El Madrid pesca en la borrasca
En Mestalla, el resultado se ajust¨® a los m¨¦ritos. Modric y Brahim quisieron ganar a toda costa y lo lograron...
Antes de que le llegue el juego, al Madrid le salen las cuentas. Comienza el nuevo a?o al frente de la clasificaci¨®n, posici¨®n insospechada no hace tanto, cuando el Bar?a pas¨® por el Bernab¨¦u y le abras¨® a goles. Sonaron los habituales tambores de guerra y la mirada cr¨ªtica se dirigi¨® a Ancelotti, que a estas alturas de la vida digiere esa clase de momentos como si fueran sopita.
En Mestalla, el resultado se ajust¨® a los m¨¦ritos de cada equipo. La expulsi¨®n de Vinicius no le sali¨® cara al Madrid. Con 10 jugadores, remont¨® el gol del Valencia, desperdici¨® un penalti y el VAR detect¨® que medio pie de Mbapp¨¦ se encontraba en posici¨®n ilegal en un gol que era un monumento al f¨²tbol. Cu¨¢nto peor, mejor para el Real Madrid, que mantiene su vieja divisa: pesca cuando m¨¢s amenaza la borrasca.
El partido dej¨® claves por todos los lados. El Valencia se vaci¨® y desorient¨® al Madrid en el primer tiempo. Fue el cl¨¢sico ejemplo de equipo que est¨¢ con el agua al cuello. Adem¨¢s no es un equipo cualquiera. En este siglo ha disfrutado de los mejores momentos de su historia -dos veces campe¨®n de Liga (2002, 2004), dos de Copa (2008, 2019) y doble finalista de la Liga de Campeones (2000, 2001)- y de los peores, cuando menos del periodo m¨¢s extenso de sinsabores, representados por el impresionante esqueleto de lo que iba a ser uno de los estadios m¨¢s lujosos de Europa, ahora vestigio de una p¨¦sima gesti¨®n que llev¨® al club a la ruina y a los aleda?os de la desaparici¨®n. Desde entonces, el Valencia vive consumido por los conflictos fuera y dentro del campo.
El Madrid dijo muy poco en el primer tiempo. Su defensa floje¨® m¨¢s de la cuenta, como ocurri¨® en el gol. Fracasaron todos los automatismos defensivos y a Ancelotti se lo llevaron los diablos. Dio orden de calentar a todo el mundo. Dos de los que calentaron fueron Modric y Brahim, decisivos en la victoria del Madrid. Tardar¨ªan en aparecer, pero su influencia fue instant¨¢nea, con el m¨¦rito a?adido del delicado momento que atravesaba el equipo: el Valencia resist¨ªa al asedio y Vinicius registraba una de sus melonadas.
Vinicius no jug¨® contra el Sevilla, ¨²ltimo partido de 2024, porque mont¨® un pitote improcedente en Vallecas. Se salv¨® de la expulsi¨®n por la gracia del ¨¢rbitro. En el primer partido de 2025 sali¨® expulsado por su irrefrenable tendencia al l¨ªo, aumentada por el paraguas de disculpas que siempre se escuchan a su alrededor. Es un gran jugador que, cada vez con m¨¢s frecuencia, se comporta como un consentido.
De nuevo se asisti¨® a un episodio m¨¢s de la serie Penalties a todo ritmo que protagonizan Vinicius, Mbapp¨¦ y Bellingham. Se reparten los papeles ante la extra?eza del personal, que se pregunta las razones de este minu¨¦. Esta vez se lo pidi¨® Bellingham, que hizo un Oyarzabal y le sali¨® mal. Ni enga?¨® al portero, ni llev¨® la pelota a la red. A todo esto, el partido picaba cuesta arriba para el Madrid.
El momento reclam¨® el tipo de intervenci¨®n que distingui¨® a Brahim y Modric. Al Valencia le pod¨ªa la asfixia. Jug¨® en deuda de ox¨ªgeno la mayor parte del segundo tiempo y las consecuencias se adivinaban en su creciente desorganizaci¨®n y en las malas decisiones que tomaban los jugadores. Brahim y Modric comprendieron la situaci¨®n. Buscaron la pelota como si les fuera la vida en cada una de sus acciones, una de ellas coronada por el gol: Brahim quit¨®, Modric marc¨®. Foulquier precipit¨® el de la victoria del Madrid. Consumido por el esfuerzo, regal¨® el bal¨®n a Bellingham. Detr¨¢s del ¨¦xito en Mestalla, dos suplentes decisivos: Brahim y Modric. Quisieron ganar el partido a toda costa y lo consiguieron.
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