¨¢ pensando en la recogida del a?o siguiente. Hay que limpiar los suelos para evitar que haya pulgones, aplicarles tratamientos a los ¨¢rboles para combatir plagas, podar en invierno, dar nuevos tratamientos en primavera, abonar los ¨¢rboles... En definitiva, ¡°una persona que tenga terrenos se tira todo el a?o cuidando a los ¨¢rboles para que al a?o siguiente est¨¦n en ¨®ptimas condiciones para poder volver a recolectar¡±, seg¨²n Crespo. Y, evidentemente, todo ello conlleva un sacrificio econ¨®mico en forma de mano de obra, combustible, agua y productos fitosanitarios.
Adem¨¢s de la recogida, existe otro procedimiento fundamental en la campa?a cerecera antes de que la fruta llegue a los supermercados: la escogida. Tradicionalmente, mientras los hombres acud¨ªan al campo antes incluso de que saliese el sol, las mujeres se quedaban en naves descartando la fruta que tuviera picotazos de p¨¢jaros, rajas como consecuencia de la humedad o alg¨²n tipo de podredumbre. Adem¨¢s, clasificaban en cajas las cerezas en funci¨®n de su variedad y su calibre. Con el paso del tiempo y la introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas en el campo, este proceso se ha ido mecanizando.
Las consecuencias del desastre
¡°Aqu¨ª los a?os los contamos en agosto cuando termina la campa?a y entonces determinas si ha sido bueno o malo¡±, manifiesta Crespo en una afirmaci¨®n que no puede clarificar m¨¢s la realidad de toda una zona. La calma tensa de las semanas en las que el Valle del Jerte se ti?e de blanco para recibir a los turistas que acuden a ver los cerezos en flor deja paso a la incertidumbre cuando la fruta empieza a tomar su tradicional color rojizo. Las dudas, por desgracia, se han disipado muy r¨¢pido este a?o a causa de la lluvia.
¡°Hay gente que va a tener problemas para poderse llevar algo a la boca. Hay gente que solo recibe ingresos de la cereza, y esto es muy triste¡±, asegura el presidente de la Mancomunidad Valle del Jerte, Jos¨¦ Ram¨®n Herrero. Los agricultores hacen habitualmente una estimaci¨®n de la cantidad de dinero que pueden arriesgar, pero en 2023 las cuentas no salen. Mientras tanto, se tienen que seguir pagando las fincas, asumiendo los gastos del campo y salir adelante en el d¨ªa a d¨ªa. Para m¨¢s inri, al perder calidad en la fruta con motivo de las precipitaciones, los precios que reciben los recolectores con inferiores a lo habitual. ¡°Cuando tienes una fruta en casa y despu¨¦s de ocho d¨ªas sigue estando buena vuelves a comprar. Por el contrario, en estas circunstancias en las que ya no tienen el mismo gusto sabes que el precio a nosotros nos baja, aunque al comprador no le disminuye porque hay mucha demanda y poca oferta¡±, explica Crespo.
Las consecuencias de una mala campa?a se advierten nada m¨¢s intercambiar dos o tres frases con alg¨²n oriundo de la zona. ¡°Este a?o mal¡±, suelen admitir habitualmente sin necesidad de que la cosecha haya sido tan catastr¨®fica como en 2023. La alegr¨ªa no se advierte por las calles, las terrazas est¨¢n vac¨ªas, los comercios no venden, no hay construcciones, los turistas no pueden explotar el atractivo de experimentar una cosecha en sus carnes ni ser part¨ªcipes de eventos que han tenido que ser cancelados y, por ende, caen las inversiones. La afectaci¨®n econ¨®mica no se limita ¨²nicamente al Valle del Jerte, sino que se extiende hasta Plasencia (la ciudad m¨¢s cercana, a alrededor de media hora en coche), donde residen industrias, como la automovil¨ªstica o la zapatera, a las que no se tiene acceso de primera mano en la comarca.
