Su madre se compromete a pagarle parte de la boda y se arrepiente en el ¨²ltimo momento: ¡°El mayor error de tu vida¡±
La progenitora record¨® un episodio que ella misma afront¨® en el pasado y el parecido con el presente de su hija despert¨® todos sus fantasmas.


Tan solo por amor se forjan y se traicionan las promesas. Se dice que lo pintan ciego y que quien bien ama, tarde olvida; se han escrito r¨ªos de tinta y pronunciado mil proverbios, pero no dejan de ser los asuntos del coraz¨®n los ¨²nicos que arrancan un kil¨®metro m¨¢s a los ya interminables derroteros de la incertidumbre. Puede dar fe de ello la protagonista de la ¨²ltima columna ¡®Por amor y dinero¡¯ del Business Insider.
Quien rubrica el texto es una madre que le prometi¨® a su hija de 20 a?os que la ayudar¨ªa a pagar su boda una vez sintiese la chica que su relaci¨®n, cuando la tuviera, iba a ser para siempre. El caso es que ese momento ha llegado. Y la progenitora, que no deb¨ªa esperarse la rapidez con la que se han sucedido los hechos, ha decidido romper con su palabra.
El recuerdo de la madre, el presente de la hija
¡°Creo que casarse tan joven es un gran error y no quiero ayudarla a cometerlo¡±, dice, mencionando que las nupcias se celebrar¨ªan bajo el sol del verano de 2026. Nada puede hacerla cambiar de opini¨®n. Ni siquiera que el novio de su hija sea su primer amor, aquel chico que conoci¨® en la secundaria. Quiz¨¢ sea ese el problema: que el exmarido de la madre fue tambi¨¦n su primer novio, el del instituto, y que eso no evit¨® que le fuera ¡°infiel en serie¡±.
Seg¨²n detalla la madre, le hizo falta ¡°mucha retrospectiva y sanaci¨®n¡± para darse cuenta de que tanto ella como su expareja ¡°eran demasiado j¨®venes, inmaduros e inexpertos para que la relaci¨®n hubiera durado¡±. Ten¨ªan el coraz¨®n. Les falt¨® la cabeza. ¡°Yo quer¨ªa jugar a las casitas y no me importaba con qui¨¦n lo hiciera. ?l quer¨ªa jugar al golf, y un anillo de bodas no fue suficiente para detenerlo¡±, recuerda, cerrando su cavilaci¨®n con el emotivo recuerdo de un amor adolescente: ¡°?ramos demasiado j¨®venes para saber qui¨¦nes ¨¦ramos y qu¨¦ necesit¨¢bamos¡±.
¡°A veces perder¨¢n, a veces ganar¨¢n, pero...¡±
Con su relato sincero busc¨® la madre hacer cambiar de opini¨®n a su hija. Pero no ha sido capaz. ¡°Parece que lo ¨²nico que oye es que odio a su prometido. Creo que es un buen tipo, y no es con ¨¦l con quien tengo problemas. Es con lo j¨®venes que son¡±, reitera, haciendo hincapi¨¦ en la ruptura de su promesa y, por consiguiente, la negativa a dar 10.000 d¨®lares al matrimonio: ¡°Parece un precio alto por lo que realmente creo que ser¨¢ el error de su vida¡±.
El columnista de la citada cabecera, encargado de responder a quienes ah¨ª plasman su historia, no fue tan pesimista como la madre, a quien record¨® que cada uno tiene su propia historia, que dentro de los errores se halla la experiencia para no tropezar dos veces con la misma piedra y que, en definitiva, el camino de sus hijos lo hacen ellos mismos al andar: ¡°A veces perder¨¢n, a veces ganar¨¢n, pero siempre fue su juego¡±.
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