Redundante en los errores
En un partido que ped¨ªa derroche, el Madrid volvi¨® a correr menos. Al Arsenal no le impresion¨® el plan del rival, si es que exist¨ªa alg¨²n plan...
Todos los indicadores del Madrid revelaron un fracaso clamoroso en la vuelta contra el Arsenal, partido que refrend¨® punto por punto la superioridad del equipo ingl¨¦s en la eliminatoria. Ni remont¨®, ni estuvo cerca de conseguirlo. Hasta para las remontadas es necesario un plan a seguir. S¨®lo la hinchada se adhiri¨® a las instrucciones de rigor. Hizo su trabajo; el equipo, no.
El Madrid jug¨® mal y perdi¨® feo. R¨¹diger, que no fue el ¨²nico hiperventilado, acent¨²o su intempestivo rasgo y se emple¨® con aire de pandillero, en contra de los intereses del equipo. Lo ¨²ltimo que necesitaba el Madrid era un partido fragmentado, sin ritmo, dictado por faltas y protestas. Para ese perfil ya est¨¢ el VAR, artefacto letal que volvi¨® a cometer uno de sus destrozos habituales.
Se tardaron cinco minutos en resolver el agarr¨®n/no agarr¨®n de Rice a Mbapp¨¦, cuando se atravesaba un momento crucial del encuentro: fallo de Saka en el lanzamiento del penalti, inyecci¨®n general de adrenalina, fase inicial del partido y necesidad de que ocurrieran cosas, muchas y r¨¢pidas. Entr¨® el VAR y mand¨® parar. Cinco minutos de lamentable anticl¨ªmax.
A diferencia de otros excelentes equipos que han pasado un mal trago en el Bernab¨¦u, el Arsenal confirm¨® la impresi¨®n del primer partido. Arteta lo reflot¨® en un periodo cr¨ªtico del club y en las tres ¨²ltimas temporadas lo ha situado en la cabecera del f¨²tbol ingl¨¦s. Ahora avanza por Europa a toda m¨¢quina. Jug¨® con orden, inteligencia y autoridad. No le impresion¨® la atm¨®sfera del estadio, ni la propuesta del Madrid, si es que hubo propuesta alguna. Aunque Saliba cometi¨® un error infantil en el gol de Vinicius -el franc¨¦s tiene pinta de gran central, pero en esta eliminatoria ha propuesto un error grave por partido-, el Arsenal es refractario a la ingenuidad.
Raya, excelente portero espa?ol sin pasado en el f¨²tbol nacional, sali¨® del partido sin intervenciones de relieve. Ancelotti aline¨® tres delanteros y Bellingham, que tiene alma de delantero. El Arsenal ocup¨® el medio campo con Thomas, Rice, Odegaard, Lewis-Skelly ¨Cnominalmente lateral, pero en realidad centrocampista, y de los muy buenos¨C, Merino, que dio un curso magistral de eficacia y sentido t¨¢ctico, adem¨¢s de Saka y Martinelli, generosos en sus esfuerzos defensivos, todo lo contrario que los delanteros del Madrid.
En un partido que ped¨ªa un derroche del Madrid, el Arsenal recorri¨® ocho kil¨®metros m¨¢s. En Londres, sucedi¨® lo mismo: 14 kil¨®metros m¨¢s del equipo ingl¨¦s. De los 15 partidos que el Madrid ha disputado en esta edici¨®n de la Liga de Campeones, sus rivales han sumado m¨¢s kil¨®metros en 14. Son datos que acreditan la idea de equipo instalado en un sistema clasista: obreros y abejas reina. Tampoco es desde?able otro dato: en los enfrentamientos con sus pares en Espa?a y en Europa -dos veces con el Bar?a, Liverpool y Arsenal-, el Real Madrid ha perdido los cuatro partidos, 15 goles en contra y dos a favor.
Resumi¨® ante el Arsenal todos los defectos que le han caracterizado esta temporada. Ancelotti no ha dado con la tecla. Es casi imposible recordar un partido redondo del Madrid, a pesar de su colecci¨®n de estrellas. Gran jugador como es, Mbapp¨¦ no ha sido decisivo en ninguno de los partidos marcados en rojo por el madridismo, salvo en la eliminatoria con el City, mediatizada por la profunda crisis del equipo ingl¨¦s.
Las cr¨ªticas apuntan a Ancelotti, a quien probablemente le tocar¨¢ apearse del club en breve, pero la responsabilidad tambi¨¦n apunta a los jugadores, incapaces de acercarse al nivel que se espera de ellos, y al club, que se ha empe?ado en la v¨ªa francesa de bigardos a costa de debilitar la arquitectura creativa. Atr¨¢s, muy atr¨¢s, quedan los tiempos en los que se exig¨ªa la tripleta Modric-Kroos-James desde las alt¨ªsimas instancia del club.