Evidentemente, tambi¨¦n cae el empleo. Cada a?o, miles de personas se desplazan hasta esta zona para trabajar como temporeros recolectando cerezas o como operarios en las cooperativas donde se prepara el fruto antes de su comercializaci¨®n. En este 2023, ni una cosa ni la otra, lo que, por supuesto, afecta tambi¨¦n al d¨ªa a d¨ªa de los pueblos. ¡°En la Agrupaci¨®n han tenido que despedir a 700 personas y est¨¢n funcionando con 200¡å, relata Herrero apuntando hacia la visi¨®n m¨¢s empresarial. ¡°Con esta situaci¨®n no se puede llevar personal a coger cerezas porque no es rentable. Si vamos los de casa y cogemos 50 kilos, que luego se quedan en 40 aproximadamente, pongamos que sacamos unos 80 euros. Te queda el jornal tuyo, el del coche y poco m¨¢s¡±, agrega Crespo.
Desastres naturales como este terminan desembocando en una situaci¨®n de pescadilla que se muerde la cola. Si no hay dinero, es dif¨ªcil comerciar con fincas para poner m¨¢s cerezos, puesto que los precios caen y, aun as¨ª, a los empresarios les cuesta m¨¢s enfrentarse al riesgo. Tambi¨¦n desciende masivamente para recortar costes la venta de productos fertilizantes y fitosanitarios, necesarios para garantizar una buena campa?a al a?o siguiente, tal y como cuenta Jaime Mu?oz, empresario especializado en la comercializaci¨®n de este g¨¦nero.
La salud mental, la venta de productos derivados de la cereza y la imposibilidad de pagar carreras universitarias para que los j¨®venes estudien son otras de las consecuencias que se advierten. De hecho, el abandono escolar es relativamente frecuente (si bien es cierto que cada vez es menor) y los adolescentes empiezan pronto a trabajar cogiendo cereza.
Seguros que no aseguran y declaraci¨®n de zona catastr¨®fica
Detr¨¢s de un problema siempre se intenta buscar una soluci¨®n, aunque contra la meteorolog¨ªa como adversario es dif¨ªcil salir airoso. Es por ello por lo que muchos empresarios y agricultores intentan salvaguardar parte de su producci¨®n mediante la contrataci¨®n de aseguradoras. No obstante, decenas de vecinos naturales de la zona consultados para la elaboraci¨®n de este reportaje coinciden en que los seguros no cumplen con el prop¨®sito para el que son adquiridos.
¡°La soluci¨®n buena ser¨ªa que tuvi¨¦ramos un seguro que fuera de verdad, no lo que tenemos hoy en d¨ªa. Cuando lo haces no te aseguran el 100%, sino el 80%. O sea, que te est¨¢n quitando un 20% ya, m¨¢s un 30% de franquicia. Por tanto, solo recuperas el 50% si se te rajan todas las cerezas, pero si no son todas no cubres ni el precio del seguro. Adem¨¢s, cuando te aseguras no lo haces pensando en pagar el seguro, sino para que te solucionen la p¨¦rdida y el pan del invierno, pero en este caso no te soluciona nada. El seguro es una mierda¡±, expone un agricultor que ha pedido permanecer en el anonimato.
Descartada la opci¨®n del seguro aparecen las ayudas p¨²blicas en el horizonte. Desde la Mancomunidad del Valle del Jerte, con el apoyo de la Agrupaci¨®n de Cooperativas y de los ayuntamientos de la zona han lanzado varias propuestas para intentar paliar los da?os. A causa de lo sucedido, hace una semana lanzaron la solicitud para declarar al Valle del Jerte como ¡®zona gravemente afectada por un fen¨®meno adverso de protecci¨®n civil¡¯ -lo que antiguamente se conoc¨ªa como ¡®zona catastr¨®fica¡¯-. Los informes ya est¨¢n en manos de la Junta de Extremadura, que a su vez ha mandado a sus peritos a la comarca para evaluar los da?os y traslad¨¢rselos a la Delegaci¨®n del Gobierno. Estos ¨²ltimos remitir¨¢n los perjuicios al Consejo de Ministros, que ser¨¢ quien tome la decisi¨®n final en un plazo de un mes que podr¨ªa dilatarse por la convocatoria electoral del 23-J.
