Tchouameni mengua en cada partido
El Madrid no conoce los per¨ªodos de transici¨®n. No existe el tiempo. Todo jugador que llega queda bajo el escrutinio severo de la cr¨ªtica y afronta la obligaci¨®n de cuajar desde el principio. Es un peso que fagocita a muchos, y que ahora soporta Tchoaumeni. La p¨¦rdida de estatus del centrocampista franc¨¦s, llamado a ser el reemplazo de Casemiro, qued¨® bien explicada en la visita del Villarreal. No le ayud¨® el contexto, convertido el partido en un ida y vuelta con peones desperdigados por el campo, pero ¨¦l tampoco hizo nada por invertirlo. Se le vieron las costuras en la presi¨®n y el repliegue, en la ocupaci¨®n de espacios y en las vigilancias a su espalda. Fue un jugador que nunca pes¨® en el encuentro, desubicado en todo el frente. Baena y Lo Celso le castigaron con sus apariciones por detr¨¢s, aunque es cierto que nunca cont¨® con el socorro de Ceballos y Alaba, horribles tambi¨¦n los dos. Adem¨¢s, perdi¨® la posici¨®n en demasiadas ocasiones, al salir a los costados o intentar anticipar sin corregir nunca despu¨¦s. En un mediocentro de su perfil son errores de m¨¢xima importancia que le exigen una renovaci¨®n completa de su rendimiento.
Todo el que vio el partido contra un Villarreal inmenso, al que da gusto contemplar, asisti¨® a la constataci¨®n del rumbo equivocado actual de Tchouameni. Con bal¨®n tampoco estuvo propositivo, medio escondido en la salida y sin remangarse en l¨ªneas m¨¢s adelantadas. En el ambiente de locura que tuvo la noche pod¨ªa haberse asomado con m¨¢s ganas, pero se impuso su timidez. As¨ª desaprovech¨® una oportunidad para restaurar su jerarqu¨ªa, no su titularidad, que se ha ganado sin discusi¨®n Camavinga en caso de que no sea lateral. Porque ah¨ª en la banda izquierda tambi¨¦n Chukwueze hizo a?icos a Nacho, incapaz de hacer frente a la tormenta futbol¨ªstica del nigeriano. El Madrid perdi¨® contra el Villarreal, una derrota de m¨ªnimas consecuencias clasificatorias, puesto que LaLiga ya la hab¨ªa dado por perdida, pero que le deja un regusto amargo. Sobre todo a Tchouameni.
El desorden
Alaba enloquece al salir de su sitio y Tchouameni se ve obligado a retrasarse. El problema es que ninguno opera con sentido defensivo. La l¨ªnea de pase siempre est¨¢ abierta para Chukwueze en medio de la desorganizaci¨®n blanca.