?Gol de (un) Se?or!
Se va Jos¨¦ ?ngel de la Casa, nos queda la voz del f¨²tbol televisado de 30 a?os, tres d¨¦cadas de tantos partidos vistos y despu¨¦s so?ados...

Educado, respetuoso, elegante, riguroso, solo se salt¨® sus propios c¨®digos de caballero periodista, relator de cientos de partidos, una vez. Cuando un se?or grit¨® el gol de Se?or. Se va Jos¨¦ ?ngel de la Casa, nos queda la voz del f¨²tbol televisado de 30 a?os, tres d¨¦cadas de tantos partidos vistos y despu¨¦s so?ados, de goles irrepetibles los s¨¢bados en el encuentro ¨²nico de Liga, entre semana con las competiciones europeas, en las finales de Copa, y con el equipo de todos. Su voz acompa?¨® a la selecci¨®n de nuestras entretelas cuartofinalistas, la del ¡°Insiste Espa?a¡±, la que va del Peque?o Maracan¨¢ de Belgrado en 1977 a las primeras pol¨¦micas de La Roja de Luis Aragon¨¦s, incluido su ¡°Qu¨¦ desgracia, se?ores¡± del gol a Arconada en nuestra ¨²nica final de esos tiempos. Llev¨® el f¨²tbol de las narraciones de otra ¨¦poca (Mat¨ªas Prats, Miguel Ors, Jos¨¦ F¨¦lix Pons...) a la modernidad por el camino de la tranquilidad y, sobre todo, de la imparcialidad, del sentido institucional que se presume en la televisi¨®n p¨²blica. Prueba de su categor¨ªa, y se dice poco, es que sab¨ªa tanto o m¨¢s de atletismo, seis Juegos Ol¨ªmpicos en directo llevan su sello, que de balompi¨¦.
El f¨²tbol del pasado no es mejor, pero es el que llevaremos siempre encima, el tuyo y el m¨ªo. El de nuestra infancia y juventud. El f¨²tbol del sentimiento. Aquel f¨²tbol siempre ser¨¢ m¨¢s rom¨¢ntico, que dir¨ªa, con la palabra precisa, Jos¨¦ Luis Garci, que dedic¨® su glorioso libro Football Days a su amigo Jos¨¦ ?ngel de la Casa (y a M¨ªchel), con los que comparti¨® la aventura del Mundial de EE UU en 1994. En sus cr¨®nicas, Garci nos acerca a Tofo, apodo de Jos¨¦ ?ngel, Tofi?o de segundo apellido, y le retrata como buen futbolista en el Talavera, como compa?ero tranquilo de tertulia y terceros tiempos, y como el mejor instigador de esa vida de repuesto que es el f¨²tbol, magdalena proustiana de varias generaciones. Aquellas narraciones, como aquel f¨²tbol, tambi¨¦n son las nuestras.
El gol de Se?or que hizo la docena milagrosa a Malta, el de la celebraci¨®n de Tardelli con Sandro Pertini brincando en Espa?a 82, los cuatro del ¡®Buitre¡¯ en Quer¨¦taro, el remate postrero de Alfonso a Yugoslavia, el zapatazo de Nayim al Arsenal, la falta de Koeman en Wembley, el tanto de Mijatovic para la S¨¦ptima... Esos goles hist¨®ricos, recuerdos que nos acompa?ar¨¢n siempre, los marc¨® tambi¨¦n con su voz eterna el maestro Jos¨¦ ?ngel de la Casa.
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