En una menor escala, el d¨ªa posterior a los comicios municipales se acord¨® condonar el IBI de las fincas a los agricultores e intentar reducir las cuotas de la Seguridad Social a los trabajadores del campo. A su vez, Herrero se compromete a que la Mancomunidad ¡°acompa?ar¨¢ a los trabajadores a las instituciones y, si hace falta, llegar hasta Europa porque nos consta que hay ayudas en un fondo de reserva para estas circunstancias¡±.
Panor¨¢mica del resto de Espa?a
Pese a que el Valle del Jerte es la zona geogr¨¢fica donde la recogida de cerezas es m¨¢s medi¨¢tica, no es el ¨²nico lugar donde se cultivan. Las zonas pr¨®ximas del Ti¨¦tar, del Ambroz o de las Hurdes tambi¨¦n tienen, aunque en menor medida. Saliendo de C¨¢ceres, El Bierzo, Alicante, Arag¨®n y Catalu?a, adem¨¢s de una parte de Navarra, otra de La Rioja y una ¨²ltima de Burgos se dedican tambi¨¦n a la explotaci¨®n de esta fruta. Y, l¨®gicamente, las precipitaciones no han afectado a todas las latitudes por igual.
¡°Aqu¨ª la lluvia no nos ha hecho mucho mal. Estamos teniendo una campa?a bastante normal. No nos podemos quejar¡±, transmite el presidente de la Cooperativa Cereza de Bolea (Arag¨®n), Primitivo Calvo. ¡°En Pamplona va por zonas, en La Rioja m¨¢s o menos parecido a lo nuestro, en Navarra ha afectado mucho el agua y el hielo, como en La Almunia o en Calatayud, con el granizo y el hielo como principales agentes externos que han estropeado las cosechas¡±, a?ade.
No tan bien como en Bolea, pero considerablemente mejor que en el Valle del Jerte, se mantiene la fruta en El Bierzo. Desde su Cooperativa estiman las p¨¦rdidas a causa de la lluvia en aproximadamente un 30% de la producci¨®n total. ¡°Sobre todo ha perjudicado al final de la recolecci¨®n de las variedades de media estaci¨®n y a las variedades tard¨ªas que pr¨¢cticamente no hab¨ªan empezado a recogerse y que, en gran parte, ya no se recoger¨¢n¡±, especifican.
Estas diferencias a la hora de sacar el producto adelante se advierten a centenares de kil¨®metros de distancia gracias a los supermercados. El caso de Mercadona es significativo. ¡°Contamos con trece proveedores entre el Valle del Jerte, Alicante, Arag¨®n y Catalu?a. Este a?o las zonas productoras del Valle del Jerte y de Alicante han bajado su producci¨®n por las incesantes lluvias. Por tanto, actualmente a Mercadona nos est¨¢n suministrando principalmente proveedores de las zonas productoras de Arag¨®n y Catalunya¡±, cuentan desde su Departamento de Comunicaci¨®n. No hay m¨¢s que ver las etiquetas en las cajas para darse cuenta de que otras tiendas, como Ahorramas, tambi¨¦n centran sus importaciones en el mercado aragon¨¦s.
¡°Cada palo que aguante su vela. Nos beneficia que en otros sitios no puedan sacar la fruta adelante, aunque sea alegr¨¢ndonos del mal ajeno, cosa que no debe ser as¨ª. Cuando a los dem¨¢s nos va mal, tambi¨¦n nos tenemos que aguantar porque nadie nos da nada por ning¨²n lado¡±, advierte Calvo. Porque nadie como el refranero espa?ol para explicar lo que sucede con las cerezas por toda Espa?a: nunca llueve a gusto de todos.