Waterloo certificado
En el Etihad se inform¨® del final de una era: el Madrid derrot¨®, y en varios momentos pareci¨® en condiciones de destruir al Manchester City.
Escondido en la nebulosa de una eliminatoria que nadie sospechaba cuando se estableci¨® el nuevo calendario de la Liga de Campeones, Real Madrid y Manchester City disputaron un partido que enfrentaba a dos equipos culpables de sus pecadillos durante la primera fase de la competici¨®n, mientras descansaban otros favoritos: Liverpool, Bar?a, Inter de Mil¨¢n, Arsenal¡ Todos ellos hab¨ªan hechos sus deberes. Sin embargo, ten¨ªa sentido que los dos ¨²ltimos ganadores de la Copa de Europa se enfrentasen en un momento aparte, a solas, despu¨¦s de tantos a?os de cuitas entre ellos. Ese partido albergaba un car¨¢cter simb¨®lico, algo m¨¢s trascendente que la clasificaci¨®n. Y as¨ª fue.
En el Etihad se inform¨® del final de una era: el Madrid derrot¨®, y en varios momentos pareci¨® en condiciones de destruir al Manchester City. Result¨® sorprendente que el equipo ingl¨¦s se colocara dos veces con ventaja, aunque el primer gol de Haaland vino precedido por una jugada extraordinaria, digna de los mejores tiempos del City. Incluso en ese momento, el brillante trazado previo al gol -la acci¨®n comenz¨® en el ¨¢rea inglesa y sigui¨® una ruta llena de complejidades perfectamente resueltas- no se correspondi¨® con lo que el City hab¨ªa hecho antes, ni con los que hizo despu¨¦s.
Esa jugada explic¨® lo que durante tantos a?os fue el equipo, pero ya no lo es. En cierto modo, el partido se puede interpretar como el corolario de lo que signific¨® la ¨²ltima gran batalla entre el Real Madrid y el Manchester City. Eso ocurri¨® en mayo de 2024, en unos cuartos que se resolvieron en la tanda de penaltis. Se impuso el Real Madrid despu¨¦s de soportar uno de los asedios m¨¢s angustiosos que se recuerdan en la Copa de Europa. Aquel City hab¨ªa ganado el torneo un a?o antes, despu¨¦s de golear al Madrid (4-0) en las semifinales. La Premier era suya por cuarta vez consecutiva. Por delante, para cerrar la temporada, le esperaba la final de la Copa inglesa. Su rival, el Manchester United.
El Madrid escap¨® vivo de aquel partido en un ejercicio de humildad futbol¨ªstica. Se defendi¨® como un gato y, encerrado en su ¨¢rea, resisti¨® el sitio. Se puede pensar en aquel partido como el escenario de uno de esos combates decisivos que cambian la historia: Waterloo, Stalingrado, Trafalgar, Lepanto. El Manchester City no es igual desde entonces. D¨ªas despu¨¦s, el United le super¨® en la final de la Copa inglesa. La lesi¨®n de Rodrigo, piedra angular del equipo, precipit¨® definitivamente la ca¨ªda.
El City no present¨® el martes cambios sustanciales con respecto al partido del pasado a?o en el Etihad. Ocho jugadores (Ederson, Akanji, R¨²ben Dias, Gvardiol, Bernardo Silva, De Bruyne, Haaland y Grealish) fueron titulares en aquella ocasi¨®n. Foden, que sustituy¨® a Grealish en la primera parte, tambi¨¦n figur¨® en la alineaci¨®n titular de aquel City. En apenas diez meses, apenas queda nada reconocible en la mayor¨ªa de esos jugadores. Est¨¢n desgastados despu¨¦s de a?os de excelencia, envejecidos la mayor¨ªa, agotados por tanto esfuerzo y exigencia, por seis Premier League ganadas, por un palmar¨¦s impresionante en Inglaterra, por las dur¨ªsimas campa?as europeas, con el Real Madrid por medio en muchos instantes inolvidables.
En el Etihad se concret¨® la idea sufriente del City actual. El equipo quiere, pero no puede. No le responde ni el cuerpo, ni el esp¨ªritu. La media de edad es alta y muchos de sus veteranos jugadores acusan una rigidez visible, De Bruyne a la cabeza de todos. Poco o nada queda del City que encerr¨® al Madrid en mayo y remat¨® 33 veces, por solo ocho del Madrid. Esta vez, el Madrid remat¨® 20 veces, por 11 del equipo ingl¨¦s, con una particularidad, m¨¢s del 50% de los tiros del Madrid significaban una ocasi¨®n clamorosa de gol.
Dos trenes pasaron, por tanto, en direcci¨®n contraria. El Madrid sigue joven y hambriento. Al City le toca reparar los profundos da?os que sufre, un trabajo arduo, dur¨ªsimo, que deber¨¢ de completar con rapidez. El f¨²tbol no espera a nadie. El Manchester United y el Milan, por citar a dos grandes cl¨¢sicos, lo saben mejor que nadie.
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