?Qu¨¦ le vamos a hacer?

Siento desesperaci¨®n. Siento c¨®lera. Siento impotencia. Siento ganas de mandar a Didier Deschamps a su casa de Bayona en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s. Si el seleccionador galo tuviera algo de amor propio, esta misma ma?ana estar¨ªa escribiendo su carta de dimisi¨®n y la entregar¨ªa a Philippe Diallo, el presidente de la federaci¨®n. Seguro que no lo har¨¢. Porque se siente todopoderoso y sabe presumir de curr¨ªculum. Claro que ha sido un buen entrenador, pero hace tiempo que no parece influir nada en el juego de los ¡®Bleus¡¯ (anoche de blanco). Deschamps es un hombre del pasado que ya ha anunciado su marcha despu¨¦s del pr¨®ximo Mundial, pero que sigue aferr¨¢ndose a un puesto que ya no le conviene.

Lo veo como el m¨¢ximo y ¨²nico responsable de la derrota francesa de ayer contra Espa?a porque ha quedado evidente para todo el mundo que Francia tiene grandes jugadores. Hay mucha calidad y, en numerosas fases de este partido de la Liga de las Naciones, la imaginaci¨®n y el talento de mis compatriotas pusieron en enormes problemas a los espa?oles. Sin embargo, no se intuy¨® la mano del seleccionador en ning¨²n momento. No hubo ninguna respuesta t¨¢ctica a la superioridad de La Roja. Deschamps ya no sirve para nada. Con estos futbolistas, Francia no ten¨ªa derecho a recibir una lecci¨®n de f¨²tbol, aunque maquillase el resultado con bonitas haza?as individuales.

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